Opinión

Sociología de la Pandemia

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23 de junio de 2020, 10:24 AM
23 de junio de 2020, 10:24 AM

La Pandemia ha paralizado el mundo, estadísticamente se contabilizan 466.548 muertes por el virus chino, paradójicamente tiene la facultad de denunciar las condiciones de los sistemas de salud y lo más importante la aptitud social y política de una sociedad. Es aquí donde se verifica la capacidad de respuesta de las sociedades, las variables cultura, cohesión social y cualidad política juegan un rol fundamental, las élites políticas y económicas – hay que decir que estrictamente hablando no tenemos élites en Santa Cruz, cuando existen, tienen ciertos liderazgo, dirección, control, organización y planificación de la sociedad a mediano y largo plazo - debido a la función que deben cumplir unas obligadas por ley y legitimidad y otras por necesidad, son definitorias de vida o muerte para una sociedad.

Hay que decir que en tiempos “normales” todo esto no se nota demasiado, pasa desapercibido y básicamente no le interesa a nadie. Es en circunstancias como esta, en estado de guerra o rebelión popular cuando una sociedad se muestra como realmente es, cuando los grupos, estratos y facciones de clase se muestran ante los otros como son realmente, mientras más grave y aguda la crisis, más los mitos y supersticiones sociales desaparecen, tanto como autopercepción cuanto como la percepción entre etnias, regiones y clases. Así maduran las sociedades, así ha sido en todas partes, por eso se dice que “el autoconocerse es ya casi vencer”.

Y es a los detentadores de la administración pública, del aparato del Estado, a “los políticos profesionales, los que viven de y para la política, o una de dos” (Weber) a quienes el pueblo les pasará la factura, simplemente porque la gente entiende que son ellos los que debieron y deben gestionar los servicios de salud, la cruda realidad de la muerte, la corrupción y el abandono es mal visto, ya es un sentido común en la sociedad; si hay una virtud de las crisis, es esta. 

En suma, los gobiernos municipal, departamental, ni central, tienen capacidad de reacción ante la crisis de la pandemia, y es fácil de entender porque la tradición y la costumbre muestran que los políticos profesionales jamás se enfocaron en la gestión de los servicios de salud, más bien los han olvidado. Por tanto, no existe ninguna experiencia ni vocación en la cultura política en este sentido, de hecho y es otra ley sociológica, la cultura o mentalidad transitoria de las sociedades es históricamente construida y lo más difícil de cambiar.

El campo político es conservador y está taponando el progreso, Santa Cruz y Bolivia necesitan una renovación generacional y sobre todo de las ideas, de la cultura, una renovación intelectual, moral y política que nos saque “de la infancia de la humanidad” en la que estamos hundidos ya hace mucho tiempo y vendrá otra vez de la sociedad civil que tiene esa disposición.

     

   





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