Después de un tiempo largo volví a Sucre, la capital constitucional de Bolivia que mantiene sus credenciales inmaculadas como ‘Ciudad Blanca’ por la blancura resplandeciente de sus edificaciones coloniales en el centro histórico, catalogado como uno de sus mayores atractivos turísticos. Allí, en la Casa de la Libertad, se firmó la Declaración de la Independencia, tras el primer grito libertario en el continente el 25 de mayo de 1809. La Unesco la declaró Patrimonio de la Humanidad en diciembre de 1991.

El motivo de mi corta pero gratificante permanencia en la también ‘Culta Charcas’, -otro de sus cuatro nombres-, tuvo que ver con unos denominados ‘Diálogos de Café’ en los que participaron más de una veintena de periodistas de diferentes partes del país. Lo hicieron a convocatoria de la Gobernación de Chuquisaca, con el Bicentenario de 2025 como temática central. Un acontecimiento histórico que el gobernador Damián Condori propuso para que los bolivianos se reconcilien. Y no se pasen otros 200 años sin repensar la nación, cada quien por su lado y hasta enseñándose los dientes.

 El encuentro promovido con iniciativa e interés elogiables, tuvo, además, la participación abierta y espontánea de los habitúes de las numerosas y acogedoras cafeterías. Compartieron y dialogaron con los invitados que fueron distribuidos en cada una de ellas por los organizadores del evento. Está dado el impulso inicial para que los bolivianos tomemos conciencia y reflexionemos sobre una conmemoración ya próxima e irrepetible.