Lavado de dinero, legitimación de ganancias ilícitas, blanqueo, etc. son términos que denotan toda una serie de procesos para hacer aparentar que X cantidad de ganancias han sido obtenidas por medios lícitos.

Las organizaciones criminales han venido dándose a esta tarea, prácticamente desde los inicios de la civilización mediante el fraude y siempre bajo un sistema de engaño, ocultar el verdadero origen de riqueza.

Desde Babilonia, Egipto, Roma, hasta la Edad Media han existido prácticas cada vez más elaboradas a fin de “justificar” riquezas mal habidas. Fue durante la época de la Ley Seca en EEUU que el famoso gánster Al Capone puso un sinnúmero de lavanderías para justificar que la inversión en ellas y sus ganancias eran lícitas. Aunque fue el tristemente célebre Pablo Escobar el que llevó a su máxima expresión tal actividad.

El lavado de dinero o blanqueo se da en básicamente 3 pasos o fases esenciales: 1. La colocación, 2. La diversificación y 3. El reingreso. Si bien dentro de estos puntos existen muchos pasos y procedimientos a seguir, básicamente esas son las etapas. No necesariamente deben seguir ese orden, pero cuando se investiga minuciosamente, se llega a identificarlos.

En la colocación, el dinero ya ha sido recibido por el lavador y este creará XX empresas fantasmas o sociedades, negocios, etc. y procederá a utilizar el sistema financiero para colocar el dinero y una vez ahí, empezará la siguiente fase del proceso, la diversificación. Aquí se hacen pagos a deudores, se paga la compra de otras empresas, muebles, inmuebles, valores, etc… el dinero ya ha ingresado al sistema financiero y de ahí se realizan las operaciones para que no se quede sin movimiento y todo bajo la apariencia de “legítimos negocios”. Una vez hecho lo anterior, se pasa a la etapa de reingreso, mediante la compra de bienes de lujo, inversiones, portafolios, casas de cambio, casinos, etc. Lo expuesto es muy básico, pero es el modus operandi que básicamente se sigue.

Existen y existirán cada vez más fuertes controles, los criminales tienen la triste fama de estar siempre uno o dos pasos delante de las autoridades, ya que aprovechan el más mínimo vacío legal, regulaciones deficientes, operan en pequeñas cantidades que no llamen la atención.

El lavado de dinero estará bien para películas en las que los mafiosos son puestos como héroes y tipos simpáticos. En la realidad, trae mucho perjuicio a la sociedad en su conjunto y de forma resumida, podemos señalar algunos: desprestigio de los bancos y entidades financieras, índices económicos inflados y no reales, organizaciones criminales, violencia, pérdidas económicas por parte de empresas y comerciantes de bien al no poder competir con los precios e infraestructuras que el lavado genera en sus “negocios pantalla”, corrupción a todo nivel, ad infinitum.

En tal sentido y dado los avances tecnológicos, facilidades en cuanto a transferencias bancarias, remesas, etc. es que el Comité de Basilea, en conjunto con el Grupo de Acción Financiera (GAFI) y otros organismos, han venido emitiendo recomendaciones y normativas modelo que por acuerdos internacionales, Bolivia deberá llevar adelante mediante leyes y reglamentaciones. Eso sí, desde ya un adelanto: los bancos y empresas serán las más fiscalizadas y controladas. Por eso es tiempo de llevar adelante auditorías legales preventivas (Due Dilligence), saber quién es el cliente y mayores controles. En especial lo que se denomina compliance. Toda vez que existirán mayores controles y es importante que los bancos y empresas se adelanten en tener al día las debidas auditorías preventivas y compliance en grado óptimo para evitarse problemas. Guste o no, es la realidad. Eso sí, se debe tener cuidado que las nuevas normativas, sean concordantes con los derechos y garantías constitucionales producto de siglos de lucha y jamás pasarlas por alto so pretexto del ”bien común”, pues esas tesis colectivistas siempre han traído y traerán fracasos.

Agustín Saavedra Zambrana es Abogado