La emoción por las victorias deportivas no aminoró la preocupación por el aumento diario de contagios por covid-19, que subían cada día mientras el Gobierno japonés se negaba a atribuirlo a la llegada de miles de atletas de 205 países

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9 de agosto de 2021, 9:45 AM
9 de agosto de 2021, 9:45 AM

Los japoneses salieron victoriosos de los Juegos Olímpicos en cuanto a preseas. La población que tuvo que vivir el evento desde casa denunció que algunos participantes extranjeros hicieran estallar la “burbuja” sanitaria. Las autoridades la habían implementado para evitar importar aún más el covid-19 a Japón.

Para el deporte japonés fueron los mejores Juegos Olímpicos de su historia con un total 58 de medallas. Pero para los habitantes de Tokio el evento ocurrió en un mundo paralelo y distante, solo accesible a través de pantallas y redes sociales.

La emoción por las victorias deportivas no aminoró la preocupación por el aumento diario de contagios por Covid-19, que subían cada día mientras el Gobierno japonés se negaba a atribuirlo a la llegada de miles de atletas y comités de 205 países y regiones de todo el mundo.

Según la organización, en total 29 deportistas dieron positivo. Aunque todo el equipo griego tuvo que retirarse por un foco de contagio, ninguna prueba de la megacompetencia tuvo que cancelarse.

Una “burbuja” con agujeros

Los participantes extranjeros ignoraron la “burbuja” donde tendrían que haber estado aislados para proteger de contagio a los habitantes de Tokio y muchos fueron vistos en los centros comerciales haciendo compras.

Con un ritmo de vacunaciones aun lento en todo Japón, está por ver si los temores a la aparición de una supuesta cepa olímpica eran infundados.

No cabe duda que los contagios por coronavirus aumentaron en Japón, alcanzando niveles inéditos en el país. La barrera de los 5.000 nuevos casos diarios se superó por primera vez en Tokio y la de 15.000 a escala nacional. Cuando se inauguraron los Juegos, la media de nuevos casos por semana en Tokio era de 1.400.

La ciudad de Tokio recibirá además la factura por los Olímpicos más caros de la historia y su legado será una lección para quienes aspiren a celebrar el magno evento en el futuro.