por Jean Pierre Antelo D.*


Los cumpleaños suelen ser momentos para hacer un balance, una pausa. Son ocasiones para mirar al pasado y visualizar el futuro; analizar si vamos encaminados hacia nuestras metas o si debemos virar, dar un salto o construir puentes. Hoy Bolivia cumple años, 199, a puertas de su bicentenario.
No creo que nadie entre los mortales cumpla llegue a los 199 años, pero nuestro país los cumple hoy —y con él— todas y cada uno de los bolivianos. El que ha nacido en el valle, quien que se crio en el Chaco, a quien lo mecieron montañas, el que cosecha castaña y la que anduvo en carretón durante su niñez. Hoy es un día que debe pintarnos de rojo, amarillo y verde, mucho verde, para llenarnos de esperanza y visualizar el futuro que deseamos.
Bolivia ha tejido su historia con hilos multicolor, cada hebra hace al país que somos hoy. Entre estos hilos se encuentran el comercio, la industria y los servicios, promotores del progreso, medidores del pulso de la economía boliviana e impulsores de transformaciones. Los bolivianos entendimos desde tiempos inmemoriales el valor del trueque, el origen más puro del comercio. Desde el valle cochabambino hasta los valles de Tarija se intercambiaban productos y conocimientos, de occidente a oriente, desde maíz, algodón y papas; un vaivén de reciprocidad.
Después del siglo de la plata y el estaño, Bolivia luchó por trazar su propio destino. En este período de renacimiento, Santa Cruz emergió como un faro de esperanza y desarrollo, la ciudad fue un punto de encuentro entre el oriente y el occidente boliviano. Su posición geográfica, a orillas del río Piraí, hizo de Santa Cruz un centro estratégico para el comercio. La tierra fértil que rodea la ciudad la convirtió en el granero del país. A su vez, en un sentir más simbólico, es también tierra fértil para cambas, collas y chapacos, cuyo sueño sea emprender, crear, hacer empresa, hacer país.
¿Pero por qué hablar de la industria, comercio y servicios en el cumpleaños de Bolivia? Porque Bolivia, hoy más que nunca, necesita que esos hilos de progreso y de unidad que no pasan por la ideología y que han estado siempre como testigos de estos casi dos siglos, se vuelvan guías que tejan nuestro rumbo en vísperas del bicentenario. Porque Bolivia merece hoy, más que nunca, como regalo de cumpleaños, que quienes deciden por ella, potencien sus fortalezas y le permitan salir hacia adelante.
Bolivia tiene mucho que ofrecer, productos bolivianos merecen estar en anaqueles de todo el mundo, porque su tierra sigue siendo fértil y puede serlo aún más si prácticas sostenibles y modernas le permitan ser más competitiva. Porque sí existen salidas a las ante los álgidos desafíos del día de hoy y se llaman: biotecnología, liberación de exportaciones, transición energética, financiamiento productivo, promoción del sector pecuario y apuesta por nuevas oportunidades en servicios digitales.

El capital humano y capacidad también existen; están en la fuerza laboral de más de un millón de bolivianos empleados por el sector privado y millones que emprenden de manera independiente. El sector privado está listo para poder apalancar todas estas salidas, estamos listos para regalarle a Bolivia nuestra fuerza y compromiso. Pero en esta fiesta, más de uno debe traer regalos, Bolivia necesita también que le regalen voluntad para avanzar.
Bolivia merece regalos verdaderos; merece políticas públicas que fomenten y brinden seguridad jurídica y financiera a inversión privada local y extranjera. Merece que le permitan acceder a nuevas tecnologías y mejores prácticas. Bolivia merece desarrollo, crecimiento y prosperidad.
Bolivia merece educación, infraestructura y tecnología. Bolivia merece puentes, diálogo sincero y consenso mínimos que se transformen en cimientos de un verdadero crecimiento
Los cumpleaños son momentos para hacer cambios; ajustes que muchas veces, sino todas, son difíciles y hasta dolorosos, pero supremamente necesarios. Hoy Bolivia requiere cambios certeros guiados por el sentido común, para así, poder desearle un verdadero y sincero feliz cumpleaños.


*Jean Pierre Antelo D. es Presidente de CAINCO