La escasez de dólares hizo girar la mirada al sector agroindustrial, un sector con una maquinaria bien aceitada para la generación de divisas.

Sin embargo, para lograr un mayor impacto, el agro hizo notar que es necesario incrementar la producción que por los eventos climáticos se vio afectada, particularmente la oferta de maíz y soya, un aspecto que puede incidir en el valor de las exportaciones.

Desde la Cámara Nacional de Industrias Oleaginosas de Bolivia (Caniob) hicieron notar que el sector oleaginoso mantiene la liquidez de divisas en el país, pues los dólares de exportación de los derivados de la soya ingresaron de manera normal a Bolivia a través del sistema bancario privado.

En 2023, según el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), con datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), las exportaciones de alimentos fueron de $us 565 millones, de los cuales $us 350 millones corresponden a la agroindustria.

Sin embargo, debido a la sequía, las proyecciones de rendimientos fueron menores en la cosecha de verano de soya y los valores de precios internacionales muy bajos con relación al año pasado, lo que va a repercutir en un menor volumen de divisas que ingresarán al país.

Ante este escenario, el uso de nuevos eventos biotecnológicos urge. Fernando Romero, presidente de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), destacó la necesidad de complementar los esfuerzos con la adopción de semilla mejorada, capaz de enfrentar de mejor manera las situaciones de sequía y aumentar la productividad.

Desde la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO) también manifestaron los mismo y remarcaron que es necesario incorporar diferentes semillas genéticamente mejoradas para incrementar la producción y esa es una alternativa concreta a la generación de mayores divisas.

En este contexto, desde el Gobierno anunciaron su disposición a dialogar sobre el tema y propiciaron una serie de reuniones con el agro, como las del 17 de agosto y 27 de agosto y otra a inicios de septiembre.

En el encuentro se abordaron diferentes aristas técnicas y legales y se puso en la mesa las dos posibles alternativas para que el país ingrese plenamente al uso de la biotecnología: empezar de cero, la propuesta del Ejecutivo, o avanzar con lo que ya hay, la opción del agro.

Desde adentro

Se pudo saber que en los diferentes encuentros la posición de ambos sectores fue una traba para avanzar de manera más fluida. 

La necesidad del Gobierno de tener la certeza de que si al permitir nuevos eventos biotecnológicos, no se iba a provocar daños a la salud y al medioambiente fue una constante, algo que desde el agro observaron, al considerar que los nuevos eventos ya están vigentes desde hace año en diferentes países de la región y no han provocado daño en la salud de su población o algún impacto negativo en el medioambiente.

“Se avanza muy poco. Las trabas son más de enfoque y administrativas. No quieren que se use todo el potencial de la biotecnología. Esperamos que prime un enfoque técnico y no uno político, donde se calculen otras cosas y no se tome en cuenta el tema de la productividad, un aspecto por le cual se están haciendo estas reuniones”, reflexionó una fuente del agro.

Un aspecto que descoloca al sector productivo es el doble discurso que maneja el Gobierno, pues por un lado habla de la importancia de aumentar la producción de los alimentos y al rato precisa que el uso de la biotecnología solo será para la producción de biocombustibles.

Así el ministro de Desarrollo Rural y Tierras, Yamil Flores, aclaró que el Gobierno tiene previsto promover el uso de biotecnología en el país, con un enfoque inicial en la producción de biodiésel.

La autoridad sostuvo que, en una primera etapa, “el impulso de la biotecnología estará dirigido exclusivamente a la producción de hidrocarburos, en este caso biodiésel”.

A tiempo de reiterar que no solo se deben evaluar los datos técnicos, sino también las implicaciones en la salud y los procedimientos necesarios, especialmente en lo que respecta al consumo humano y animal.

Sin embargo, la misma autoridad adelantó que el presidente, Luis Arce, convocará a la CAO a una nueva reunión en los próximos días, en la cual se hará conocer los avances para la aplicación de biotecnología en el país.

Amplió que están en análisis cuatro eventos para el uso de semillas mejoradas que están relacionadas con el algodón, la soya, la caña de azúcar y el trigo.

Flores puntualizó que se está trabajando en el tema del algodón debido al requerimiento de los empresarios, ”en el tema de la soya, de la caña y  del trigo, se están viendo las posibilidades que hay para esos cultivos”.

Sobre el maíz, el ministro explicó que es un tema especial, porque está “restringido por la Constitución, por dos leyes; por lo tanto, es un tema que nosotros no podemos como Gobierno aventurarnos a tomar decisiones rápidamente, porque podemos cometer errores”, subrayó Flores.

La Asociación de Productores de Maíz y Sorgo (Promasor) reiteró que es urgente la implementación de eventos biotecnológicos que permitan aumentar la producción de maíz en el país, ante los desafíos climáticos que han afectado gravemente al sector.

Los maiceros hicieron notar que el grano es un insumo clave para otros sectores como el avícola, el porcicultor y el lechero, y que su escasez puede provocar un déficit en la oferta de esos productos y que “la mejor opción es contar con nuevos eventos que garanticen el grano para el mercado interno y no se tenga que recurrir al de contrabando que ingresa de Argentina y que es un maíz genéticamente modificado”.

“Las conclusiones finales van a indicar si hay voluntad política para apoyar a uno de los sectores que puede aportar con una importante cantidad de dólares o que simplemente estas reuniones fueron una formalidad, cuando en realidad ya todo esta definido”, observó otra fuente del sector agroindustrial.

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