Los diseñadores bolivianos Éricka Suárez Weise y Luis Daniel Ágreda coinciden en que la ropa debe ser atemporal. El productor Alfredo Solares teme por el desempleo en esta industria

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4 de junio de 2020, 12:07 PM
4 de junio de 2020, 12:07 PM

El coronavirus paralizó el mundo, incluida la industria de la moda que dejó de producir y de mostrarse en desfiles. Los diseñadores expresan que se viene un nuevo concepto del vestir. Creen que los millonarios fashion show y gastos en lujos no son necesarios en una sociedad que ahora tiene otras prioridades.

El encierro por la pandemia ha hecho que los creativos diseñen nuevas estrategias y principalmente visualicen una forma diferente de vestir, ya sean prendas de gala o de calle, para mujeres y para hombres. Quieren sacudirse, dejar de lado los conceptos tradicionales de producir cinco desfiles al año, primavera-verano, otoño-invierno, crucero, preprimavera y preotoño, y dejar solo dos que no sean estacionales, apuntó Alessandro Michelle, director creativo de la casa Gucci.

Coinciden con él Giorgio Armani y Saint Laurent, quienes también creen que la moda debe reinventarse, dejar los patrones antiguos y vivir la realidad. Dicen que el coronavirus dejó al descubierto que el mundo tiene necesidades muy desprotegidas. Que la vida, la salud, la alimentación y la educación son más importantes que cualquier concepto de vestir bien o mal.

La mirada nacional

El diseñador boliviano Luis Daniel Ágreda considera  que el coronavirus ha sido el 'estatequieto' que necesitaba la moda para replantearse muchas cosas, entre ellas la aceleración del fast fashion, prendas que salen rápidamente de la pasarela para ir a las vitrinas de las tiendas, debido a que las marcas estaban casi obligadas a presentar hasta seis colecciones al año, sin importar si la calidad era óptima, si había ética en la cadena de valor de la producción de prendas y si la huella ecológica dejada era grande.

"Es tiempo de retomar la producción de prendas de mejor calidad y más durabilidad, de promover un consumo consciente y el sentido colaborativo de las marcas con artesanos, artistas y costureros. Se debe plantear la reinvención de la moda desde la sustentabilidad y sostenibilidad", expresó Ágreda.



Por su parte, Éricka Suárez Weise explicó que la pandemia denotó un problema que ha ido creciendo con los años, como es la oferta constante de nuevas colecciones. "Miles de toneladas de ropa se producen por año, generando una cantidad enorme de basura en el planeta. A esto se suma el trabajo esclavo en la gran industria de la moda para lograr precios bajos", comentó la diseñadora nacional.

Sobre la propuesta de la casa Gucci explicó que es un reflejo de lo que ya estaba sucediendo en el mundo de los diseñadores independientes, como ella. Cuenta que muchos dejaron de trabajar alrededor de calendarios oficiales y de las tendencias del momento, para adaptarse a un ritmo más sostenible de producción y consumo. "De esa manera alargamos la vida útil de nuestras creaciones", afirma Suárez Weise.

Esta creativa de la moda espera que la crisis del coronavirus cambie los hábitos de consumo, priorizando la compra de prendas de mayor calidad, que se puedan usar en cualquier época durante varios años.



Otra mirada

Por otro lado, el comunicador social y productor de moda Alfredo Solares comenta que el riesgo que se corre con el nuevo orden mundial de la moda es que puede generar un  hecho negativo en los índices numéricos de la industria. "Al disminuir las colecciones de moda por año afectará desde la contratación de personal manufacturero, productores, publicistas, gente que trabaja en revistas, agencias de modelos. Será un efecto claro de que el índice de desempleo llegará a todos los sectores de la población", dijo.

Sin embargo, cree que las reflexiones que ha dejado la pandemia ha permitido meditar a los grandes diseñadores, que la moda es una pasión y no un desenfreno desesperado de acaparar las pasarelas mundiales con fines mercantilistas. Cree que la elegancia no se debe regir por temporadas, que el buen vestir no depende de una prenda, sino de la forma de ser de las personas.