El titular de la Cámara Nacional de Comercio, Rolando Kempff, observa que la triple crisis que enfrenta Bolivia (política, sanitaria y económica) puede conllevar a daños crónicos para el sector empresarial y el clima de inversiones

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11 de septiembre de 2020, 14:59 PM
11 de septiembre de 2020, 14:59 PM

Los años de experiencia de Rolando Kempff como hombre de negocios lo impulsan a tener un criterio claro sobre las falencias y oportunidades latentes en Bolivia, mismo que es respaldado por el sector empresarial. Preside la Cámara Nacional de Comercio (CNC) y en casi 30 minutos de conversación con EL DEBER dejó varios titulares que exponen el horizonte del sector privado con respecto al futuro de la economía nacional.

Ahora que se percibe mayor flexibilidad con respecto al confinamiento, ¿cuáles son los efectos que dejó la cuarentena rígida en el sector y quiénes fueron los más afectados?
Sobre la cuarentena rígida hemos hecho algunas evaluaciones. Planteamos que en el sector empresarial, en el área de comercio, los más afectados fueron la hotelería, el turismo y la gastronomía, así como la economía naranja.

El sector tuvo complicaciones de un orden de afectación de $us 400 millones. Pero después de pasar este evento tan difícil, se nos vienen los bloqueos que rompen la cadena de transporte y logística donde se dificulta el trabajo y también se registran pérdidas.

_¿De cuántos sectores hablamos? ¿han recibido éstos la atención que esperaban?
La CNC abarca a todos los sectores. Comercial, transporte, logística, coordinamos con la industria y, en general, se está afectando todo el sistema económico del país. Con bloqueos, cuarentena y pandemia se complica el contexto nacional.

Planteamos al Gobierno una inyección económica de por lo menos un 10% del Producto Interno Bruto (PIB); es decir, entre $us 4.000 y $us 5.000 millones, tanto para la oferta como para la demanda. Nos hemos quedado cortos. La inyección se ha debido quedar en un 3,5% porque muchos créditos que venían están pendientes de aprobación en el Congreso. Tenemos $us 1.500 millones pendientes de aprobación y eso dificulta también la situación.

_Además de este escenario, ¿hay otros temas que se hayan quedado cortos ahora que el Gobierno lanzó programas que apuntan a reactivar la economía y preservar los empleos?
Creemos que en el tema impositivo se deben asumir medidas correspondientes enfocadas en una pausa tributaria e iniciativas de impulso a las inversiones. Además, vemos que se debe generar un financiamiento más amplio para el sector de la micro y pequeña empresa con fondos de garantía por parte del Gobierno que sean más amplios. Y sabemos que el sector financiero, con todas las medidas tomadas por el Congreso, se debilita de sobremanera y coloca al país en una situación de incertidumbre.

Es imprescindible reducir la pobreza; al sector laboral ingresan cada año 145.000 personas, de las cuales el 15% es absorbido por el Estado, el 35% en el sector privado y el 50% trabaja por cuenta propia. Se va a engrosar la informalidad constantemente.

Ese es otro problema, la informalidad, porque está entre el 70% y el 75% en Bolivia. En Fundempresa hay más de 325.000 firmas registradas y solo están trabajando 120.000, el resto está en procesos latentes de liquidación o congelamiento.

_Entonces, ¿considera que los planes están bien encaminados o qué medidas se requieren para afrontar el futuro cercano?
Lo primero que necesitamos es paz social para trabajar. Con los conflictos es difícil desarrollarnos y volver a la normalidad. Es algo que hay que atender. Si vemos la crisis económica y sanitaria por el coronavirus, en el contexto latinoamericano hay 2,7 millones de empresas en su mayoría micrompresas, que pueden cerrar.

Y se perderán 8,5 millones de fuentes de trabajo, de acuerdo a estudios de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). La situación en Bolivia es complicada porque el 70% de los actores son informales. Esto lo soporta el sector empresarial formal, que adolece de una presión tributaria que es la más alta de América Latina y con normas laborales establecidas en el siglo pasado.

_Con respecto al tema laboral se implementaron medidas para fortalecer y dar soporte a los empresarios, ¿esto no ayuda a paliar la problemática del empleo?
El Gobierno dio un crédito para pagar la planilla laboral y funcionó en un 60% del sector empresarial, pero creemos que debe ampliarse porque la pandemia y la cuarentena también se ampliaron.

Este tema de la planilla podría prolongarse a seis meses hasta que los empresarios tenga los fondos adecuados para mantenerla. De lo contrario es difícil exigir a un empresario que mantenga a la planilla laboral si no tiene recursos. Hay que contemplar la realidad económica del país. Con respecto al Plan de Empleos, indudablemente ayuda, pero más importante sería el pago de planillas de la gente que ya está trabajando porque de esa manera se mantienen los empleos firmes.

En resumen, usted refiere que las medidas del Gobierno no son suficientes...
Totalmente. La pandemia se alargó, tenemos problemas sociales y políticos y el problema de la situación económica se agudiza. Es importante que el Gobierno tenga las medidas adecuadas para pacificar al país. Instamos a la Presidencia, a los candidatos y líderes a pronunciarse en la pacificación y que sean actores relevantes en este tema.

Los candidatos han estado en diferentes cámaras (sectoriales y empresariales) y junto al Gobierno se debe garantizar la institucionalidad del país. Estamos en una afrenta entre bolivianos que afecta a todo; a la tranquilidad y a la dinámica empresarial por la triple crisis: sanitaria, económica y política.

Tenemos que cuidar la salud, pero también la economía. El aislamiento y las restricciones provocan el cierre de negocios y más informalidad. Resulta evidente que el sector más dañado y de manera crónica fue el empresarial. Por ello, una ley nacional de pausa en el tema impositivo y un impulso a la inversión son necesarios. Hemos planteado eso al Gobierno, una urgente e inmediata atención para salir de la crisis. Indudablemente que lo primero es tener paz social.

_En este escenario de crisis y, según lo que usted dice, de medidas que se quedan cortas, ¿cómo está la relación de los empresarios con el Gobierno?
Estamos abiertos a que nos llame, pero la crisis política es tan alta y complicada que el Gobierno está dedicado al tema de pacificación del país y no lo logra hasta el momento. El primer paso es pacificar, volver a la normalidad y después reactivar la economía e instrumentar medidas para hacer frente a la pandemia.

Planteamos al Estado plena voluntad de apoyar, trabajar y seguir coadyuvando en la reactivación económica y el empleo, que permita proyectar un desarrollo económico y social de Bolivia, pero para eso necesitamos un trabajo articulado público-privado para combatir la pobreza. En una situación como la que estamos no somos muy atractivos para generar inversiones y empleo digno y sostenible.

_¿Cómo queda el sector después de los 12 días de bloqueos propiciados por grupos afines al Movimiento Al Socialismo (MAS) en Bolivia?
Después de 12 días de bloqueo hablamos de centenas de millones de dólares que afectan al sector. Esto lo complica totalmente. Tenemos la crisis política, donde el tema de cadenas logísticas se interrumpen. Tenemos la crisis de la pandemia, donde los trabajadores están enfermos y hay que socorrerlos.

Luego tenemos la crisis económica, que yo la comparo a la de 1957 que fue complicada y la comparo también a otras crisis donde hemos tenido una recesión que se asemeja a la Bolivia de 100 años atrás. Estamos en una de las etapas más difíciles a escala nacional y mundial. Por eso es importante, primero, la pacificación del país para salir adelante y enfrentar así el tema sanitario y el económico. Tener tres crisis al mismo tiempo es muy complicado.

_Según su criterio, ¿cuál es la hoja de ruta o ejes punta que requiere el país para sortear la recesión económica?
Tenemos la economía 4.0 y la economía naranja que se deben instrumentar. El litio es también una perspectiva importante para el desarrollo del país. El desarrollo del Mutún, consideramos que es una base para otras industrias.

También Puerto Busch, que permite la salida al océano Atlántico y nos da 4.200 kilómetros de navegación en la hidrovía Paraguay-Paraná y La Plata.

Tenemos que proyectar a Bolivia por el Atlántico y el Pacífico. Debemos buscar puertos alternativos para tener diversificación y pensar también en la Cuenca del Plata y la Cuenca Amazónica como una opción de navegación.

_¿En qué otras áreas ve oportunidad para las inversiones o qué sectores pueden complementar a lo mencionado?
Sin duda alguna tenemos que contemplar la producción de alimentos. Es algo fundamental y Santa Cruz es líder porque ha desarrollado la agroindustria. Sin embargo, consideramos también que en La Paz hay oportunidad para la producción de alimentos.

Hay que tomar en cuenta que este ámbito también conlleva impulsar otros sectores o negocios como la producción de biodiésel y sus alternativas correspondientes. Debemos crear industrias competitivas que puedan llegar al exterior. El sector de alimentos y la industria de alimentos es donde hay mayor oportunidad y fortalezas, hay que instrumentarlas de cara al futuro del país.

_¿Qué escenario se debe gestar para impulsar ese despertar del sector privado y las nuevas oportunidades para Bolivia de cara al futuro?
Debemos tener seguridad jurídica para contar con un clima de inversiones adecuado. Cambiar la Ley de Minería y la Ley de Hidrocarburos es fundamental. Con los cambios debemos atraer inversiones. Terminada la pandemia el mundo va a ser muy competitivo en materia de atracción de inversiones.

Bolivia debe comenzar a fijarse en mercados más ampliados como la Comunidad Económica Europea, a la que podemos adherirnos a través de la Comunidad Andina (CAN) y lo que establece el Acuerdo de Cartagena. Debemos pensar en el Mercado Común del Sur (Mercosur) y entenderla como una zona de libre comercio y adecuada para el mercado común que puede traer buenas alternativas para la economía nacional.

En definitiva, tenemos que ser amplios para lograr mercados adecuados. Por ejemplo, el mercado americano, con EEUU, también es importante y crear un acuerdo con este país será importante para la apertura de espacios para los productos bolivianos.

_El sector privado, por lo general, se ve afligido por temas como el contrabando, ¿se sigue percibiendo este golpe pese al cierre de fronteras por la emergencia? ¿hay otros temas que generan intranquilidad?
El contrabando es un problema constante. La Aduana Nacional de Bolivia debe modernizarse. Hay contrabando porque mucha gente que quiere entrar al sistema y ser formal encuentra muchos ‘cuellos de botella’. Entonces, debemos encontrar nuevas salidas como un sistema de pagos eficiente y una agilización en materia de línea roja, línea verde y otros entornos para tener una Aduana moderna.

Hemos tenido 14 años (durante la administración de Evo Morales) donde al empresariado lo han visto como un sector que solo debe aportar. Pero se olvidan nuestras contribuciones en áreas como la tributaria, tanto la empresa pública como la empresa privada aportan al país como $us 7.000 millones y el Gobierno central gasta en mantener la administración pública como $us 6.000 millones; son cifras que se tienen que ajustar para tener sectores más eficientes.

_¿Qué desafíos considera que tiene el empresario boliviano?
El desafío es que el empresariado debe tener la actividad importante; es decir, tanto empresario nacional como el extranjero debemos atraer inversiones y para ello, es necesario un clima de negocios adecuado, seguridad jurídica y reglas claras para invertir en Bolivia. Estamos de acuerdo en asumir desafíos, pero necesitamos condiciones claras y correctas, no de las que se modifican de un día al otro.

PERFIL


Es economista y empresario. Como hombre de negocios cuenta con inversiones en el sector minero, financiero e inmobiliario; considera que la diversificación mantiene seguras las inversiones. 


Es el actual presidente de la Cámara Nacional de Comercio y también lidera Fundempresa. Asimismo, está ligado a la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia.



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