A dos meses de la cuarentena, el sector de supermercados redujo el volumen de ventas hasta un 30%, según informó la Asociación de Supermercados de Bolivia (Asobosuper). El sector anunció que incluso se realizarán ajustes debido a la crisis generada por la presencia del coronavirus en el país.

Desde el 22 de marzo, el Gobierno decretó una cuarentena total en el país. Esta medida paralizó todas las actividades económicas, con excepción de algunos sectores como los ligados a la producción de alimentos y productos de sanidad. En este grupo está también el sector de supermercados.

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En este contexto, Sergio Weise, presidente de Asobosuper informó que los centros comerciales han operado a media máquina debido a las restricciones existentes.

La economía está paralizada. Una dificultad que tenemos es transportar a nuestro personal”, dijo Weise.

Agregó que muchos supermercados “han tenido dificultades a la hora de abastecerse porque muchas empresas están paradas o dejaron de producir”.

“Sin embargo, nunca hemos permitido que falten los productos de primera necesidad, con destino a la alimentación y la higiene personal”, dijo.

Sostuvo que, pese a estar abriendo de lunes a viernes, el sector viene operando con ventas decrecientes por cada día que dura la cuarentena rígida. La caída, según el dirigente, tocó niveles históricos para la actividad “porque nunca antes se registraron ventas tan bajas”.

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“Tranquilamente (las ventas) cayeron un 30% por dos razones: la primera razón porque la gente tiene restricciones y la segunda porque cada día que transcurre (la cuarentena) la gente tiene menos dinero y comienza a influir el miedo y la inseguridad”, señaló.

Con este panorama, Weise dijo que algunas empresas tendrán que recortar sus costos operativos ante un nivel de venta menor. Esto significa, ser más eficientes en el uso de la energía y del material que usan para embalar.

“Debemos ser más eficientes en el gasto de personal. Tenemos que recortar, los supermercados somos empresas calificadas de intensivas en mano de obra, y es un costo que lo tenemos que bajar para poder sobrevivir”, señaló.

Meger Schamisseddine, gerente de la cadena de supermercados Fidalga, señaló que en el caso de su empresa las ventas se contrajeron un 25%. Sin embargo, dijo que la emergencia sanitaria aceleró los problemas que viene atravesando el sector desde hace dos años, debido a la ralentización económica que registra el país, todavía antes de la cuarentena.

“Ahora el consumidor compra lo necesario, ya no compra el montón como antes”, dijo.

Schamisseddine coincidió que el sector tiene que ajustarse a los nuevos tiempos. Eso sí, dejó en claro que los supermercados, en su mayoría, están abasteciendo en su totalidad las necesidades básicas de la población.

Para él, la situación podría mejorar a medida que se vayan flexibilizando las restricciones, aunque precisó que en este momento lo más importante es la salud.

Sobre posibles recortes, sostuvo que se está analizando la situación porque en la actualidad la realidad es complicada y se tienen que reducir los costos en todos los ámbitos porque la economía está en declive“Todo lo que sea mayor movilidad de gente nos ayudará, pero lo que más nos preocupa es la salud y que los contagios sean contenidos”, subrayó Schamissedine.

A su vez, Mauricio Caussin, gerente administrativo del supermercado IC Norte, señaló que antes de la cuarentena el supermercado tenía 16 horas de trabajo que se redujeron a siete.

“Pero estamos pagando una planilla de 16 horas solo por siete horas de trabajo. Son costos que inciden mucho”, indicó.

Caussin anticipó que se vienen meses duros, aunque están tratando de mantener la estructura de su personal intacta.  "Estamos haciendo esfuerzos para seguir con nuestro equipo completo", señaló.

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