La marcha indígena participó de un oficio religioso para poner fin a una marcha que se prolongó por 37 días. El prelado pidió a las autoridades que valoren el sufrimiento de ellos para priorizar el diálogo

30 de septiembre de 2021, 21:20 PM
30 de septiembre de 2021, 21:20 PM

La XI Marcha Indígena llegó hasta la catedral Metropolitana 37 días después de que partiera desde la basílica de Trinidad el 25 de agosto. En la puerta del templo, Monseñor Sergio Gualberti recibió a la columna "en la casa del pueblo de Dios". Un oficio religioso fue la manera elegida por los marchistas para "agradecer por todo el camino que han recorrido", manifestó el prelado.

En la homilía, Gualberti recogió los pedidos de los marchistas. "Solo están pidiendo se les respeten los derechos, que les reconoce la misma Constitución Política del Estado, la autodeterminación, sus culturas y su visión de la vida, sus usos y costumbres", detalló monseñor.

También recalcó que el respeto a los pueblos indígenas pasa por "el cese de los avasallamientos, de los incendios dolosos de los bosques y de la explotación salvaje".

Celebró el espíritu de paz que ha guiado la marcha desde su partida en Trinidad. "Han venido caminando pacíficamente, nadie tenía en la mano un arma; solo una bandera que les representa", recalcó el religioso.

Marcial Fabricano, Abdón Justiniano y otros líderes que encabezaron la marcha participaron en primer fila. En su mano, el histórico líder beniano sostenía una rama de patujú desde la que colgaba la flor característica del oriente boliviano.

Gualberti aprovechó el púlpito para hacer un "llamado a las autoridades a que valoren el sacrificio que ustedes han hecho en estos días y escuche el clamor que sube hasta el cielo". Se refirió también a la necesidad de la convivencia pacífica que ponga fin a la "lógica de violencia".

El mensaje de Gualberti se centró en pregonar la paz como forma de relación entre personas y en entornos sociales. "La paz es fruto de la justicia", señaló. Además, enfatizó en la importancia de la "justa repartición de los bienes" y "la administración imparcial de la justicia" como componentes de una sociedad más humana. 

Autoridades políticas y cívicas también asistieron al oficio en apoyo de los marchistas. Al concluir la celebración, Gualberti pidió un fuerte aplauso para todos los marchistas que arribaron hasta la capital cruceña y en especial para "Marcial, amigo", como lo denominó monseñor.