Tres expertos explicaron las características de ambas vacunas que se emplearan en la campaña de inmunización contra el coronavirus en Bolivia

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23 de febrero de 2021, 9:05 AM
23 de febrero de 2021, 9:05 AM

Este miércoles arribará a Bolivia un avión de BoA transportando desde China las primeras 500.000 dosis de vacunas Sinopharm, convirtiéndose en la segunda marca después de la rusa Sputnik V. Las vacunas rusas y las chinas forman parte de la campaña de inmunización contra el coronavirus en el país.

El diario argentino El Clarín recurrió a científicos que puedan explicar las diferencias que hay entre ambas versiones (rusa y china), ya que en Argentina también están a la espera de las vacunas de Sinopharm.

Pedro Cahn, infectólogo y principal asesor del Gobierno en la pandemia, explicó que la Sputnik V usa dos tipos de adenovirus, un virus que produce resfríos.

“A esos virus les hicieron una modificación genética y les colocaron un elemento antígeno: el gen de la proteína Spike. De ese modo, el organismo fomenta anticuerpos. En el caso de Sinopharm se utilizó el virus del Covid-19, pero muerto, es decir, inactivado”, declaró Cahn.

Con palabras accesibles lo explicó Jorge Quarleri, doctor en Bioquímica, “virólogo” experto del Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y Sida (INBIRS) e investigador Principal del Conicet. “Un antígeno es toda sustancia capaz de generar una respuesta inmune del organismo. Para obtener una vacuna inactivada, se multiplica el virus en el laboratorio y, luego, se lo purifica. Mediante un tratamiento con químicos, se lo inactiva de modo de anular toda posibilidad de que ese virus sea viable: no podrá multiplicarse y perderá su capacidad de infectar”, aclaró.

"Una vez inactivado, se obtiene una bolsa de antígenos virales. Esto es diferente de las vacunas que se usaron hasta el momento, que inmunizan con un antígeno en particular, la proteína S del coronavirus”, apuntó Quarleri.

Juliana Cassataro, especialista en inmunología, enfermedades infecciosas y desarrollo de vacunas del Instituto de Investigaciones Biotecnológicas de la UNSAM) añade que la plataforma del virus inactivado es "clásica", y que se usa en varias vacunas del calendario oficial (como la que combate la hepatitis A), ya que es apta, en términos de “seguridad”, para todo tipo de pacientes, incluyendo inmunosuprimidos y embarazadas.

¿Es mejor aplicarse una vacuna contra el coronavirus que tenga muchos antígenos?

En primer lugar, dijo Cahn, “en términos de la percepción de quien la reciba, no hay diferencias”. Si bien no tienen listos los resultados del estudio local con esta vacuna, “los datos internacionales indican una eficacia de casi el 80%Además, los efectos adversos son menores -algo de fiebre, tal vez, y un poco de dolor en el lugar de la inyección-, y lo principal es que funciona previniendo formas graves de la enfermedad”.

Con estas palabras, Cahn refirió una cuestión central: todavía no hay estudios que prueben que alguna de las vacunas en danza es capaz de evitar por completo el contagio de coronavirus. En cambio, se sabe que disminuyen las chances de hacer cuadros severos frente a la enfermedad.

Horizontes

Para Juliana Cassataro se pueden esgrimir algunas hipótesis optimistas respecto de los desarrollos con virus inactivado: “La vacuna de China, a diferencia de las otras, tiene todos los antígenos del coronavirus. Desde el punto de vista inmunológico, a largo plazo, este tipo de plataformas podrían ser menos susceptibles a los cambios que naturalmente realiza el virus. Pero hay que esperar. Por ahora no se sabe realmente”.

El costo de un supuesto beneficio está a la vista. “El desarrollo de estas vacunas tarda más, y por eso las compañías farmacéuticas suelen elegir el adenovirus. Para hacer un virus inactivado se precisa una planta donde fabricar virus vivo, con toda las condiciones de seguridad, lo que encarece mucho más la producción, en especial con estos virus tan peligrosos. Por eso son vacunas más caras”. / (Extraído de Clarín)