Las autoridades de salud recomiendan tomar todas las precauciones a las personas, aunque crean que no son portadoras de la enfermedad. No cuentan con una cifra aproximada de gente asintomática en Bolivia. El más reciente ejemplo del riesgo ocurrió en una fiesta de 50 jóvenes en Santa Cruz

El Deber logo
18 de julio de 2020, 18:21 PM
18 de julio de 2020, 18:21 PM

La Policía intervino la noche del viernes una fiesta donde se encontraban 50 jóvenes. La alcaldesa Angélica Sosa indicó que se realizaron pruebas rápidas y se detectaron dos casos positivos de Covid-19, razón por la cual todos ellos permanecerán por 14 días en aislamiento.​​ 

Muchas personas calificaron la actitud de estos jóvenes de irresponsable, debido al riesgo al que cada uno se exponía al acudir a un lugar con tanta concurrencia y exponiéndose al contagio.

Lo que pocos mencionan es que ese mismo riesgo está latente desde el primer día de la pandemia en Bolivia y se acentúa en un tipo de personas: los asintomáticos.

“El problema es que al ser una fiesta están todos expuestos. Y lo más probable es que la mayoría no usaba barbijo. En este caso corresponde realizar un tamizaje a todos, porque el riesgo es alto”, asegura el epidemiólogo del Sedes Boris Chang.

De hecho, las fiestas en bares y discotecas se encuentran entre las actividades y sitios considerados de riesgo máximo por las autoridades de salud, junto con los hospitales, el transporte público, las reuniones con familiares y amigos, los eventos religiosos, los eventos masivos, las plazas, los mercados y los gimnasios.  

Utilidad

La falta de síntomas frente a una patología activa conlleva un riesgo tanto para las personas infectadas como para el público.

Las recomendaciones actuales alientan a los pacientes a quedarse en casa si son asintomáticos, lo que hace que la presentación tardía al hospital y la muerte súbita se conviertan en un riesgo.

Y también está el problema de la salud pública, ya que cerca del 40% y 45% de la gente infectada con Covid-19 es asintomática, con una carga viral igual de alta que la de aquellos que están activamente enfermos.

Si se le añade el índice de falsos negativos de hasta un 20% en pruebas diagnósticas a personas, en principio sanas, para distinguir aquellas que probablemente estén enfermas, la escala del problema se magnifica.

No obstante, el doctor Chang considera que las pruebas siguen siendo útiles en cualquier etapa de la enfermedad, a pesar de que en los primeros días se pueda correr el riesgo de presentar falsos negativos.

Mientras más pruebas se hagan, más se podrá detectar si uno tiene la enfermedad y se tomarán las debidas medidas, como el aislamiento. Lamentablemente, la cultura que tenemos no lo permite, los latinos somos reacios a hacernos pruebas, somos incrédulos, creemos que estamos sanos, que no nos va a pasar nada y salimos como si nada a la calle. Es muy complicada la situación”, expresó Chang.

Falsos negativos

Lo que parece más complicado es contar con una cifra aproximada de cuánta gente asintomática hay en Santa Cruz y en Bolivia.

El jefe nacional de Epidemiología, Virgilio Prieto, afirma que este dato es difícil de obtener porque un contacto que uno considere asintomático puede no ser positivo. “Los primeros tres a cinco días las pruebas no dan resultados positivos, por el contrario, la mayoría dan falsos negativos. Todos los casos descartados oficiales han sido realizados con pruebas de laboratorio, de esos no sabemos, de verdad, cuantos eran asintomáticos, porque los primeros días no da positivo y los anticuerpos aparecen recién el séptimo día”, explicó Prieto.

El especialista recomendó a la gente esperar y no hacerse pruebas antes de los cinco primeros días. “Si tiene alguna sospecha o si presenta algún síntoma, inicie tratamiento; si no lo tiene y ha sido contacto, que se empiece a cuidar. Mejor es actuar como si fuéramos positivos y no serlo, que no hacer nada y al final terminar siéndolo”, añadió.

Estimación

Para tener una estimación del nivel de una epidemia, los especialistas se basan en lo que se conoce como el nexo epidemiológico. Al respecto, Prieto recuerda que en 2009 había 5.000 casos por semana de dengue, pero “no había laboratorio que aguante”. “¡Quién iba a leer tantas muestras! Lo que se hacía era, cada diez casos, una prueba, entonces, los parientes que se enfermaban ya eran considerados casos, sin necesidad de hacer pruebas”, contó.

El epidemiólogo defiende la calidad de las pruebas que ese están procesando en los laboratorios del país. 

Las más efectivas son la de PCR. Las pruebas rápidas generan dudas, sobre todo si se toman en los primeros cinco días de síntoma. Y el gran riesgo está en esa gente que se toma pruebas por su cuenta, sin consultar a un médico. Después resulta que les da negativo y siguen como si no pasara nada, cuando hay la posibilidad de que estén en un periodo de incubación o asintomático transmisor”, finalizó Prieto.