El Jefe Nacional de la Unidad de Epidemiología del Ministerio de Salud dice que el pico de la enfermedad se dará a finales de agosto o principios de septiembre.

17 de julio de 2020, 17:28 PM
17 de julio de 2020, 17:28 PM


Hoy la canciller Karen Longaric informó que Bolivia será uno de los primeros países en beneficiarse, "a un menor precio o quizás gratuitamente", de la vacuna contra el coronavirus en la que trabaja la Universidad de Oxford, ¿cuál es este proceso que se está llevando a cabo para obtener la vacuna?

La canciller ha expresado una comunicación que se tiene con la universidad a través de las relaciones internacionales para poder optar por esa vacuna y estar entre los primeros países en tener acceso. Es una gestión muy importante para nosotros. Creo que avizoramos una posible solución si esto se diera. Por otro lado, también tenemos convenio con el Organismo Andino de Salud, junto con los ministros de salud del área, que nos hace miembros del convenio Hipólito Unanue que está negociando con el fondo regional de la Organización Panamericana de la Salud, para optar a tener la vacuna lo más pronto posible, para hacer una adquisición, digamos regional y no particular. Son varias formas y varios caminos para contar con vacunas en cuanto estén disponibles. Estamos yendo por muy buena senda en este aspecto.

Reportes internacionales indican o especulan que hay decenas de vacunas que podrían dar a luz en agosto, o en septiembre, incluso hasta fin de año. ¿Cuál es su expectativa en cuanto a los tiempos?

Hay 12 vacunas, según tengo entendido, que están en pruebas, a mediano plazo e incluso a mediados del próximo año. Estamos haciendo un seguimiento muy importante, para optar por la mejor opción y alentamos la esperanza de que esto pueda dar resultado, porque sería como más o menos proyectamos, es decir, un poco de sacrificio de nuestra población, ojalá podamos tener dos meses más de extremar las medidas de precaución para después tener la medida de prevención efectiva que es la vacuna. También estamos ya teniendo tratamientos efectivos, bastantes protocolos que también se realizaron en otros países. Como ya lo dijo alguna entidad científica, no estamos como en febrero o marzo. Hoy tenemos mucho arsenal terapéutico, mejores condiciones, pero es importante que la conducta de la población acompañe todas estas medidas.

¿Estamos en el pico de contagios?

No. Estamos yendo hacia él. El pico se dará a finales de agosto o principios de septiembre, es nuestra proyección. Nosotros proyectamos unos 130.000 infectados (Bolivia tiene unos 55.000). Por eso quiero remarcar que no se han cumplido las medidas de prevención. Por ejemplo: que todas las personas mayores no debieran salir de su casa, todas las personas con enfermedad de base no debían salir de casa, todos los jóvenes menores de 18 años no debían salir de su casa, todas las mujeres embarazadas, todas las madres que tienen niños, etc.
Ha habido una serie de restricciones que hemos planteado y que al inicio se han respetado, pero después no. Puede ver que lo que le digo no se está cumpliendo y es necesario remarcarlo.

La diferencia respecto al índice de contagios en diferentes regiones, ¿a qué se debe?

Hay diferencias marcadas entre diferentes regiones. De hecho, en Santa Cruz por la expansión tan grande que tiene, obviamente que es alentadora su tasa de recuperación, es decir los pacientes dados de alta, así como también la baja tasa de letalidad, pero en relación con el número de casos la tasa de letalidad resulta muy importante, porque tienen más de la mitad de los fallecidos del país. Preocupa la aceleración que está teniendo la enfermedad en Potosí, La Paz y Cochabamba, que son regiones que están empezando a tener un mayor registro de casos y no vemos medidas muy adecuadas que se estén realizando para cortar esa transmisión.

¿Su preocupación mayor es el comportamiento de la gente?

Todo lo que le he mencionado, el uso del barbijo en forma inadecuada, por ejemplo, lo utilizan como un pasaporte para caminar, colgado de la oreja, en el cuello, en la boca, en el mentón, pero no en la nariz. No lo ven como un medio de prevención, sino solamente como una exigencia cultural, por decirlo de alguna manera. No es una conciencia del uso como elemento de prevención. El distanciamiento social tampoco se cumple. Más los aspectos que le he mencionado.
Quiero destacar que se han identificado las fuentes de transmisión como son los mercados, es donde generalmente la gente incumple las medidas y donde se está propagando la enfermedad con mucha rapidez, y finalmente los servicios de salud donde hay alta concentración de la carga viral y es donde debe utilizarse obligadamente las gafas, así como también en los espacios cerrados.

¿El virus se mantiene en el aire?

Se ha establecido que sí. El virus queda en el aire durante 20 minutos o más. Por eso hay que tomar precauciones.

El tema de la altura y los rayos ultravioletas que se ha hablado bastante, ¿incide en la fuerza o en la carga viral de este nuevo coronavirus?

Tenemos gráficos que muestran cómo se está acelerando la enfermedad en La Paz, Oruro, Cochabamba y Potosí. Rápidamente, mucho más que en Santa Cruz. Esa es una aseveración seudocientífica. El virus permanece en el organismo humano, en el aparato respiratorio a 37 grados centígrados en todo el mundo. En Alaska, en África, en Ecuador y en Bolivia. Seguramente que cuando se escupe en la calle en La Paz los rayos ultravioletas podrán eliminar el virus, pero no dentro de las casas, en las superficies internas. Esa aseveración ha causado una falsa seguridad que ha perjudicado mucho la aceleración de la pandemia en estas regiones.

Cómo infectólogo y profesional de la salud, ¿qué es lo que más le preocupa en estos momentos por lo que pudiera ocurrir en Bolivia respecto al coronavirus y a esta pandemia?

Quisiera hacer un llamado a toda la población boliviana, que pensemos que esta enfermedad está afectando a todos, tenemos muchos casos y muchos fallecimientos y que este es el inicio de lo que podría ser un desastre biológico que no vamos a poder paliar.

¿El inicio?

Sí, el inicio de un desastre de una pandemia explosiva que puede llevarnos a estar como Chile, Perú o Estados Unidos, donde ya no se puede paliar con nada la situación.