Desde el Instituto Nacional de Estadística (INE) informaron que “a pesar de (tener) un contexto internacional desfavorable y efectos climatológicos adversos”, Bolivia ha tenido una recuperación en relación a su balanza comercial.

El director general ejecutivo del INE, Humberto Arandia, indicó que está recuperación se tradujo en un superávit registrado en mayo de 2024, “brindando mejores expectativas en torno al desempeño de este sector y por consiguiente en una potencial mayor disponibilidad de divisas en nuestra economía”, según el registro de una nota de prensa del INE.

De acuerdo a los datos presentados por el INE, el saldo comercial de Bolivia en mayo del presente año registró un superávit de $us 68 millones, explicado principalmente por la recuperación de las exportaciones no tradicionales. Como ejemplo, los derivados de soya aumentaron en $us 24 millones.

En tanto, en lo que se refiere a las exportaciones tradicionales, el informe del INE detalló un repunte de las ventas externas de zinc que, en comparación al mes de abril, aumentaron en $us 42 millones.

“En efecto, este resultado se origina en un crecimiento del 5% en las exportaciones no tradicionales, donde, como bien se señala, destaca el comportamiento de la soya y sus derivados. Es importante destacar también el buen comportamiento del sector cárnico que posiciona a Bolivia como unos de los principales exportadores de carne bovina a escala mundial”, acotó el ejecutivo del INE y añadió que, por otro lado, las exportaciones tradicionales “repuntan” por el desempeño del sector minero, que registra un incremento en las exportaciones de zinc.

Con relación a las importaciones, según los datos del INE, las mismas llegaron a $us 739 millones en mayo de la presente gestión. Según el cuadro de valores, desde junio del año pasado hasta mayo de este año, esta es la cifra más baja que se registró. En noviembre del año pasado, que es cuando se registró el pico más alto, el valor de las importaciones alcanzó a $us 1.052 millones.

Punto de vista 

Luis Fernando Romero, presidente del Colegio Departamental de Economistas de Tarija, analizó los datos presentados por el INE y observó que las exportaciones de mayo 2024 respecto a abril aumentaron apenas en 0,5% y las importaciones más bien se redujeron en 7,5%.

“Comparando con mayo 2023, nuestras ventas al exterior cayeron en 17%, pero nuestras compras del resto del mundo descendieron más, en un 24%. Desde septiembre de 2023 nuestro comercio exterior presentaba un saldo comercial negativo y continuo, cuya racha se rompió en abril de 2024. El saldo comercial de esta gestión se incrementó en $us 1.409 respecto al mes anterior, sobre todo por el valor muy pequeño de este”, dijo Romero.

El economista también manifestó que del total las exportaciones bolivianas, el 70% corresponden a productos tradicionales (minerales e hidrocarburos) y el resto a los no tradicionales (soya, carne, oro metálico, otros).

“Esta cifra es una muestra clara de que aún está muy vigente un modelo económico primario exportador, donde la industrialización nacional es incipiente y que nuestro comercio exterior ofrece principalmente materias primas y alimentos, pero demanda muchos productos manufacturados y con valor agregado”, expresó.

Finalmente, Romero manifestó que más allá del cambio en los precios internacionales, la incertidumbre vigente en los mercados mundiales y la presencia de fenómenos climatológicos que afectan el comercio exterior globalizado, en el caso de Bolivia hay un ingrediente adicional negativo: la escasez de dólares.

“Mientras esto ocurra, importar bienes y servicios será cada vez más caro, con un dólar paralelo que ya supera los Bs. 10, que afectará tanto al sector público y privado, pero sobre todo a la población por una inflación creciente y la reducción de su poder adquisitivo; que podría complicarse más aún con mayores costos por comisiones y pagos a las navieras con la que trabaja nuestra economía, cuyo efecto adverso se consolidaría en este segundo semestre 2024”.

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