No juega ningún papel si comparto públicamente mis datos en una plataforma china, estadounidense o europea. Si decidiera publicar una foto desnudo, todos podrían verla, opina Fabian Schmidt.

9 de agosto de 2020, 17:21 PM
9 de agosto de 2020, 17:21 PM

La obsesión que tiene el régimen chino por la recopilación de datos puede ser aterradora e inquietante. El control total que el Partido Comunista impone a sus ciudadanos hace incluso que la utopía de horror de George Orwell "1984" se vea empequeñecida. Cuando Orwell escribió su obra en 1948, no tenía idea de lo que Internet haría posible algún día.

Y por supuesto, en vista de la agresiva y expansiva política exterior de Pekín, también debemos preocuparnos por la protección de nuestros datos. Esto incluye no confiar en proveedores chinos de 5G, donde nuestros expertos en seguridad no pueden descartar que haya alguna ventana trasera para espionaje en algún lugar.

Un escenario de karaoke para extrovertidos

Pero iniciar una cruzada en contra de TikTok por esta razón es completamente absurdo. En primer lugar, TikTok es principalmente un juego para los extrovertidos, a quienes de todos modos no les preocupa la protección de sus datos personales. Es comparable a un escenario de karaoke, donde todos pueden desahogarse.

Quien publica algo en TikTok quiere que todo el mundo lo vea. Quien no, simplemente no usa TikTok. A diferencia de Facebook, TikTok no fue creado para personas que solo querían conectarse con amigos cercanos o familiares. En este sentido, TikTok no se diferencia mucho de otras redes sociales como Twitter, por ejemplo, donde cada mensaje es tan transparente como lo era antiguamente la radio amateur: la señal emitida puede ser escuchada por todos.

Hace tiempo que las empresas pueden hacer lo mismo que los servicios secretos

Lo que sale en TikTok y Twitter puede ser leído, visto y compartido por todo el mundo. Y mucho más: las redes sociales pueden sistemáticamente recolectar datos comerciales como todos los servicios secretos del mundo. Esto también se aplica a los populares Facebook e Instagram.

Diferentes programadores de Instagram, como Instaviewer, lo han convertido incluso en un modelo de negocio. Ellos venden publicidad a personas que quieren usar Instagram sin necesidad de registrarse. De esta manera, los téntaculos de este pulpo pueden obtener grandes cantidades de datos biométricos. Por ejemplo, recolectar un rostro de alguna imagen o las voces en algún video.

Con esa información pueden crear un perfil para rastrear a los que se exponen en esa red social, también de amigos y conocidos que lo hacen. Tienen conocimiento de la vida privada de las personas, incluso de sus preferencias sexuales. Las plataformas de citas como Tinder tienen muchos datos que pueden hacer que alguien sea fácilmente chantajeable.

Todo secreto se revela

Los espías comerciales y gubernamentales pueden aprender sobre los colores favoritos de los usuarios y saber los nombres de sus mascotas. Incluso saben qué comieron esos usuarios al desayuno y qué marca es su aspiradora. Seguramente saben más sobre los usuarios de redes sociales que de ellos mismos.

Todo esto es parte de la transparencia global universal de las redes sociales. Los que participan en ella aceptan esto imprudentemente. El servicio secreto chino puede rastrear las plataformas digitales chinas tan bien como las americanas, las europeas o las del país de Taka-Tuka. Mientras los usuarios difundan sus datos públicamente, es su propia culpa.

La idea de que las democracias de este mundo puedan detener el espionaje de un régimen simplemente por prohibir sus plataformas digitales es en cualquier caso absurda e ingenua. Cada uno es responsable de proteger sus datos en las redes digitales.