Las empresas grandes, medianas y pequeñas disminuyeron la demanda de créditos. Las cifras hasta abril del 2024 reflejan una contracción de los préstamos destinados al sector privado cuando hace dos años habían crecido un 7,4%, como lo muestra el boletín oficial de la Asociación de Bancos Privados de Bolivia (Asoban).

Así, mientras en 2022, el crédito empresarial alcanzaba los $us 6.885 millones este año descendió a $us 6.640 millones. En pymes, disminuyeron de $us 3.710 a $us 3.182 millones y en consumo se redujo en 0,7%. Mientras en microcrédito se desaceleró en 3,2% y el hipotecario en 0,7%.

“Los empresarios están desesperados, no pueden producir porque no hay dólares”, dijo Jean Pierre Antelo, presidente de la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (Cainco).

En criterio del dirigente, la inestabilidad política que vive el país no permite que la economía pueda retomar una senda de crecimiento para generar desarrollo, progreso y prosperidad.

Consultado sobre la caída en la demanda de créditos del sector empresarial, Jhonny Morales, viceministro de Política Tributaria, dijo que se trata de un dato revelador porque el negocio de las financieras es la intermediación. “Ellos captan recursos económicos y luego otorgan créditos, pero hay temporadas en los bancos; a inicios del año, que pagan salarios y tienen mayor cantidad de gastos, pero en los próximos meses vuelven a reducir la brecha canalizando préstamos”, dijo.

Asimismo, agregó que la recaudación del Impuesto Al Valor Agregado (IVA) aumentó en 47% y en utilidades creció un 127% para la presente gestión. “Los datos que tenemos advierten un comportamiento distinto”, indicó.

El experto en finanzas, Róger Mario López, precisó que la cartera se contrae como consecuencia de la desaceleración económica y las expectativas, lo que se evidencia en el decrecimiento de la cartera empresarial y pyme.

Llama la atención el crecimiento en microcréditos que, ojalá, la banca esté internalizando bien el riesgo de crédito en este nuevo contexto y no sea un escape hacia adelante, dando créditos que parecen ser más rentables, pero que conllevan mayor riesgo, agrega.

La cartera de la banca es un termómetro de la confianza que existe en el sistema financiero y en la situación económica nacional, y en este sentido no sorprende el comportamiento expuesto por el reporte de Asoban, señala el analista Juan Fernando Subirana.

“La tasa de crecimiento estimada por organismos internacionales es del 1,4% para Bolivia, una tasa menor al promedio regional e incluso al promedio histórico de Bolivia y a esto tendríamos que añadir la situación en torno a la ausencia de dólares”, precisó.

Además, señaló que el crecimiento del peso del microcrédito en la cartera global es una tendencia natural en economías que inician periodos depresivos; en efecto es un alto riesgo para los bancos; sin embargo, es importante recordar que el exceso de regulación no les deja muchas opciones de negocios y están forzados a asumir riesgos cada vez mayores.

Los banqueros consultados por Dinero, pidieron la reserva de su nombre, pero indicaron el decrecimiento de la cartera de empresarial, principalmente en los sectores productivos se debe a que las tasas pasivas a la que los bancos captan a largo plazo están cercanas al 6%, lo que hace inviable el cumplimiento de la Ley 393 que exige tasas topes en vivienda social entre un 5,5% y 6,5% y crédito productivo empresarial al 6%.

Otro ejecutivo del sector financiero privado sostuvo que urge una revisión de la ley para re evaluar los topes de tasas que en las condiciones actuales han quedado completamente obsoletas y están generando un freno en el dinamismo del crédito y un desplazamiento al microcrédito que tiene un margen mayor y un riesgo mayor.

A su vez, Claudia Pacheco, presidenta de la Colegio de Economistas de Santa Cruz, considera que el sistema bancario ha experimentado una contracción significativa en los últimos dos años, afectando principalmente a los sectores empresarial y de pequeñas y medianas empresas (pymes).

Esta retracción se ha traducido en una notable disminución de la inversión y la generación de empleo, como consecuencia de la reducción en la disponibilidad de crédito, según revela el informe de Asoban.

A pesar de que el Gobierno señala que las tasas de desempleo son las más bajas registradas, los datos sobre la contracción crediticia en estos sectores clave contradicen esta afirmación. Estos indicadores sugieren que la economía enfrenta dificultades y tiene un panorama sombrío, complicando aún más la creación de empleo, dice Pacheco.

Para la economista María Angélica Aguilar explicó que se podría pensar que la caída en los créditos se relaciona con el menor nivel de actividad económica que se ha estado viendo en 2023 (cifras del PIB disponibles hasta el tercer trimestre de 2023).


Las cifras por tipo de crédito reflejan esa disminución, salvo en los casos de la cartera hipotecaria y microcrédito que, en todo caso, son bastante modestos.

Se consultó a Asoban sobre las razones de la contracción del crédito, pero no respondieron.

Mientras que la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero ( ASFI) envió el informe al primer trimestre. En el documento que está en la web del regulador, se evidencia que tomando en cuenta todo el sistema financiero -no solo la banca privada- se evidencia un aumento en la cartera (créditos) al subir de $us 28.276 millones a $us 30.522 millones (un 8% más) de marzo de 2023 a marzo de 2024. Y el sector que más ha crecido es microcréditos con el 31%, seguido de vivienda (26%).

Asimismo, indican desde la entidad que el informe de Asoban toma en cuenta Banco Fassil, pero esa entidad financiera –intervenida en abril de 2023- no estaba afiliada en Asoban antes de los problemas que registró en flujo de caja, por lo que tampoco era tomada en cuenta en los informes.

Mora en ascenso

Otro dato que refleja un cambio en el ciclo económico es la mora. Las cifras de Asoban muestran que en la cartera de créditos productivos+vivienda social la mora aumentó del 1,8 al 2,9%.

Mientras los créditos impagos del sector comercial subieron del 3,2 al 4,3%, en servicios del 2,8 al 4,1% y de consumo del 2,5 al 3,4% al primer cuatrimestre de 2024.

Para Subirana, el comportamiento de la mora es un indicador muy preocupante, porque muestra que las personas y empresas están priorizando otras necesidades y compromisos frente a la deuda bancaria, en este sentido, se ratifica la idea de la desaceleración económica nacional; ya que el ingreso percibido o generado no está siendo suficiente para hacerle frente a la inflación del mercado y a la reducción de actividad.

Aguilar coincide en que el comportamiento de la mora, cuando se compara en el primer trimestre de años previos, también aumenta y su comportamiento parece mostrar consistencia con el menor dinamismo de la economía.

Un banquero señaló que la subida de la mora es consecuencia de la desaceleración económica en Bolivia.

PUNTO DE VISTA
Bismarck Arevilca, economista: “Se percibe una mayor incertidumbre”

La disminución de la cartera del sistema bancario puede indicar varios problemas o tendencias en el mercado financiero y económico del país.

Aquí hay algunas posibles razones y sus implicaciones: Desaceleración económica: una disminución en la cartera bancaria puede reflejar una desaceleración económica en Bolivia.

Los hogares y las empresas perciben una mayor incertidumbre económica, que se ve reflejada en las peleas políticas internas del MAS; incertidumbre jurídica (elecciones judiciales). Todo esto genera un clima poco atractivo para la inversión empresarial y por tanto un círculo “vicioso” de contracción de la actividad económica en general.

Otro punto son los riesgos crediticios: frente a una mayor percepción de riesgo crediticio, los bancos están experimentando un aumento en los incumplimientos de préstamos, que se ve reflejado en el incremento del índice de cartera en mora especialmente en el productivo y vivienda social. Esto trae consigo que se reduzcan la concesión de nuevos préstamos o adopten criterios más estrictos para otorgar créditos. Esto podría conducir a una caída en la cartera crediticia total.

Además, la reducción de la demanda de crédito: si los consumidores y las empresas están reduciendo su demanda de crédito debido a una menor confianza en la economía, una mayor aversión al riesgo o una capacidad reducida para endeudarse, esto podría conducir a una disminución en la cartera crediticia del sistema bancario.

Y la pérdida de empleos: si las empresas se ven obligadas a reducir su actividad debido a la falta de financiamiento, se podrían perder empleos, lo que afectaría el bienestar de las familias y la economía en general. No es la tasa de desempleo uno de los indicadores que más nos debería preocupar sino la informalidad tal como lo demuestra la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Bolivia es el país con mayor trabajo informal del mundo.