La ciudad de los juegos aún no se recupera de la cuarentena del Covid-19. Sus casinos y hoteles están abiertos, pero con menos del 50% de ocupación

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23 de julio de 2020, 11:37 AM
23 de julio de 2020, 11:37 AM

La ciudad que nunca duerme, la de los excesos, donde todo es posible como casarse y divorciarse en 10 minutos, la urbe de los grandes espectáculos musicales, de los juegos y de las millonarias apuestas, Las Vegas, trata de sacudirse del letargo que le ocasionó la cuarentena del coronavirus.

Las Vegas que se levanta airosa sobre un desierto en el medio oeste de EEUU, tiene dos millones de habitantes fijos. En 2019 registró 40 millones de visitantes que van en busca de negocios, pues es uno de los mayores centros de convenciones del mundo, pero sobre todo de placer, con sus impresionantes hoteles y casinos que se levantan a los largo de una avenida de seis kilómetros, llamada The Strip.

La ciudad tiene 170 hoteles, con 130.000 habitaciones. Cuenta con 122 casinos, 1.701 lugares de juego, 176.995 máquinas tragamonedas y 500 iglesias donde se celebran los matrimonios 'exprés'. Toda esa actividad generó el año pasado 8.000 millones de dólares, informó la oficina de Turismo del lugar.

Todo ese movimiento, millonario en dólares y de gente que llega y se va, quedó completamente paralizado cuando se anunció que Las Vegas, la ciudad que nunca para, tenía que dormir una cuarentena, debido a la llegada del coronavirus.

Nadie se imaginó que algún día esta urbe, caracterizada por los intensos colores de sus letreros de neón, apagaría sus luces y cerraría las puertas de sus casinos y hoteles. Ni en las películas de ciencia ficción se mostró la desolación de sus calles, que en meses anteriores estaba atestada de gente.

Y fue así. Las Vegas bajó el telón de sus espectáculos y se sometió a la cuarentena por el coronavirus, con millonarias pérdidas económicas y la desvinculación de miles de trabajadores. Los casinos y los hoteles, otrora emporios del turismo, por donde pasaban varios millones de dólares, anunciaron que estaban al borde de la quiebra.



Nueva normalidad

Hace un mes la alcaldesa de La Vegas, Carolyn Goodman autorizó el ingreso de la ciudad a una nueva normalidad, con el apoyo del presidente Donald Trump. Los casinos, hoteles y restaurantes volvieron a abrir sus puertas. Se encendieron las luces, pues la mayor parte de sus actividades son nocturnas, y se dio paso a una otra etapa de la cuarentena, ahora flexible.

No solo se autorizó, sino que se pidió que los turistas que vuelvan. Porque de ellos vive esta ciudad. De a poco fueron apareciendo visitantes, la mayoría temerosos y sin la euforia de antes.

Dos elementos aparecen en escena, indispensables y hasta de uso obligatorio, los barbijos y el alcohol en gel. Todo los llevan en su rostro y en una de sus manos. Y así entran a los casinos y juegan, así llegan a los hoteles y pasean por las calles de la ciudad.

Las tradicionales bailarinas de Las Vegas, con sus sensuales trajes con brillos y plumas, ahora llevan barbijo. Si alguien se quiere tomar una foto con ellas se lo puede hacer respetando el distanciamiento social. Y todos quienes trabajan también se protegen con las normas de bioseguridad, que la ciudad les exige.

Lo que aún no han regresado son los espectáculos musicales, debido a que no puede haber reuniones de más de 50 personas, y estos shows reúne entre 1.000 y 10.000 asistentes. También las famosas peleas de boxeo de Las Vegas han sido suspendidas, hasta nuevo aviso.

La oficina de turismo de la ciudad informó que aún no vuelven a toda la normalidad. Que los hoteles no tienen ni el 50% de la ocupación de sus habitaciones. Lo mismo los casinos no reciben ni la mitad de jugadores de los que tenían hasta el año pasado. Todo ello porque la gente aún tiene miedo de contagiarse de coronavirus, además de que nadie se olvida de esta ciudad está en EEUU, el país con mayores contagiados del mundo. 



Las Vegas también es famosa por sus bufés de comida internacional. En la nueva normalidad están por desaparecer o cambiar de modalidad, y es que la gente no quiere ir a servirse la comida, por temor a quien está a su lado, pues lo puede contagiar.

Aún está adormecida por el virus, usando barbijo y alcohol en gel, Las Vegas en su nueva normalidad espera recuperarse pronto y volver a brillar. A ser la ciudad que nunca duerme, del juego y las apuestas, de los excesos, mientras tanto sus visitantes se cuidan de no infectarse de Covid-19.