Acaba de cerrarse Octubre, mes aciago, y se abre otro de más tensiones e incertidumbre para el país, empujado al borde del abismo por los afines de Evo Morales que ayer cumplieron 18 días bloqueando carreteras. Lo hacen, como en Mairana, en medio de enfrentamientos cada vez más violentos con las fuerzas del orden que parecen haber sido rebasadas. Los impenitentes bloqueadores buscan la impunidad de su líder que, como ‘delincuente confeso,’ se resiste a presentarse ante la justicia para responder por acusaciones de estupro, trata y tráfico de personas.

 Si es capturado en su trinchera chapareña, Morales ha advertido chapuceramente con un levantamiento indígena y hasta con el amotinamiento de las FFAA. Dizque le han llegado audios de los cuarteles que refieren el descontento  militar con el gobierno de Luis Arce que, de su lado, conminó a su exaliado  devenido en su peor enemigo político, a dejar las vías expeditas o activará su atribución constitucional. ¿Y qué está esperando? ¿Por qué no lo hizo antes?

 Según el Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras, solamente el agro registra una pérdida de al menos $us 970 millones mientras el ‘Jefazo’ cierra oídos al pedido de un cuarto intermedio por Todos Santos, este fin de semana. Morales le está causando al país no solo pérdidas millonarias a diario. A los bolivianos les tiene arrebatado su derecho a vivir en paz. Y esa infamia no tiene precio ni puede quedar impune, sin recibir la sanción más dura que corresponda.