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Encrucijada

25 de junio de 2020, 2:53 AM
25 de junio de 2020, 2:53 AM

Nos estamos muriendo, literalmente, y nuestra clase política debate sobre elecciones.

Parecería que ponerse del lado de un bando es fácil. Paraguay postergó sus elecciones municipales por un año y ese es el tiempo en el que no tendrá que preocuparse por ellas. Mientras, se dedicará a afrontar la pandemia.


Que los bolivianos sigamos ese ejemplo es bastante complicado. El primer gran detalle es que, técnicamente, ya no tenemos autoridades elegidas mediante el voto. Todas cumplieron su mandato constitucional, unas en enero y otras en mayo, así que estamos con interinos que, gracias a una ley de prórroga de mandato, siguen desempeñando sus funciones, y ganando en consecuencia. Más aún… el primer cargo público del país, el de la Presidencia, es ejercido por una persona que no fue votada para esa responsabilidad. ¿Es coherente extender esa situación?


En un país con cultura política mediana, sí. Podríamos extender el mandato un año, como Paraguay, y tendríamos que concentrarnos en adaptarnos a una vida con coronavirus pero, lamentablemente, la tradición política boliviana se caracteriza por un ejercicio del poder manchado por errores y corrupción.


¿Podemos estar tranquilos mientras tenemos a un gobierno nacional que no ha terminado de aclarar los procedimientos para la compra de insumos médicos supuestamente con sobreprecio? Esa es apenas una de las razones que yo tengo para cuestionar a la actual administración, amén de otros errores que advertí durante su más de medio año de ejercicio del poder.


A eso hay que agregar a “los otros”; es decir, las autoridades con mandato completado, pero que siguen ejerciendo. ¿Podemos seguir con un parlamento de conspiradores?, ¿y los asambleístas departamentales que tenemos?.. ¿y los concejales? En el caso que conozco directamente, en Potosí, la gente está a milímetros de salir a las calles a sacar a patadas a los munícipes que nos condujeron a una situación tal que actualmente tenemos dos alcaldes, ninguno elegido por el voto popular.


Con ese panorama, se hace urgente llamar a elecciones para darnos la oportunidad de tener mejores autoridades pero… ¿y el coronavirus? ¿Será prudente salir a votar, en un solo día, hacer fila y provocar aglomeraciones? Si fuera por nosotros, tal vez podríamos responder que sí, pero resulta que los políticos están forzando la fecha por sus propios intereses.


Estábamos en una encrucijada, sin saber qué conducta seguir, pero los políticos nos quitaron hasta eso. Ellos tomaron la decisión y ya se fijó la fecha para las elecciones.

Nos quitan el derecho a decidir y quieren que vayamos a las urnas precisamente a eso, a decidir. Su sinvergüenzura no tiene límites.

     

(*) Juan José Toro es Premio Nacional en Historia del Periodismo.