Uruguay eligió ayer presidente, Yamandú Orsi del Frente Amplio, lidera los resultados preliminares. Sus propuestas que, a primera vista, parecen visionarias, podrían significar un retroceso para el país. La iniciativa de revisar los esquemas fiscales para que las multinacionales tributen en Uruguay podría desalentar la inversión extranjera, crucial para la generación de empleo y el crecimiento económico. Aunque es importante avanzar hacia una tributación más justa, el exceso de carga fiscal a estas empresas podría trasladarse al costo de los consumidores y las pequeñas empresas. Además, no olvidemos que solo en servicios tecnológicos Uruguay exporta $us 3.000 millones.

En el plano laboral, el énfasis en bonos y ayudas directas, como los 2.500 pesos ($us 60) para familias con niños en educación inicial, parece más un paliativo que una solución sostenible. La creación de 12.000 empleos para jóvenes con formación dual es un paso positivo, pero insuficiente frente a las necesidades reales del mercado laboral. Además, este enfoque limitado podría dejar de lado a una gran cantidad de uruguayos que requieren empleos estables.

Las pequeñas y medianas empresas uruguayas, que enfrentan retos constantes, sí podrían beneficiarse de menores costos burocráticos y tarifas eléctricas reducidas. Sin embargo, estas medidas no compensan un contexto fiscal que podría tornarse más hostil si las multinacionales reducen su actividad en el país.