El Mandatario chileno enfrenta un punto de inflexión en el manejo de la crisis del Covid-19 tras el aumento explosivo de contagios: ninguna medida está descartada.

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17 de mayo de 2020, 9:24 AM
17 de mayo de 2020, 9:24 AM


¡¿Qué pasó?!”, preguntó con evidente preocupación la mañana del miércoles 13 el Presidente Sebastián Piñera durante la ya habitual reunión del comité de crisis de La Moneda en la que se definen las estrategias para enfrentar la pandemia del coronavirus.

Esa jornada, el gobierno tuvo que comunicar malas noticias: a 71 días del primer caso de Covid-19 en el país, debieron hacer público un salto en el número de contagios (2.660 casos), cifra que, según el gobierno, provocó “un quiebre” en la forma en que estaban enfrentando la crisis sanitaria y que obligó a un cambio drástico de la estrategia que estaban implementando.

“Las próximas semanas serán las más difíciles”, había dicho horas antes el Mandatario, vaticinando el escenario que le iba a corresponder enfrentar. En el gobierno aseguran que Piñera no se esperaba un aumento de contagios de esa envergadura.

Las malas noticias habían llegado al Presidente el martes en la noche, él y el ministro de Salud, Jaime Mañalich, son los únicos que reciben con anticipación los antecedentes del balance que se da cada mañana. Un críptico mensaje a los integrantes del comité político de La Moneda - “mañana se viene un día duro”- adelantaron que la jornada del miércoles marcaría un punto de inflexión en el manejo de la crisis sanitaria. Por eso, cuando Piñera interpeló al comité de crisis varios no se sorprendieron: “¡¿Qué pasó?!”.

La reunión del comité de crisis -compuesto por asesores de Presidencia, Mañalich, Gonzalo Blumel (Interior), Karla Rubilar (Segegob), Alberto Espina (Defensa), Raúl Figueroa (Educación), Andrés Couve (Ciencias) y los subsecretarios Arturo Zúñiga y Paula Daza-, según sostienen varios miembros de la instancia, fue una de las más tensas desde que se dio inicio a la pandemia. Y terminó con la decisión del Mandatario de decretar la medida sanitaria más restrictiva hasta la fecha: cuarentena total en 38 comunas de la capital, lo que corresponde al 90% de la Región Metropolitana.

La explicación oficial más recurrente -que el aumento de la capacidad de testeo era uno de los motivos del explosivo incremento en los contagios- quedaba corta a la luz de los hechos. Con casi igual cantidad de exámenes realizados, los un poco más de mil casos promedio diarios saltaron a sobre los dos mil. Llegaba el minuto de tomar medidas drásticas.

El nuevo escenario sanitario confirmó lo que desde la primera semana de mayo se había comenzado a instalar incluso en sectores del gobierno tras las primeras alzas en los contagios: que se habían adelantado en utilizar los conceptos de “retorno seguro”, “nueva normalidad” y “meseta”, ideas con las cuales se buscó transmitir a la ciudadanía que se comenzaría un retorno gradual de los funcionarios públicos al trabajo presencial, el regreso a clases y la reapertura del comercio. Todo en línea con armonizar el manejo de crisis con la idea de neutralizar las consecuencias económicas que provoca la “paralización” del país.

Uno de los efectos no calibrados de las “cuarentenas selectivas” por las que se había apostado hasta entonces fue que los sectores más vulnerables no estaban en condiciones de cumplir las medidas sanitarias con los niveles de efectividad requeridos. En ese sentido, admiten una falencia al no implementar estrategias distintas para comunas de los sectores más acomodados versus las más vulnerables.

Las certezas -las mismas que llevaron a que el Presidente impulsara con fuerza la idea de ir retornando a la nueva normalidad, tanto así, que él mismo en su última cadena nacional, del pasado 19 de abril, utilizó ese concepto e indicó que “el número total de enfermos activos está tendiendo a estabilizarse” y que “estimamos que a fines de abril o comienzos de mayo alcanzará su peak o máximo valor. Luego debiera empezar a decrecer hasta completar su ciclo de 12 semanas, hacia comienzos de junio”- comenzaban a desvanecerse.

Todo volvió a fojas cero enLa Moneda, se congeló el plan del regreso a clases, lo mismo con la reapertura del comercio y solo se mantuvo el retorno gradual de funcionarios públicos. Junto con eso, el discurso del gobierno se modificó.

“Efectivamente, el concepto de nueva normalidad es un concepto que no fue bien recibido en Chile y hay que reconocerlo con honestidad (…). Se interpretó como que nosotros podíamos volver mañana a hacer nuestra vida con relativa normalidad”, dijo el miércoles la ministra Rubilar.

Las declaraciones de la secretaria de Estado fueron el primer reconocimiento público de que los cálculos en el gobierno fallaron al instalar esas ideas. Eso sí, en Palacio no hay una opinión unánime respecto de si esos conceptos terminaron influyendo en el aumento de casos positivos como aludieron algunos personeros de la oposición y deslizaron en el oficialismo -previamente al aumento de casos- que podría ocurrir. En el gobierno, en todo caso, dicen que, si eso repercutió, fue en menor medida, pero admiten que Piñera ha reconocido que tuvieron un paso en falso.

La rutina


Si bien el ánimo del Presidente no se compara con el que reflejaba en los momentos más duros del estallido social -en que se veía más abatido y sorprendido frente a los hechos-, en La Moneda reconocen que esta semana ha sido la más compleja para Piñera desde que comenzó la pandemia. Se le ha visto más preocupado, pues sabe de la importancia del manejo de la crisis para su evaluación final. Por lo mismo, ha dividido su rutina diaria en dos: su agenda tradicional y la del Covid-19.

Piñera llega de lunes a viernes, cerca de las 7.40, a La Moneda. Los primeros 15 minutos, el Jefe de Estado prepara sus papeles, lee las alertas que le entrega el equipo de Presidencia y revisa sus tareas del día. Luego, ingresa a una reunión, en el comedor presidencial, con el equipo de Presidencia y del Minsal: Mañalich, Daza y Zúñiga.

Ahí, revisa el informe con el balance del número de contagiados. A las 8.30 ingresan los otros ministros integrantes del comité de crisis.

Con todos presentes, comienza el debate. Los ministros comentan cuáles son los posibles flancos para enfrentar y Piñera, en más de una ocasión, se molesta con alguna de las autoridades y les exige mayor precisión en la entrega de datos. En la parte final de los encuentros, ingresa el director de la Secom, Christian Rendic, y se comienza a preparar el punto de prensa. Los miércoles, en tanto, se revisan las cuarentenas y participa la subsecretaria de Prevención del Delito, Katherine Martorell.

Los días complejos de la semana que terminó obligaron al Mandatario a intensificar sus reuniones. Según afirman en Palacio, Piñera sostuvo encuentros virtuales con más de 200 personas. Hubo jornadas con más de dos citas por día y la mayoría fueron grupales. Así, dialogó con economistas, analistas, políticos, científicos, con los expresidentes de la República (Michelle Bachelet, Eduardo Frei y Ricardo Lagos), la OMS e, incluso, con rostros de televisión.

El interés del Mandatario fue recoger la mayor cantidad de opiniones de diversa índole: datos duros, estudios comparativos, manejo de la crisis, impresiones de la recesión económica y el futuro del país poscoronavirus. Además, en La Moneda sostienen que Piñera quiere personalmente comunicar a determinadas personas las decisiones que ha ido implementando y así aunar posturas detrás de las decisiones del gobierno.

En la mayoría de los encuentros, el Jefe de Estado realizó un balance sobre el manejo de la crisis, las medidas que ha ido implementando e insistió en las razones de por qué no puede destinar todos los recursos fiscales de una sola vez para medidas sociales: “No hay certeza de cuánto pueda durar la pandemia”, ha dicho en más de una oportunidad.

En ese sentido, en el gobierno aseguran que, si bien está más exigente que antes, está “más receptivo” que de costumbre, incluso, una fuente de Palacio comenta que ha conversado directamente con la presidenta del Colegio Médico, Izkia Siches, quien ha sido crítica de la estrategia del gobierno y con quien se gestionó un encuentro. Asimismo, llama constantemente a los presidentes de partidos de Chile Vamos y alcaldes. También le pide consejos a Cecilia, la segunda de sus cuatro hijos, quien es jefa de la Unidad de Infectología del Hospital Dr. Exequiel González Cortés.

¿Todo el país en cuarentena?


En Palacio gustan de Game of Thrones, la popular serie de TV, tanto que la frase “winter is coming”, emblema de la Casa Stark y que alude a que hay que estar preparados para lo malo, es la primera respuesta que se viene a la cabeza de una autoridad de gobierno cuando se piensa en los siguientes meses.

Otra fuente de La Moneda sostiene que Piñera quedó muy impactado cuando el fin de semana se contagió un funcionario administrativo de Palacio y -también- un miembro de la prensa que cubre las actividades de gobierno. La misma fuente sostiene que ambos episodios fueron una suerte de cable a tierra de que los contagios habían aumentado de manera explosiva.

Todo está sobre la mesa en este momento, y si bien la apuesta de Piñera es lograr que con la cuarentena total en 38 comunas de la capital -que se inició el viernes a las 22 horas- se aplane la curva, se vuelva a un promedio de contagios cercano a los mil diarios y se evite que colapse el sistema de salud- ya se piensa en medidas más drásticas. “Si nuestros indicadores de protección de la salud de las personas nos lo indican, decretaremos, por supuesto, la cuarentena total en la Región Metropolitana e, incluso, en todo el país de ser necesario”, dijo Rubilar el viernes 15.

La posibilidad de una cuarentena total en el país se ha evaluado y en ningún caso descartada, sostienen en el gobierno. Eso sí, recalcan que es una medida que es resistida por el impacto que generaría en el país.

Por esta misma razón, esperan que las nuevas medidas sanitarias surtan efecto, y una de las estrategias para cumplir ese objetivo será intensificar los llamados a la responsabilidad individual en la contención de los contagios y en desplegar un inédito plan de fiscalización durante los días del confinamiento total. (Tomado de La Tercera-Chile)