Ya sea en el sector de la gastronomía o el tecnológico, los emprendimientos comienzan con pequeños sueños que paso a paso dan forma a grandes negocios. El camino es duro y arriesgado, pero si hay pasión, todo sale bien. Perseverar es la recomendación que dan algunos emprendedores consultados por EL DEBER. Conozca un poco de sus proyectos y sueños.

Carlos Vaca, propietario de Cevichito Express, comenzó con este emprendimiento hace unos tres años debido a la pasión que tiene por la comida. El consejo que deja a las personas que quieren emprender es “si tienen la vocación de hacer algo, anímense a hacerlo”, además de ser consecuente y no decaer en el intento.

La jornada de trabajo de Rosario Vargas inicia mucho antes de que salga el sol y concluye después de las 21:00. Es emprendedora, madre, esposa, hija y una boliviana más que cree firmemente que el trabajo honesto ayudará al país a salir de la crisis en la que está sumido desde hace algún tiempo.

Tiene 43 años de edad, es auditora y chef, pero su prioridad es, fue y será siempre ser madre de sus dos hijas. Por eso tuvo que conjugar sus profesiones y sus miedos para ser una emprendedora más.

Esta joven empresaria afirma que a pesar de lo demandante que es ser dueño de tu propio negocio, este es un sueño que tenía pendiente por la pasión con la que cocina y atiende a sus comensales.

El emprendimiento crece en el ámbito tecnológico. Viviana Angulo forma parte de este ecosistema. Es cofundadora de Pista 8, la primera aceleradora dedicada a la aceleración del talento emprendedor boliviano. Ha impulsado más de 40 emprendimientos y codiseñado programas nacionales como el "Track Mujeres", beneficiando a más de 500 mujeres.

Su trabajo también incluye la creación de una certificación internacional para mentores especializados en startups. Actualmente, como embajadora de WeInvest para Bolivia y líder del Executive Forum, sigue promoviendo la equidad de género y el desarrollo empresarial.

Otros emprendimientos llegan de distintas formas, por ejemplo, el olor a café dio un giro a las preocupaciones de Juan Pablo Oropeza. 

Poco antes de la pandemia, no pudo continuar trabajando como profesional en seguridad industrial en el área de la construcción, debido a que no pudo revalidar su título, obtenido en Argentina, para el territorio boliviano. Esto le impidió obtener la certificación CISO y quedó desempleado, justo cuando su esposa había dado a luz a su primer hijo.

Sin embargo, Juan Pablo tuvo la capacidad de reinventarse. Durante la pandemia, probó suerte con la venta de pizzas por delivery, aunque sentía cierta curiosidad por el café.

 Fue así que tomó cursos, se capacitó y con un pequeño capital, en agosto del año pasado abrió Black Coffee, una cafetería al paso montada sobre un ‘food truck’, que todas las mañanas ofrece tres tipos de café con alfajores y medias lunas a los oficinistas que trabajan en la zona del Centro Empresarial Equipetrol.

Emprendimiento en familia

En Tarija, la familia Martínez-Villagrán ha sobresalido en la producción de frutos rojos. Hace 20 años, comenzaron ofreciendo consultoría en producción de frutas y hortalizas, y en 2009, iniciaron la producción y comercialización de arándanos, frambuesas y zarzamoras, consolidándose en el mercado.

La idea de emprender surgió de su experiencia como consultores. Una consultoría contratada por la gobernación de Tarija les permitió trabajar en la producción de arándanos, identificando las mejores variedades y zonas para su cultivo, lo que les impulsó a continuar por su cuenta.

El camino no ha sido fácil. "Decidir emprender no fue el mayor desafío, pero enfrentamos innumerables obstáculos que complican el crecimiento de los pequeños emprendimientos. Ser un emprendedor legal en este país es muy complicado", expresó Sergio Martínez.


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