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Las manifestaciones contra la guerra en Gaza se han extendido por numerosos países.

El ejército de Israel ordenó este lunes a los civiles palestinos que abandonen partes del este de Rafah antes de una operación planificada en la ciudad del sur de Gaza.

Usando mensajes de texto, folletos y redes sociales, ordenaron a unas 100.000 personas que se dirijan a los campamentos en las ciudades cercanas de Khan Younis y Al Mawasi.

Varios país, incluyendo Estados Unidos, han advertido a Israel que evite una ofensiva contra Rafah, último refugio para más de un millón de palestinos.

Mientras, aumentan las voces dentro de la comunidad internacional que piden a Israel que ponga fin a a su ofensiva en todo ese territorio, y algunos países -incluso- han decidido tomar acciones concretas para presionar al gobierno liderado por Benjamín Netanyahu, ya sea cortando las relaciones diplomáticas, suspendiendo la venta de armas o acudiendo a la justicia internacional.

Colombia, que anunció el rompimiento de relaciones con Israel, y Turquía, que suspendió el comercio con ese país, han sido los últimos en dar pasos específicos para intentar influir en las acciones de Israel.

El impacto de esas medidas puede ser “meramente simbólico”, explica a BBC Mundo Yossi Mekelberg, analista del Programa de Oriente Medio y Norte de África de Chatham House, “pero su efecto acumulado en su aislamiento diplomático o en lo que dice sobre Israel y sobre cómo lleva a cabo la guerra es importante”.

No es la primera vez que Israel se enfrenta a la condena de otros países por sus acciones en Gaza o Cisjordania. Pero nunca antes la presión internacional había sido tan intensa como ahora, debido, principalmente, a la escala de destrucción sin precedentes que ha provocado la represalia israelí al ataque de Hamás del pasado 7 de octubre.

Israel sufrió en esa fecha la peor agresión en sus 75 años de historia, con la muerte de unas 1.200 personas a manos de milicianos de Hamás, que tomaron también 253 rehenes, y su respuesta fue implacable: más de 34.000 personas han muerto desde entonces en Gaza por los bombardeos del ejército israelí, el 85% de la población ha sido desplazada de sus hogares y cerca de la mitad, alrededor de 1,1 millones de personas, se encuentra al borde de la hambruna, según la ONU.

Ante esta situación, explicamos a continuación qué países han decidido tomar acciones concretas contra Israel.

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El presidente colombiano, Gustavo Petro, anunció el 1 de mayo la ruptura de relaciones diplomáticas con Israel.

Romper relaciones

Tras el estallido de la guerra, y a medida que la devastación de Gaza iba en aumento, un grupo limitado de países decidieron retirar a sus embajadores o suspender relaciones diplomáticas con Israel.

Países de la región, como Jordania, Baréin o Turquía enviaron a sus embajadores de vuelta a casa, algo que también decidió hacer Chad y varios gobiernos latinoamericanos, como los de Chile, Honduras o Colombia.

Este último ha decidido ahora dar un paso más y suspender relaciones diplomáticas, sumándose así a Bolivia y a Belice.

"Hoy la humanidad, en todas las calles, está de acuerdo con nosotros. No puede volver la época del genocidio, del exterminio de un pueblo entero ante nuestros ojos, ante nuestra humanidad. Si muere Palestina, muere la humanidad y no la vamos a dejar morir", dijo el presidente Gustavo Petro en un discurso este miércoles 1 de mayo en el que anunció la ruptura diplomática.

Seis meses antes, el 31 de octubre, el portavoz del gobierno boliviano anunciaba con palabras parecidas esa misma decisión.

Bolivia "ha tomado la determinación de romper relaciones diplomáticas con el Estado de Israel en repudio y condena a la agresiva y desproporcionada ofensiva militar israelí que se realiza en la Franja de Gaza", señaló entonces su vicecanciller de Exteriores, Freddy Mamani.

Dos semanas después, Belice anunciaba en un comunicado la suspensión de las relaciones diplomáticas con Israel por el “incesante bombardeo indiscriminado” sobre Gaza y porque, desde el 7 de octubre, Israel había violado “de manera constante” el derecho internacional.

¿En qué se traduce esta ruptura?

Pues, en realidad, no está claro. Ninguno de estos tres países tiene gran peso político en Medio Oriente y sus intercambios comerciales y diplomáticos con Israel antes de esta crisis eran modestos.

Colombia es, no obstante, el segundo socio comercial de Israel en Latinoamérica después de Brasil. Ambos países firmaron un acuerdo de libre comercio en 2020, y el ejército colombiano utiliza aviones y armamento israelí para luchar contra los carteles de la droga y grupos insurgentes.

Sin embargo, por el momento, este acuerdo no parece haberse visto afectado, y el ministerio de Relaciones Exteriores colombiano ha comunicado su intención de “mantener la actividad de las respectivas secciones consulares en Tel Aviv y Bogotá”.

El efecto de este quiebre de relaciones es principalmente “simbólico, y manifiesta una sensación de aislamiento y un cambio de actitud hacia Israel”, analiza Mekelberg.

Pero el experto de Chatam House también recuerda que este tipo de decisiones también suelen tener un componente ideológico y de política interna: “Es como sucedió con Brasil; con Bolsonaro había un apoyo total a Israel y al volver la izquierda regresaron las críticas”.

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El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha endurecido su discurso contra Israel.

Cortar los vínculos comerciales

El pasado jueves, Turquía anunciaba que suspendía todo el comercio con Israel hasta que el gobierno liderado por Benjamín Netanyahu acepte “un flujo ininterrumpido y suficiente” de ayuda humanitaria en Gaza.

Según el ministro de Comercio turco, “se han detenido las transacciones de exportación e importación relacionadas con Israel, que abarcan todos los productos”.

El comercio entre ambos países ascendió el año pasado a US$7.000 millones.

Turquía fue el primer país de mayoría musulmana en reconocer a Israel, en 1949. Pero las relaciones bilaterales han empeorado en las últimas décadas.

El episodio más tenso se vivió en 2010, cuando Turquía rompió relaciones diplomáticas con Israel después de que ese país atacara en aguas internacionales a una flotilla de seis barcos turcos que pretendían llegar a Gaza rompiendo el bloqueo marítimo que Israel impone a la Franja.

En el asalto de los comandos israelíes murieron 10 activistas propalestinos turcos.

Las relaciones se restablecieron en 2016, pero ambos países expulsaron a los respectivos embajadores dos años más tarde por una nueva disputa sobre el asesinato de palestinos en la frontera de Gaza.

La situación se ha agravado desde el 7 de octubre. Netanyahu y el presidente turco Recep Tayyip Erdogan se han lanzado acusaciones mutuas que han ido en aumento.

Mientras que Erdogan ha comparado al israelí con Hitler, Mussolini y Stalin y lo ha descrito como “el carnicero de Gaza”, Netanyahu ha dicho del líder turco que "apoya a los asesinos en masa y violadores de Hamás, niega el genocidio armenio [y] masacra a los kurdos en su propio país".

Suspender la venta de armas

Varios países -como Canadá, Italia, Japón, Bélgica o España- han anunciado en los últimos meses que dejarían de vender armamento a Israel.

Sin embargo, analizando de forma un poco más detallada estas decisiones, la realidad que se impone es un poco diferente.

En Bélgica, ha sido la región de Valonia la que ha decidido suspender la venta de pólvora a Israel. Italia también anunció la suspensión de la exportación de armas desde el 7 de octubre, aunque su ministro de Defensa reconoció luego que siguieron mandado a Israel los pedidos que ya estaban concertados de antes, con garantías de que no se iban a utilizar en Gaza.

Algo parecido sucedió con España, que también anunció que suspendía los envíos de armas y luego se desveló que había seguido mandando munición. Madrid dijo, sin embargo, que iban destinadas a ejercicios militares.

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La enorme mayoría del armamento que Israel importa procede de estados Unidos y de Alemania.

La situación es similar con Canadá: el primer ministro, Justin Trudeau, anunció que se congelaban los posibles nuevos acuerdos de venta de armas a Israel, pero no los que ya estaban concertados.

En Japón ha sido una empresa, Itochu Corporation, quien ha suspendido la colaboración con un fabricante israelí de armas. Y en Países Bajos, un tribunal ha obligado al país a frenar una venta de aviones militares a Israel.

Pero ninguna de estas decisiones tendrá apenas impacto en la guerra.

Más del 95% de las importaciones israelíes de armas procede de Estados Unidos y Alemania, que no han dado ningún signo claro de que vayan a ser suspendidas.

El impacto de estas restricciones de venta de armas “es limitado, ya que son Estados Unidos y Alemania los que suministran la mayoría de las armas, mientras que los demás envían sobre todo componentes o equipos muy específicos que probablemente puedan ser reemplazados por otros, así que no va a cambiar nada”, argumenta Yossi Mekelberg.

Acudir a la justicia internacional

Ante la ofensiva israelí en Gaza y la acumulación de muertes, Sudáfrica optó el pasado diciembre por una estrategia diferente para intentar frenarlo: acudió a la justicia internacional.

Sus abogados presentaron ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya un caso en el que acusaron a Israel de cometer un genocidio contra la población palestina de Gaza, algo que el país mediterráneo rechaza.

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El ministro sudafricano de Justicia, Ronald Lamola, explicó el caso que su país presentó contra Israel ante la Corte Internacional de Justicia.

En enero, el tribunal, que dirime disputas entre Estados, emitió un fallo provisional que ordenaba a Israel tomar medidas para prevenir actos genocidas en Gaza, pero no llegó a exigirle que detuviera su ofensiva militar.

"Israel salió relativamente ileso de esos procedimientos, pero el hecho de que se llevaran a cabo significaba que Israel había perdido la batalla", explicó en una entrevista con la BBC Michael Oren, que fue embajador de Israel en Estados Unidos entre 2009 y 2013.

Ahora, sin embargo, las alarmas suenan con más fuerza en las altas esferas israelíes, pero por las acciones que puedan tomar otro tribunal internacional.

La posibilidad de que la Corte Penal Internacional (CPI) emita órdenes de arresto contra los principales líderes políticos y militares israelíes, entre ellos el propio Netanyahu, tiene en vilo a Israel.

La CPI, que lleva casos contra individuos por crímenes de guerra o crímenes contra la humanidad, lleva tres años investigando las acciones de Israel en los territorios ocupados y, más recientemente, también las acciones del grupo miliciano Hamás.

En el pasado ha emitido órdenes de arresto contra líderes como el presidente ruso Vladimir Putin y el de Libia, Muamar el Gadafi, y militares como el ugandés Joseph Kony.

La Corte Penal Internacional no ha confirmado nada, pero en la última visita del fiscal de la CPI a Israel y Cisjordania, Karim Khan dejó claro que “todos los actores deben respetar el derecho internacional humanitario. Si no lo hacen, no se quejen cuando mi oficina deba actuar".

“Adónde va a llevar esto, no lo sé”, analiza Mekelberg, “pero debería mandar un mensaje a Israel de que las acciones tienen consecuencias”.

BBC

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