Casi nadie quiere decir en qué parte del barrio murieron Mario Salvatierra y Marcelo Terrazas. Un dirigente vecinal asegura que no hay pruebas de que el hecho sucedió ahí. Las familias de las víctimas se reunieron esta semana con peritos de la CIDH

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20 de diciembre de 2020, 13:53 PM
20 de diciembre de 2020, 13:53 PM

Hay dos ingresos a Cofadena, el barrio de Montero donde fallecieron Mario Salvatierra y Marcelo Terrazas el 30 de octubre de 2019. A una de las entradas la llaman el ‘puente del amor’ y la otra es la zona por la que se conoce como donde están ‘las peladoras de arroz’.

En esta segunda entrada, a pocos pasos de uno de los molinos, cayeron Salvatierra y Terrazas, producto del enfrentamiento entre supuestos militantes del Movimiento al Socialismo (MAS) o defensores del Gobierno de Evo Morales y la Unión Juvenil Cruceñista (UJC). Ambos fallecidos se encontraban respaldando el paro cívico de 21 días que terminó con la renuncia del expresidente Evo Morales.

No quiere revelar su nombre, pero mantiene vivas en su recuerdo las horas de incertidumbre que vivió junto a su esposo en su vivienda, no muy lejos donde fallecieron los hoy recordados como “mártires” de este movimiento.

“Aquí (apuntando la grama en la acera) cayó primero, don Mario, y a los 10 o 15 minutos, al frente murió don Marcelo”, relata la mujer que vio el charco de sangre, un zapato y la gorra que llevaba Salvatierra esa jornada que las balas le arrebataron la vida.

La dueña de la casa, donde sucedió el acontecimiento, alzó la gorra y el zapato y, cuando se realizó el velorio, asistió para entregarle ambas prendas a Eduarda, la viuda de Salvatierra.

Esta vecina fue la única que se animó a contar lo que sucedió esa noche, porque existe como una prohibición en el barrio para recordar lo acontecido en esa jornada.

Justamente el sábado Cofadena celebró sus 10 años de creación. El jolgorio estaba instalado, los vecinos recibían comida de parte de la junta vecinal que organizó el festejo a pesar de las restricciones de aglomeraciones a causa de la pandemia por coronavirus.

En el ingreso por el ‘puente del amor’ existe una caseta con un guardia. Al consultarte sobre la ubicación del enfrentamiento, el guardia dijo desconocer, porque él no se encontraba esos días allí.

Máximo Flores, presidente de la junta vecinal de esta zona, contó que hasta la fecha no hay pruebas de que gente del barrio haya asesinado a Salvatierra y Terrazas.

“No sabría decirle dónde fallecieron”, indicó Flores, sin embargo, asegura que hubo varios de los vivientes del barrio fueron heridos durante los enfrentamientos.

El dirigente lamentó que a los vecinos del barrio se los conozca como masistas. “Somos gente del interior que ha venido a trabajar. Nos llaman collas, nos dicen raza maldita, terroristas, pero nosotros solo queremos una mejor vida trabajando aquí”, dijo.

El dolor está presente

“Habían pasado pocos días de su muerte. Yo estaba acostada y él se apegó a mí. Sentí que me iba a agarrar, pero no lo hizo. Él me habló y me dijo: ‘Ruty, cuidá de nuestros hijos’. Le dije: ‘¿A dónde vas a ir?’ y desperté”, cuenta doña Ruty, como se la conoce a Eduarda viuda de Salvatierra, quien no deja de llorar al recordar el día que su pareja de 35 años la dejó sola al mando de su hogar.

Don Mario era conocido en el pueblo, toda su vida se dedicó a trabajar como mototaxista y así sacó adelante a sus hijos.

Irene, así se llama la primera nieta de los esposos que la criaron como hija propia. La niña tenía un año y dos meses cuando don Mario partió.

“Este arbolito lo compró él para ella. Un día me dijo: Ruty, voy a ahorrar para comprarle un arbolito de Navidad a la niña. Ese era su deseo y hoy Irene dice que se lo regaló tu ‘tata’”, cuenta.

En el velorio de Mario todo mundo llegó y hoy, doña Ruty acepta que el tiempo se encarga de llevarse los recuerdos y borrar la memoria.

El puente de la discordia

Se llama Puente de la Amistad, pero de amistad no hubo nada ese 30 de octubre. Eran alrededor de las 10:00 cuando un grupo de personas que estaban en contra del paro cívico llegaron al lugar para desbloquear este punto. Ahí comenzó todo.

El enfrentamiento se fue trasladando hasta llegar a Cofadena. Hoy, el puente está sin circulación. Al lado suyo están construyendo una nueva y moderna estructura que suplirá el tránsito del viejo puente, pero que no podrá hacerlo con lo vivido en ese lugar.

Hasta allí el jueves llegaron los peritos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) luego de visitar Cofadena y de reunirse con los familiares de Salvatierra y Terrazas.

El Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la CIDH no dio declaraciones a la prensa, pero señalaron que el 4 de enero estarán de regreso para continuar con las investigaciones de las muertes acontecidas en el país durante los 21 días de paro.

Doña Ruty adelanta que les dijeron que se volverán a reunir con las familias para seguir aportando a las investigaciones y dar con los culpables de las muertes, aunque la justicia boliviana, en su momento y a través de las investigaciones, determinó que la autora intelectual de los hechos en Montero fue la, ahora diputada por el MAS, Deysi Choque que, luego de la posesión del nuevo Gobierno fue liberada.

El segundo detenido por este caso fue el argentino Facundo Molares y que también fue liberado recientemente y volvió a su país. La familia de Terrazas continúa con el juicio, pero se quejan que luego de las detenciones, las indagaciones no avanzaron demasiado.

Esperanza

Ambas familias no pierden la fe de que la CIDH realicen una investigación imparcial de lo acontecido en Cofadena.

Doña Ruty, a pesar de los problemas de salud que la aquejan, asegura que ella no descansará hasta conocer qué fue lo que sucedió ese día.

Paradójicamente el barrio donde reside la familia Salvatierra se encuentra prácticamente al lado del que vive la diputada Choque, pero la viuda de don Mario señala que al final la justicia divina será quien ponga las cosas en su lugar.