Este fin de semana la política se vistió de campaña después de una semana de novedades, especulaciones, decisiones y tensiones. A pesar de insistir con la unidad y la democracia, las intenciones se diluyen como polvo de estrellas. En las calles, a jirones e insultos con los que piensan distinto. Con actitudes intolerantes se recibieron a grupos de diferentes bastiones políticos en varias capitales del país. 

La Conferencia Episcopal Boliviana, Unión Europea y las Naciones Unidas trataron de bajarle el tono pidiendo pacificación y respeto por el libre pensamiento y por el proceso democrático. Falta mucho para el 18 de octubre, pero más, para encontrar madurez democrática. No solo en las calles, en los fueros, en los medios de comunicación, en las redes y en la sangre que corre por las venas de la patria.

Dicen que el tren pasa una sola vez y si no lo tomamos… Se trata de oportunidades. La pandemia trajo la oportunidad de mejorar los sistemas de salud, tomar conciencia sobre los descuidos en nuestra salud, etc. Los incendios del año anterior dieron a nuestros legisladores la oportunidad de cambiar las leyes y cuidar el medioambiente, aunque no lo hicieron, ya se quemaron 400.000 hectáreas. 

Las elecciones del 18 de octubre son otra oportunidad para el fortalecimiento de la democracia, el diálogo, la apertura mental y la tolerancia. ¿Será otra oportunidad perdida? Lo peor sería no aceptar los resultados y que el 19 de octubre se reinicien las convulsiones en el país bajo cualquier pretexto. Las oportunidades están, depende de nosotros estar a la altura y saber aprovecharlas.