El arzobispo de Santa Cruz presidió la misa dominical en una catedral vacía. Resaltó el pedido de humildad que se revela en las lecturas

5 de julio de 2020, 8:24 AM
5 de julio de 2020, 8:24 AM

Monseñor Sergio Gualberti, arzobispo de Santa Cruz, remarcó en su homilía dominical la importancia de ser humilde y confiar en el Señor. Frente a “los tiempos de dolor y sufrimiento” que se vive por la pandemia de coronavirus, este domingo se convierte en un llamado “para reavivar nuestra esperanza”.

Desde que arrancó la cuarentena por el Covid-19, y cumpliendo las disposiciones sanitarias, las eucaristías se celebran sin la asistencia física de los fieles. Gualberti, a través de atril, se dirige a la comunidad católica, que sigue la misa por las redes sociales y los medios de comunicación.

El amor es un privilegio de Dios hacia los pequeños, los pobres, los humildes; los que no son tomados en cuenta en el mundo de los poderosos”. La reflexión dominical incide en la relevancia del mensaje de amor que Jesús comparte con los más humildes, “un mensaje que no se impone por la fuerza”, expresó.

“Contrasta la mentalidad del mundo que exalta a los poderosos”, afirma el arzobispo. Desde las lecturas, Dios proclama su predilección para “que los pobres participen de su plan de vida”. Por ello, el prelado remarcó en diversas oportunidades la importancia de “poner la confianza en la infinita bondad de Jesús”, un acto que requiere de actitudes humildes y desprendidas.

Con un hablar sereno y firme, Gualberti teje una relación entre los textos bíblicos leídos en la misa y algunos pasajes de la actualidad. Sin hacer referencias puntuales, sino más buen con una mirada abierta, califica como “lógica discriminante del mundo” la predilección que muchas personas tienen por el poder.

El Evangelio de San Mateo, correspondiente a este domingo, alude al yugo que nos vincula con Dios. “Mi yugo es suave y mi carga ligera no sólo es un símbolo de exigencia, sino que se convierte en un signo de unión con Él”. Gualberti remarca que, con “amor, misericordia y compasión” podemos lograr que este transitar por la pandemia sea liviano y fácil.

Al concluir la homilía, monseñor Gualberti insistió que junto a Dios “debemos tener miedo y confiar en Él. El Señor es fiel en todas sus palabras y bondadoso en todas sus acciones”.