Enrique Donato es la mano detrás de algunos de los más hermosos autos clásicos con los que uno se pueda topar en las calles de Santa Cruz. 

El Deber logo
5 de octubre de 2018, 8:16 AM
5 de octubre de 2018, 8:16 AM

“La cultura de una ciudad se refleja en sus autos”, con esta frase Enrique Donato enfatiza la importancia que los vehículos tienen para él. Desde que tiene memoria siente casi una obsesión por los motorizados, en especial con los autos clásicos.

Con esfuerzo, Enrique hizo de esta pasión su trabajo, que lo llevó a convertirse en asesor de los más importantes coleccionistas de clásicos de Santa Cruz. El mercado, el conocimiento y el interés por este tipo de vehículos se ha incrementado bastante en los últimos años en la ciudad, sin embargo todavía hay mucha carretera por recorrer.

“No es lo mismo decir autos antiguos que autos clásicos. Y dentro de cada uno hay varios subtipos”, empieza a profundizar, con mucha seriedad. Para este fanático es muy preocupante que no se respete a los vehículos y muchas veces, por ignorancia en el tema, en los talleres de autos se cometen errores que estropean “obras de arte”.

Donato trabaja en una de las máquinas que tiene en proceso de restauración

 

El ojo del experto

Al entrar al taller de Donato se ven dos autos verdes a medio pintar y armar: uno es un Chevy II Nova SuperSport del 67, el otro un Camaro 67. Para el ojo común ambos son hermosos modelos, con diseños deportivos clásicos esperando a ser armados y pintados para deslumbrar en la calle.

“El hombre que compró este auto (y apunta a uno de los motorizados) fue estafado. Está lleno de masilla, el chasis está doblado, su interior no es genuino”, analiza Enrique sin piedad.

“Lo que pasa es que estos autos te deslumbran y si uno no sabe caes fácilmente en una trampa. Mi observación va mucho más allá. Tengo cientos de horas de investigación y práctica con estos vehículos”, sigue Donato.

Orgulloso de su nuevo emprendimiento, un taller donde solo recibe vehículos que para él valen la pena, Enrique no para de hablar sobre la importancia de tener cuidado con los detalles. Desde las piezas y repuestos hasta la fidelidad con los estilos originales de cada auto.

Enrique sabe el porqué de cada perno del auto, literal. Explica porqué se puso cada pieza en cada lugar y porqué es importante para el resultado final. “Es la experiencia, la dedicación, la capacitación, pero sobre todo, la pasión”, dice orgulloso, cuando se le pregunta qué diferencia su trabajo. “Esto para mi no es un negocio más, esto es lo que amo hacer”.

“Al tener un vehículo así se mantiene el trabajo, la dedicación y el conocimiento especializado de muchas personas que pusieron mucho esfuerzo en su creación. Por algo son vehículos que marcaron una época y se convirtieron en tendencia”, refuerza Donato.

Ya sea un Gran Torino 72, un Shelvy Cobra 65 o un Mustang 66 Hard Top, cuando Enrique acepta un trabajo (rechaza bastantes), se pone a la tarea de investigar y mover toda una logística que durante años creó para encontrar las mejores piezas, técnicas y formas para conservar el alma de cada obra que restaura.

“Jamás pongo mi nombre en una pieza que no sé que se pueda trabajar de forma correcta”, sentencia.

 

El asesor discreto

Su fanatismo por los vehículos antiguos lo convirtió en un asesor de culto consultado por quienes tienen (o quieren tener) un vehículo único y legendario.

Enrique cobra su trabajo sin miedo y con la seguridad de que si hace algo, lo hace bien. “Poner en su mejor condición un vehículo clásico, icónico de toda una generación, toma mucho tiempo y dinero. Yo diría mínimo seis meses (si se tiene rápido el dinero disponible), además en promedio se necesitan $us 30.000 para arreglar la mecánica, el exterior, el interior.

Además está la parte de embellecerlo, que eso ya depende de cuánto dinero se disponga”. Ya que la ley boliviana no permite importar autos antiguos, el precio de este tipo de vehículos se disparó y un clásico en mal estado, puede costar -por lo bajo- $us 25.000. Sumando los gastos que enumera Donato, ya se tiene una idea de lo que se puede gastar en estos “gustitos”.

Por estas cantidades de dinero que se manejan es que Donato no devela los nombres de sus clientes, ya que muchas veces éstos no desean presumir. “Mantienen en reserva los vehículos que trabajo.

Requiere tiempo y dedicación, no publicidad, para llevar un auto a su mejor forma posible”. Son carros que solo se ven en la calle los fines de semana en algún paseo especial. Por irónico que parezca, permanecen más tiempo parqueados dentro de casa que en circulación.

“Es el club de vehículos más exclusivo de Santa Cruz: el club de los autos guardados”, bromea Enrique. Sin duda, el amor por este tipo de vehículos va mucho más allá de manejarlos.

El solo hecho de restaurarlos ya es un desafío al paso del tiempo y un tributo a la historia automotriz. Una vez puestos a punto, conservarlos, mantenerlos limpios y en constante mejora parece una especie de terapia que mezcla pasión con dedicación.

Solo cuando habla de sus hijas Enrique utiliza ese tono de voz apasionado con el que habla de los autos. La suya es una vida dedicada a la noble tarea de restaurar lo que más ama.

 

Su adulau 

“El Mustang”, afirma sin dudar un segundo. Es el vehículo emblema de Ford, que marcó una tendencia automotriz muy arraigada en Estados Unidos. Salió al mercado el 17 de abril de 1964 y desde entonces se ha fabricado de forma ininterrumpida. Su participación en varias películas, series y videojuegos lo ha consolidado como un ícono de la cultura contemporánea.

Tags