Miguel Angel Perez Flores, ese es el nombre del niño, cuyos padres son dos de los sobrevivientes de la primera explosión en la ciudad de Oruro, registrada el sábado 10 de febrero, durante el Carnaval.

Los médicos habían recomendado a Cinthia Flores Ríos (22) y Franz Pérez Huarachi (26), la joven pareja, interrumpir el embarazo. Sin embargo, siguieron adelante y el nacimiento se registró esta mañana, en el hospital de tercer nivel Corea.

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Los datos indican que los padres apenas tenían un mes de casados cuando se registró la tragedia. Y hoy, siete meses después del hecho, y a pesar de las complicaciones, cumplieron el sueño de formar una familia.

Ese sábado del incidente, ambos disfrutaban de la entrada folclórica en Oruro, desde una gradería en la avenida 6 de Agosto. Fueron a comer algo y retornaban al lugar donde tenían asientos, por la avenida del Ejército y Bakovic, cuando la explosión les cambió la vida.

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La mujer, que tenía casi 8 semanas de embarazo, sufrió serias lesiones en el rostro y el cuerpo por las esquirlas, mientras que a su esposo por poco le amputan una pierna.

Fue sometida a varias cirugías y por la aplicación de medicamentos, los doctores le dijeron que su bebé podría presentar malformaciones, por lo que les sugirieron apelar a un aborto.

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Según Franz, ambos decidieron que el embarazo continúe hasta lograr cumplir con su anhelado sueño de ser padres, y suspendieron los tratamientos y operaciones que su esposa aún necesita. 

Cinthia está en reposo absoluto y solo agradece a Dios por la salud de su bebé.  Ya piensa en retomar los tratamientos y operaciones que le permitan restablecer su salud. En medio de la tragedia, la pareja está en recuperación y su mayor consuelo es haber traído al mundo a su bebé.

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La primera explosión cobró la vida de ocho personas, todas integrantes de una sola familia, además de otras 49 personas heridas. Existió una segunda detonación, el 13 de febrero, que dejó cuatro muertos y 12 heridos.

La Policía y la Fiscalía siguen con la investigación de ambos hechos. Juan Carlos Herrera Beltrán, es el principal sospechoso del primer hecho. Se trata del padre y esposo de dos de las víctimas.