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El éxito del colegio argentino que ha sido elegido entre los 5 mejores del mundo
En la escuela María de Guadalupe se educan unos 700 niños y adolescentes, la mayoría provenientes de familias de muy bajos recursos.
24 de octubre de 2024, 12:40 PM
Está ubicado en un barrio humilde en una de las zonas de menos recursos de la provincia de Buenos Aires, pero el modesto colegio María de Guadalupe acaba de ser elegido como uno de las cinco mejores del mundo.
El instituto de gestión privada, que educa a unos 700 niños y adolescentes -la mayoría provenientes de familias de muy bajos recursos- en el barrio Las Tunas, perteneciente al municipio de Tigre, ganó el premio World’s Best School Prizes, en la categoría de "Colaboración con la comunidad".
Se trata de un galardón que entrega la plataforma educativa británica T4 Education desde 2022, y otorga premios de US$10.000 para cada una de las instituciones educativas a nivel mundial distinguidas en cinco categorías (acción ambiental, innovación, superación de la adversidad y promoción de vidas saludables son las otras).
Los ganadores fueron elegidos por un jurado compuesto por destacados líderes de todo el mundo, incluidos académicos, educadores, ONG, emprendedores sociales, gobierno, sociedad civil y el sector privado.
María de Guadalupe es la única escuela de América Latina que fue premiada en esta edición, y es, además, la primera de Argentina que fue nominada.
Luis Arocha, el director del colegio, le contó a BBC Mundo que se creó hace apenas 12 años como parte de una acción solidaria, cuando unas personas que ofrecían apoyo escolar en el barrio Las Tunas, con una organización de la Iglesia católica, decidieron crear una fundación para formar allí un colegio.
"La trabajadora social María Paz Mendizabal y el empresario Roberto Souviron, fundador de la agencia de viajes online Despegar, armaron la fundación y en 2012 abrieron el colegio con idea de que tuviera características particulares en términos de resultados educativos y eficiencia", cuenta Arocha.
Cuando abrió, el María de Guadalupe tenía apenas 150 alumnos y solo ofrecía los primeros tres grados de primaria. Para 2016 ya estaba inaugurando el secundario y en la actualidad educa a chicos desde sala de 4 años.
T4 Education destacó que la escuela fue premiada porque "empodera a estudiantes provenientes de contextos de vulnerabilidad social con un modelo integral que combina el aprendizaje académico con el desarrollo profesional".
Aquí te contamos más en detalle cuáles son las claves del éxito de este colegio y por qué descolla en momentos en que la educación argentina -en el pasado una de las más admiradas de la región- atraviesa una grave crisis.
Inclusión
Uno de los aspectos más destacados del María de Guadalupe es su innovador modelo de inclusión.
El equipo del colegio no solo educa. También ayuda a las familias humildes a sortear las trabas que dificultan que envíen a sus niños a la escuela.
En un país donde la pobreza alcanza a casi el 53% de la población -entre ellos a 2 de cada 3 niños- una de esas trabas es la económica.
"El colegio recibe una subvención estatal de la provincia de Buenos Aires, que cubre el 60% del presupuesto. Otro 30% se cubre con padrinos y donantes que ayudan a la fundación. Las familias solo tienen que pagar el 10%", explica Arocha.
En la actualidad, esto significa una cuota mensual de unos US$36 por una jornada completa de primario, una cifra muy por debajo de otras escuelas privadas.
"Muchas de las familias de nuestra escuela subsisten con trabajos informales y hay meses que incluso no llegan a pagar esa cifra. En esos casos se evalúa el otorgamiento de una beca", señala el directivo.
Pero la falta de dinero no es el único obstáculo para que los chicos puedan estudiar.
La escuela también se enfrenta a otros desafíos, como la violencia intrafamiliar o los problemas de vivienda que afrontan muchos de sus alumnos.
Allí es clave el equipo interdisciplinario de trabajadores sociales, psicólogos y psicopedagogas que asisten a los niños.
"Realizamos una entrevista socioambiental a cada familia nueva para identificar problemáticas graves", dice Arocha.
"Tratamos de articular mucho con el municipio y con otras ONG que se dedican a solucionar ciertos problemas, como el de vivienda".
"De todos modos, sabiendo que la mitad de nuestras familias tienen problemas de hacinamiento, y los chicos no tienen el espacio adecuado para hacer deberes, tratamos de que el proceso de aprendizaje ocurra sobre todo acá en la escuela", afirma.
Abandono escolar
En un país en el que, según un estudio del observatorio Argentinos por la Educación solo 13 de cada 100 estudiantes se gradúa del secundario en el plazo correspondiente, el María de Guadalupe tiene un desempeño sorprendente.
Allí el 99% de los alumnos termina el colegio, y más del 95% lo hace en tiempo y forma.
"Para esto es clave el acompañamiento personalizado. Trabajamos mucho con cada familia y con cada chico. Conocer cada historia, la mochila que cada uno trae y sin juzgar", cuenta Arocha.
En secundaria, cuando se agrava el problema de la deserción escolar (según el observatorio, cerca del 15% de los chicos abandona), los alumnos del María de Guadalupe tienen un tutor por año, que los ayudan con los desafíos propios de la adolescencia.
El colegio logra realizar esta difícil tarea de contención a pesar de que la inversión por alumno es similar a la de escuelas de gestión estatal. ¿Cómo lo logran?, le consultamos al directivo.
"En estos colegios que trabajan con poblaciones de mucha vulnerabilidad siempre hay problemas, pero vos podés ser un bombero y nunca terminar de apagar los incendios. Por eso, nuestro trabajo es sistemático y con enfoque preventivo”, señala.
“A partir de la entrevista socioambiental que realizamos podemos saber qué temas vamos a trabajar con cada familia”.
Futuro
Otro de los éxitos del María de Guadalupe que destacó el jurado del World’s Best School Prizes es la enorme cantidad de graduados que siguen carreras universitarias o consiguen empleo después de graduarse.
Según los datos recopilados por el colegio, casi 5 de cada 10 de sus exalumnos continúan con estudios superiores o universitarios, lo que duplica la media nacional para esta franja social, de acuerdo a Argentinos por la Educación.
En tanto el 87% trabaja o estudia, un porcentaje que también supera la media nacional (75%).
Esto se debe, en parte, a que la mayoría de los estudiantes del María de Guadalupe salen del colegio habiendo aprendido los conocimientos básicos, algo que -tristemente- no ocurre en muchas escuelas argentinas.
Según las últimas pruebas Aprender -una evaluación de alumnos de sexto grado de todo el país- la mitad de los niños no entienden Matemática y un tercio no logra comprender lo que lee.
En contraste, el 70% de los chicos de sexto del María de Guadalupe pasaron la prueba de Matemática y el 69% el de Lengua, en 2021 (los últimos datos disponibles).
Pero el colegio les da otras herramientas que les facilitan la inserción ya sea universitaria o laboral tras graduarse.
“Es lo que más nos enorgullece”, dice Arocha, quien conoce bien las pocas oportunidades que suelen tener los chicos de orígenes humildes para tener una profesión.
“Tiene que ver con un trabajo muy fuerte a lo largo de toda la trayectoria escolar en lo que llamamos los saberes troncales: Matemática, Lengua, currículum digital y habilidades socioemocionales”.
En secundaria la escuela ofrece programas de orientación vocacional, de mentoría y de inclusión laboral. Además, permiten a los chicos especializarse en cuatro áreas: programación, realización audiovisual, administración o ambiente.
“La mayoría de nuestros egresados se insertan en el área de estudio de carreras vinculadas a la tecnología y muchos terminan estudiando en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) que nos queda cerca”, cuenta, complacido.
También revela que la escuela planea utilizar el premio de US$10.000 para invertir en nuevas computadoras.
El éxito del colegio no sólo se ve en el desempeño de quienes se gradúen allí, sino en la gran cantidad de personas que quieren ingresar a la institución.
“Por cada alumno que entra a sala de 4 hay seis que quedan afuera”, lamenta el director.
No obstante, se ilusiona con que, a futuro, habrá más colegios como este.
De hecho, cuenta que la Fundación María de Guadalupe (MDG) se creó con la idea de replicar esa primera escuela, y ya ha abierto una segunda, el colegio Rosario Vera Peñaloza en Garín, otra zona muy necesitada de Buenos Aires.
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