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El Servicio Secreto estaba a cargo de la seguridad del expresidente.

El Servicio Secreto de Estados Unidos, encargado de la protección de presidentes y expresidentes, se encuentra en punto de mira por los posibles fallos de seguridad que permitieron el ataque contra Donald Trump este sábado.

El exmandatario fue alcanzado en una oreja, mientras que un espectador murió y otros dos se encuentran heridos de gravedad por los disparos de un atacante.

El FBI investiga el caso como un intento de asesinato contra Trump.

Thomas Matthew Crook, de 20 años, logró acercarse armado con un fusil tipo AR-15 semiautomático a las inmediaciones del lugar en el que Trump celebraba un evento de campaña ante miles de seguidores.

El atacante se encaramó al tejado de una edificación situada a menos de 200 metros donde Trump ofrecía un discurso, fuera del perímetro de seguridad pero lo suficientemente cerca como para disparar desde allí.

Esto ha despertado las dudas de otras agencias de seguridad.

En una rueda de prensa tras el ataque, el agente especial del FBI (Buró Federal de Investigaciones), Kevin Rojek, aseguró que era “sorprendente" que el pistolero hubiera sido capaz de abrir fuego sobre el escenario antes de que el Servicio Secreto lo matara.

Sin embargo, cuando se le preguntó si hubo un fallo de seguridad, afirmó que "no iban a hacer esa evaluación" con una investigación activa.

Donald Trump acababa de empezar a dar un discurso cuando se escucharon los disparos. El expresidente se llevó la mano a la oreja derecha y se arrojó al suelo.

Inmediatamente fue rodeado por agentes del Servicio Secreto, que lo mantuvieron en el suelo hasta que se escuchó a uno de ellos gritar: "¡El tirador ha caído!". Entonces llevaron al exmandatario hasta un vehículo blindado y lo sacaron del área.

Crook fue neutralizado por francotiradores del Servicio Secreto, que se encontraban apostados en tejados cercanos al escenario en el que hablaba Trump, después de que este comenzara a disparar.

Un testigo del suceso, Greg, dijo a la BBC que había visto a un hombre arrastrándose por un tejado con un rifle antes de que sonaran los disparos, y que intentó avisar a la policía.

“Su misión es proteger a los presidentes de Estados Unidos, tanto a los actuales como a los anteriores, y anoche fracasaron estrepitosamente”, analizó el corresponsal de seguridad de la BBC, Frank Garner, sobre el papel del Servicio Secreto el sábado.

El Comité de Supervisión -la principal junta de investigación de la Cámara de Representantes de Estados Unidos- ha citado a declarar a la directora del Servicio Secreto estadounidense, Kimberly Cheatle, en una audiencia el 22 de julio.

"Los estadounidenses exigen respuestas sobre el intento de asesinato del presidente Trump", afirmó el comité en un comunicado publicado en las redes sociales.

Reuters
Francotiradores del Servicio Secreto abatieron al hombre que disparó contra Trump.

Investigación en curso

La última vez que se produjo un intento de asesinato de un presidente estadounidense en activo fue en 1981, cuando Ronald Reagan recibió un disparo en el pulmón al que sobrevivió.

“Hoy, los políticos estadounidenses y la opinión pública quieren saber cómo un presunto asesino fue capaz de subir a una azotea, armado con un rifle, y disparar cuatro veces contra el podio, en una zona que se suponía despejada”, se pregunta Frank Garner.

El FBI logró identificar a Thomas Matthew Crooks, el presunto autor de los disparos, tras un análisis de ADN, ya que no llevaba consigo ninguna identificación.

El sospechoso era residente de Bethel Park, que se encuentra en la zona metropolitana de Pittsburgh, a unos 70 km de Butler.

"Esta sigue siendo una investigación activa y en curso, y se solicita a cualquier persona con información que pueda ayudar con la investigación a que envíe fotos o videos por internet", pidió el FBI.

Tras el atentado, el expresidente agradeció en las redes sociales “al Servicio Secreto de Estados Unidos, y a todas las fuerzas de seguridad, por su rápida respuesta”.

Pero desde su campaña algunos han empezado a plantearse si el exmandatario estaba bien protegido.

Stephen Moore, uno de los asesores de la campaña de Trump, aseguró en el programa Weekend del Servicio Mundial de la BBC que había sido “un día aterrador, estamos todos conmocionados”.

"Recibí un mensaje de uno de mis colaboradores diciendo que habían disparado a Trump y se me hundió el corazón, y tuve miedo de hacer la pregunta ‘¿va a estar bien?’", relató.

"En el vídeo parecía que sólo había sido rozado por la bala, pero lo que nos asusta a todos es que si esa bala hubiera estado un centímetro más cerca de su cabeza habría sido un asesinato".

Moore añadió que "ciertamente Trump necesita más protección; ahora hay muchas preguntas sobre si el Servicio Secreto estaba totalmente preparado”.

Entre los asistentes al mitin de Trump, muchos también se hacían la pregunta ayer.

Mientras que algunos se echaron a llorar tras los disparos, pensando que habían alcanzado al expresidente, "otros reaccionaron con ira [...] algunos culpando a la gente, culpando a los demócratas, culpando a Biden, culpando a la CNN [...] y estaban enfadados con el Servicio Secreto", le relató a la BBC Tom Newton Dunn, un periodista británico que se encontraba en el lugar.

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