Cuando comenzó la pandemia, adecuaron sus servicios y habilitaron espacios especiales para el tratamiento de pacientes con Covid-19 en todas las etapas de la enfermedad. Dos meses después, la atención se mantiene en ese nivel, pero las dificultades han ido creciendo

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27 de mayo de 2020, 1:29 AM
27 de mayo de 2020, 1:29 AM

Al principio de la pandemia en Bolivia, el Ministerio de Salud indicaba que los centros médicos en el país tenían capacidad para atender a 252 pacientes por coronavirus y existían 35 unidades de terapia intensiva. En ese momento, las clínicas privadas no estaban contempladas como centros para recibir pacientes con Covid-19, situación que fue cambiando en el transcurso de los días y a medida que aumentaba el número de contagios.

El panorama planteaba un gran desafío para varios emprendimientos privados del sector salud en Santa Cruz de la Sierra, que tuvieron que adaptarse a la emergencia sanitaria y hoy están viendo como la alta demanda de atención está superando su capacidad de infraestructura y de atención.

En la clínica Niño Jesús tuvieron que ver la forma de ampliar sus dos instalaciones, una en la calle Ballivián y la otra en la avenida Cañoto, esquina Rafael Peña.  

Cuando comenzó la pandemia, contaban solo con la posibilidad de atender emergencia y no internación. “La situación se agravaba y teníamos pacientes que precisaban de un seguimiento a la enfermedad. Entonces nos vimos obligados a hacer refacciones en ambas clínicas”, explicó la responsable de administración Moira Yépez.

En el edificio de la Ballivián comenzaron con tres camas de terapia para Covid-19 y ocho camas de hospitalización, tanto para pacientes de seguros particulares, como para pacientes privados. En el caso de la Cañoto, a principios de mes, se encontraron con muchos pacientes en emergencia y tuvieron que trasladarlos a la Ballivián, donde es más cómodo y accesible para atender a pacientes que requieren un mayor cuidado de bioseguridad.  

Yépez comentó que en esos primeros días también se vieron sorprendidos por el alza de precio de los materiales de bioseguridad e insumos de hospital. “Hoy eso se ha facilitado, gracias al trabajo de empresas bolivianas, que empezaron a crear barbijos, mamelucos, gorros y otros implementos”, añadió.

En la clínica Santa María cuentan con seis camas de terapia intensiva habilitadas con sus respectivos respiradores. Actualmente, las seis están ocupadas. El tercer piso del edificio, situado en la avenida Viedma, está reservado para casos positivos Covid-19 pero que no revisten gravedad. Esa área cuenta con ocho camas para los que están confirmados positivos y nueve camas restantes para los sospechosos.

Un gran porcentaje de los pacientes de la clínica vienen del norte, es decir, Montero y Warnes, debido al convenio que sostiene con la Caja de Salud Cordes, en la que se encuentran asegurados los trabajadores de diversos ingenios azucareros. También prestan servicio al Sinec y al Seguro Social Universitario, además de atender a muchos pacientes particulares.

El administrador de la clínica, Diego Peña, comenta que al contar con poco espacio en las salas UTI se les presenta un conflicto cuando a los pacientes de las otras áreas se les complica su estado.  

“Tenemos 17 camas en el tercer piso y seis en la planta baja. ¿Qué pasa si se descompensa alguien del área de positivos y debemos llevarlo a terapia, donde todo está lleno? Nos vemos obligados a trasladar al paciente a otro centro de salud. Tal vez se lo pueda reanimar en su misma cama, pero cuando necesita respirador es grave la cosa”, menciona Peña.

“Es lo que mucha gente no está entendiendo. Nos cuestionan porque hay más capacidad arriba que abajo. Pero esto es lo que ha pasado en Madrid, en Roma, en Bérgamo, en Nueva York y está pasando en Santa Cruz. En todo el mundo, los hospitales están saturados”, añade el encargado, que considera fundamental que se hagan los test rápidos en todos los centros de salud.

En la clínica privada Amec, situada por el Avión Pirata, no cuentan con sala de terapia intensiva, pero tienen autorización de brindar el servicio de emergencia a los pacientes sospechosos de Covid-19. “Se le toma la muestra al paciente y, si es positivo, ese rato se lo aísla y se llama al personal del Sedes para que se encuentre un espacio en otro centro de salud”, explicó Liliana Tufiño, responsable del equipo de enfermeras de la clínica, que tienen todos los equipos de bioseguridad para atención de enfermos con coronavirus.

La Clínica Foianini ha desarrollado un protocolo de respuesta rápida para la atención de casos sospechosos de coronavirus, implementando las medidas necesarias para brindar atención que reduzca el riesgo de transmisión a otros pacientes o al personal de salud.

“Desde un comienzo hemos atendido casos sospechosos de coronavirus, incluso en el área de emergencias, algunos de ellos se confirmaron como positivos y, de acuerdo con las normas internacionales de manejo de pacientes que son coincidentes con las normas determinadas por el Gobierno, los casos leves pueden ser derivados al domicilio para hacer un seguimiento. Además de que el Sedes se comunica con los casos positivos en el domicilio para hacer un seguimiento, la clínica a su vez ha tomado la responsabilidad de contactarse telefónicamente con los casos sospechosos hasta su confirmación de negativo, y con los positivos hasta que se los dé de alta", explicó el gerente general e infectólogo, Rodolfo Quirós.

También indicó que, en caso de requerirse internación, la clínica cuenta con todas las medidas para el aislamiento.