EL DEBER entrevistó a directores y funcionarios de salud para conocer las condiciones en las que cumplían con sus labores hasta el día de ayer

5 de enero de 2021, 13:57 PM
5 de enero de 2021, 13:57 PM

Faltan poco más de 60 días para que se cumpla un año de la llegada del virus a Bolivia. Con muchas escenas dramáticas de por medio, más campañas electorales, al país le fue relativamente bien en la primera ola, gracias a la cuarentena a tiempo, según coincidieron autoridades en su momento.

Los hospitales públicos fueron equipados, aumentaron las camas en el sistema público de salud, sin embargo, finalizaron los contratos del personal. Hay camas, pero no gente para atenderlas.

EL DEBER indagó en varios establecimientos del tercer nivel, donde se deriva a los pacientes más graves. El hospital Japonés tiene dos domos que suman 74 camas de terapia intensiva (UTI). El domo 2, con 44 espacios, nunca fue utilizado durante toda la pandemia, el domo 1, con capacidad para 30 pacientes, máximo alcanzó la veintena de camas ocupadas, todo eso en la primera ola. 

Ya en el rebrote, hasta ayer, se contaban 12 las camas habilitadas de acuerdo a disponibilidad de recursos humanos, sin embargo, estiraron a 13 ocupantes, con eso, la UTI Covid-19 del Japonés está llena, aunque al lado tenga 17 sitios vacíos.

En el San Juan de Dios, la situación es similar. La terapia intensiva Covid-19 tenía 20 camas UTI, fueron reducidas para pasar a Cuidados Intermedios (UCI). Ayer eran 16 camas UTI, con una ocupación de 8, que según la cantidad de personal actualmente contratado, equivale al 100% de la saturación. Por ahora, solo hay un médico por turno en UTI, que según las normas internacionales de la OMS, debe atender entre 6 y 7 pacientes como máximo, debido a su complejidad. “Estamos estirando demasiado la cuerda, intentamos poner el hombro hasta donde se pueda”, dijo uno de los trabajadores de salud de la UTI Covid-19 del San Juan de Dios.

En el Hospital de la Mujer solo hay cuatro camas disponibles para embarazadas con Covid-19 y las cuatro están llenas, informó el director, Mario Arano.

“Nosotros no rechazamos, ya nos llegan referidas y nosotros decimos si hay o no el espacio. Cuando llegan graves son derivadas al Japonés o a algún otro hospital, ellos tienen capacidad para eso”, aseguró.

En el Hospital de Niños, la historia no es mejor. El director, José Luis Ferrufino, presentó su renuncia a la Secretaría Departamental de Salud el 31 de diciembre, pero aún no recibe respuesta. Dice estar molesto por la decisión del Gobierno Nacional de que la continuidad de los recursos humanos se pague con remanentes del Seguro Universal de Salud (SUS).

O sea que ya es poco el recurso que ingresa por el SUS, y encima tenemos que reducir compras de cosas que necesita el hospital, para hacer esas contrataciones, que son temporales”, lamentó, y además cuestionó que la Alcaldía no refuerce los centros de segundo nivel.

Lo único que el municipio ha hecho es recontratar, lo que han lanzado la continuidad de los que ya están trabajando, no amplían más el personal, son cortinas de humo y solo se preocupan de quién será alcalde, la salud no interesa a ninguno de los gobiernos”, criticó, argumentando que le llegan pacientes por dolencias mínimas y sin la capacidad para atender.

Actualmente, el Hospital de Niños Mario Ortiz tiene 11 camas de aislamiento Covid-19, todas ocupadas, además de 14 camas no Covid-19, pero cuatro de ellas son casos sospechosos, a la espera de la PCR, porque no hay dónde más llevarlos, dice.

Hasta el 29 de noviembre, cuando acabaron los contratos del Banco Mundial, el Hospital de Niños contaba con cinco camas UTI Covid-19, 6 UCI Covid-19, además de 21 camas de aislamiento para sospechosos por coronavirus, pero con el fin de los contratos, los servicios fueron cerrados.

El Hospital Óscar Urenda, del municipio de Montero, y que atiende a todos los referidos del Norte Integrado, empezó a funcionar a inicios de junio, gracias a contratos del Ministerio de Salud, para medicina interna, y del Banco Mundial para las 12 camas UTI Covid-19.

En Montero, en la actualidad el hospital de segundo nivel Alfonso Gumucio es el que contiene el embate del rebrote, sin embargo, el director, Johhny Guzmán, pidió que habiliten el Óscar Urenda para desahogar al municipal. Dice que cada vez que hay paciente con distrés respiratorio, solo pueden enviarlo a Santa Cruz de la Sierra, bajo el riesgo de que lo reboten por la saturación. Ayer se anunció la reapertura del hospital Óscar Urenda.

El Ministerio de Salud presentó al personal del hospital Óscar Urenda, había anunciado que abrirían el 4 de enero, y si bien ya hay avances con el personal, el viceministro Álvaro Terrazas insistió en que la Gobernación debe pagarlo.