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Cara a cara
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8 de septiembre de 2024, 4:00 AM
Entrada la década de los años 60’ del siglo pasado, Santa Cruz de la Sierra carecía de servicios básicos: Agua potable, alcantarillado sanitario, energía eléctrica y pavimentación. El líquido elemento se lo obtenía de la lluvia, noques o aljibes. O de unos carros aguateros que se aprovisionaban de ignotas fuentes para luego venderlo al vecindario. Al caer la noche, las velas de cera alumbraban los hogares cruceños. Y, según la temporada, las calles se convertían en arenales o barrizales para el paso de los carretones tirados por bueyes. En esos tiempos, los motorizados eran contados...
La historia de la olvidada y empolvada aldea grigotana empezó a cambiar cuando el 15 de julio de 1938, el entonces presidente Germán Busch, uno de los pocos cruceños que gobernó el país, promulgó la Ley de Regalías Petroleras que establecía el 11% de la producción bruta de petróleo para las regiones productoras. Pero por mezquindades del centralismo, esa ley no fue promulgada y el pago de las regalías a Santa Cruz no se hizo efectivo hasta 26 años después para el despegue de su desarrollo.
Fue en 1964 bajo el mandato de René Barrientos y no antes de la invasión punitiva ordenada en 1958 por Hernán Siles Suazo con tropas del Ejército y milicias armadas buscando someter y escarmentar, en sus santas rebeldías, a un pueblo valeroso. Entonces fue clave la lucha del Comité pro Santa Cruz y de otras instituciones cruceñas, bajo el liderazgo del patricio Melchor Pinto. Este es un hito histórico fundamental que es necesario evocar en el mes de Santa Cruz.