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Una paradoja divertida, engañosamente simple, pero sorpresivamente profunda.

Te tenemos un problema. Pero no te preocupes, es divertido y no es difícil de entender.

Es un experimento mental creado por el físico teórico William A. Newcomb en 1960 mientras meditaba sobre la famosa paradoja de la teoría de juegos llamada "el dilema del prisionero".

Newcomb nunca escribió sobre él pero, unos años más tarde, llegó a oídos del renombrado filósofo estadounidense Robert Nozick.

Advirtiendo que no sabía si tenía derecho a presentar la paradoja pues no era su autor, Nozick contó que los intentos por abordarla en sus discusiones con amigos, incluido Newcomb, lo habían animado a hacerlo, en un artículo publicado en 1969.

"Es un problema hermoso. Ojalá fuera mío", expresó.

Así que sin más preludio, aquí está:

Imagínate que estás frente a una mesa sobre la que hay dos cajas cerradas:

  • la caja A contiene US$1.000;
  • la caja B contiene US$1.000.000 o nada.

Tienes dos opciones:

  1. llevarte sólo la caja B
  2. llevarte las dos cajas

Tú te quedarás con todo lo que haya en la/s caja/s que escojas y tu objetivo es llevarte la mayor cantidad de dinero.

Antes de tomar la decisión, debes tener en cuenta que todo esto fue ideado por un ser supremo cuya capacidad de predicción es casi perfecta.

Ha predicho correctamente cosas que tú y otros han hecho, incluso en situaciones como ésta, sin equivocarse ni una sola vez, hasta donde se sabe.

Ayer, pronosticó qué harías.

Si predijo que tomarías ambas cajas, dejó la B vacía.

Si anticipó que escogerías sólo la B, metió en ella el millón de dólares.

Entonces, ¿qué eliges? ¿Te llevas dos cajas o sólo una?

Dos argumentos

¿Te parece que la respuesta es obvia?

Pues la gran mayoría de la gente concuerda contigo en eso.

Pero sólo alrededor del 50% concuerda contigo en que tu respuesta es la obvia.

Resulta que este engañosamente simple problema ha sido uno de los enigmas más polémicos de la filosofía.

Por 55 años ha tenido a los pensadores divididos en bandos enfrentados, con cada lado extremadamente seguro de que tiene razón y de que el otro lado está equivocado.

Lo curioso es que las encuestas muestran que el público reacciona igual: más o menos la mitad está convencida de que la opción 1 es la correcta y la 2, absurda; y la opinión de la otra mitad es igual de contundente, pero al revés.

De hecho, fue por esa dificultad de hallar consenso que Nozick decidió publicarla.

El problema es que hay dos argumentos plausibles y muy intuitivos que llevan a decisiones diferentes:

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La razón para decantarse por la opción 1

¿Por qué tomar sólo la caja B?

Si tomas lo que hay en ambas cajas, el ser supremo, casi con certeza, lo habrá predicho y no habrá puesto el millón de dólares en la caja B, y por lo tanto, casi con certeza, obtendrás US$1.000.

Si tomas solamente la caja B, el ser, casi con certeza, lo predijo y así que al abrirla, casi con certeza, encontrarás US$1.000.000.

Por lo tanto, lo lógico es optar por tomar solo una caja.

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Lo que piensan quienes no dudan en decidirse por la opción 2

¿Por qué escoger las dos cajas?

El ser supremo ya hizo su predicción; el millón de dólares ya está o ya no está en la caja B.

Esa es una situación fija y determinada.

El dinero no se va a esfumar dependiendo de tu elección, pues una decisión en el presente no cambia una tomada en el pasado.

Si el ser ya puso el millón en la caja B y tomas ambas, obtendrás US$1.001.000, mil más que si tomaras una sola caja.

Si el ser no puso el millón en la caja B y escoges ambas, al menos te quedarás con US$1.000, en vez de nada.

En veremos

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Ambas opciones siguen en juego

No te sorprendas si, a pesar de haber leído las razones de quienes escogieron la opción distinta a la tuya, te sigue pareciendo irracional.

Eso ha venido pasando incluso desde antes de que Nozick popularizara la paradoja.

"He planteado este problema a un gran número de personas, tanto amigos como estudiantes en clase", escribió el filósofo.

"Para casi todo el mundo es perfectamente claro y obvio lo que se debe hacer.

"La dificultad es que estas personas parecen dividirse casi por igual sobre el problema, y ​​un gran número piensa que la mitad opuesta simplemente está siendo tonta".

Sin embargo, subrayó, "dados dos argumentos opuestos tan convincentes, no basta con conformarse con la creencia de que uno sabe qué hacer. Ni basta con repetir uno de los argumentos en voz muy alta y lentamente".

Agregó que era necesario "desarmar el argumento opuesto; explicar por qué no se sostiene, mostrándole el debido respeto".

Muchos han intentado hacerlo; varios están convencidos de que lo lograron.

Pero la paradoja de Newcomb sigue siendo un rompecabezas espinoso y tremendamente controvertido, con ramificaciones en la teoría de la decisión, la economía, la psicología filosófica y la ciencia política.

Además, es fascinante pues, como señala Martin Gardner en "El libro colosal de matemáticas" (2001), gira en torno a uno de los problemas perennes de la filosofía: la naturaleza del libre albedrío.

Nozick esperaba que la publicación del problema pudiera “dar con una solución que me permitiera dejar de volver, periódicamente, a él”.

Pero hasta ahora, a pesar de que se ha estudiado, discutido y escrito profusamente sobre esta paradoja, no se ha llegado al consenso que le habría restaurado su paz mental.

BBC

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