Los restos mortales del teniente Daynor Sandoval Ortiz fueron enterrados este lunes en un mausoleo de la Policía Boliviana en el Cementerio General de la ciudad de La Paz. En medio del llanto de familiares y el homenaje de autoridades, se dio el último adiós al uniformado. 

El efectivo, que fue ascendido al grado de capitán, deja en la orfandad a una niña. Era oriundo de Coripata, una comunidad de los Yungas, lugar en el que se encontraba desplegado para la erradicación de los cultivos excedentarios de la hoja verde.

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Sandoval era parte de la Unidad Móvil de Patrullaje Rural (Umopar). Se conoce que tenía ocho años de trabajo dentro de la institución del orden. Tenía 30 años y su padre también se dedica al cultivo de hoja de coca. 

"Quiero justicia. Mi hijo era un hombre muy bueno, era hijo de un cocalero que me ha costado hacerle estudiar", dijo hace algunos días su madre, que esta tarde rompió en llanto al ver cómo era sepultado Daynor.

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Los datos indican que el uniformado falleció a causa de un impacto de bala en La Asunta, cuando se registró un enfrentamiento con los productores del arbusto. El hecho se registró cerca a las 17:00 y fue trasladado, inicialmente, a Santa Cruz.