Este martes los turistas extranjeros ya pueden viajar a Japón, país que había cerrado sus fronteras desde el inicio de la pandemia, hace cerca de dos años y medio. El Gobierno levanta todas las restricciones y apuesta por un yen débil para relanzar el turismo.
Llevar la mascarilla, aunque no sea obligatorio, continúa siendo de rigor, y los hoteles pueden expulsar a los clientes que se nieguen a llevarlo. Pero a parte del barbijo, los turistas extranjeros que vengan a Japón se sentirán como reyes. Sobre todo, si compran un abono para los trenes que les permita cruzar de una punta a otra el archipiélago, abono que está a muy buen precio.
La razón: un yen muy bajo. La moneda nipona ha perdido el 25% de su valor desde principios de 2022. El Gobierno espera que esta depreciación del yen atraiga a los turistas extranjeros y compense así el bajo consumo interno.
Las tarifas de los billetes de avión se mantienen, sin embargo, elevadas. Para viajar, por ejemplo, entre París y Tokio hay que contar con desembolsar entre 1.500 y 2.000 euros para un vuelo directo.
Los chinos representan un tercio de los visitantes extranjeros
A pesar de la apertura de las fronteras niponas, habrá que esperar a que China también las abra para recuperar el nivel turístico prepandémico. En 2019, los chinos representaban un tercio de los 32 millones de turistas extranjeros que visitan Japón.
Ya no es necesario tener un visado para los turistas que provengan de 68 países, entre ellos la Unión Europea o Estados Unidos. Basta con presentar el certificado de vacunación contra el covid-19 o un test negativo.
Teniendo en cuenta las reticencias de la población, a principios de junio, el Gobierno japonés había autorizado la entrada de los primeros turistas extranjeros, pero en el marco de viajes organizados bajo una alta vigilancia. Pero casi nadie viajó al país.