En junio, los incendios rompieron récords históricos para este mes en el Pantanal, el humedal más grande del mundo, que es compartido por Bolivia y Brasil, y que alimenta de agua a la Hidrovía Paraguay-Paraná, la única salida soberana que tiene el país hacia el Atlántico.

El Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) de Brasil detectó en este mes 733 incendios en el bioma del Pantanal, siendo el récord anterior de incendios de junio, de 435 registrados en 2005.

Si bien la mayor cantidad de incendios se produce en territorio brasileño y, hasta la fecha, se ha controlado el 96% de los mismos, Bolivia es la más perjudicada por la bajante de agua en el Río Paraguay y, principalmente, en el Canal Tamengo, donde Bolivia cuenta con tres puertos, por donde ingresan productos como combustibles y sale uno de los productos no tradicionales de mayor exportación: la soya.

Según la Cámara de Exportadores de Santa Cruz (Cadex) en la hidrovía operan varias decenas de empresas navieras y unas cinco tienen operaciones recurrentes hacia Bolivia. De estas, algunas anunciaron que suspendieron el tránsito hacia los puertos Jennefer, Gravetal y Puerto Aguirre, debido a que solo se puede cargar entre 50 y 60% de la capacidad de las barcazas.

Una de las navieras, Líneas Panchita G de Navegación, confirmó a EL DEBER, el sábado, que suspendió sus operaciones de transporte fluvial, debido a que el nivel del agua impide navegar a las barcazas con la carga suficiente que justifique la inversión en el transporte.

“La suspensión es progresiva, conforme el nivel de agua sea navegable seguimos operando, hasta un nivel de 6 a 7 pies, dependiendo de la terminal portuaria y el producto. Abajo de esos niveles no es viable, operativamente, el transporte por el Canal Tamengo, y similar restricción, más al sur del río Paraguay. El inicio de bajante empezó en finales de mayo e inicios de junio 2024”, indicó Hugo Dalence, representante en Bolivia de la empresa.

Por su parte, Enrique Notta, representante para Bolivia y Brasil de la naviera paraguaya Inter Barge, indicó que a última operación con puertos bolivianos se realizó hace más de 10 días y ya no es posible navegar por el Canal Tamengo.

Sin embargo, la empresa continúa operando con transporte de mineral desde Puerto Ladario (Brasil) y Puerto Busch (extremo sureste de Bolivia), donde todavía se puede navegar pero con las restricciones por el calado.

Según Notta, en anteriores años y por estas fechas, gran parte del Pantanal se encontraba bajo agua, pero actualmente la sequía consumió los grandes espejos de agua, que es característico de esta región. 

“Ahí es muy fácil producir un incendio hasta de manera natural por la alta sequedad, la temperatura y, punto aparte, a los irresponsables (que prenden fuego) que lamentablemente no faltan”, expresó.

“Entonces ese es el impacto que se está viendo. Lo normal es que los incendios se provoquen en los meses de agosto o septiembre; pero en junio hubo récords de incendios en Brasil, que tiene más recursos para atacar (los incendios), pero pese a eso le costó bastante. Ese es otro impacto muy significativo de la sequía para el poco volumen de lluvia que se dio”, indicó Notta.

El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) asegura que diversos estudios vinculan también la sequía en el Pantanal al aumento de la deforestación en la Amazonía, que en el 2019 aumentó en un 85 % y en el 2020 continuó en niveles alarmantes.

“Esto debido a que una parte de la humedad que recibe el Pantanal proviene del mayor bosque tropical del planeta a través de un fenómeno denominado ‘ríos voladores’. Se trata de masas de aire cargadas de vapor de agua que vienen del Océano Atlántico traídas por los vientos alisios y llegan a la Amazonía para después ir en dirección sur, pasando por el Pantanal”, menciona la WWF en su portal dedicado al Pantanal.

Vía fundamental

De acuerdo con datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Por la Hidrovía Paraguay-Paraná se movilizó en los últimos años, como “carga de bajada”, la soya y sus derivados, con la torta de soya como principal producto, seguido del grano de soya, aceite de soya en bruto, mineral de hierro, urea, bolsas y sacos, cemento hidráulico, yeso, cueros, castaña, frejol y carne.

Por el lado de la “carga de subida”, principalmente están las gasolinas, diésel, maquinaria, fosfato monoamónico, laminados planos de hierro; lanas de escoria, roca y minerales; asientos de madera; muebles de madera; pinturas, ventiladores, artículos de cocina, artículos de higiene, alfombras, son los que destacan entre más de 100 productos importados.

Según datos históricos procesados por el IBCE, Bolivia logró en la gestión 2022 un movimiento pico de carga por la Hidrovía, superando en poco los $us 1.000 millones de dólares en valor, por un total de 1,7 millones de toneladas de carga de bajada y subida.

La importancia para el comercio

La hidrovía es un sistema fluvial formado por los ríos internacionales Paraguay y Paraná, ofrece una vía navegable natural con una inclinación mínima que elimina la necesidad de construir esclusas para ese cometido y es aprovechado por un sistema de transporte de bajo costo. Comienza al norte de Brasil, en el Puerto de Cáceres y baja hasta el Puerto de Nueva Palmira en Uruguay.

Esta arteria hídrica cuenta con un área de influencia de 1,75 millones de kilómetros cuadrados y una población de 17 millones de habitantes.

Las embarcaciones que recorren la hidrovía en su mayoría son los denominados convoyes o trenes de empuje, con poco calado. Cada convoy es un grupo de barcazas arrastradas por un remolque de empuje. 

Una barcaza mide aproximadamente 12x48 metros con la capacidad de cargar hasta 1.500 toneladas; pero al pasar a formar parte de un convoy de 20 barcazas el tren de empuje puede medir hasta 300 metros de eslora por 60 metros de manga y su capacidad de carga llega hasta las 30 mil toneladas, aproximadamente.

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