En este primer cuarto de siglo la discusión pública se ha centrado en el rol del Estado, sus virtudes y defectos. La permanente polémica al respecto ha hecho que se deje de lado o se vea a menos el aporte de la iniciativa privada.
Su contribución a la actividad productiva es un aspecto crucial. Las empresas privadas impulsan el crecimiento económico del país, aportando significativamente al Producto Interno Bruto (PIB).
Aunque no se tiene una estadística oficial de la contribución del sector privado a la actividad económica, es posible deducirla sumando el consumo, la inversión y las exportaciones netas del sector privado.
Con este método, se deduce que el PIB privado habría estado en torno a 32 mil millones de dólares estadounidenses (USD) en 2023, mientras que el público rondaba los USD13 mil millones. Es decir, más del 70% de la producción boliviana proviene del sector privado.
Otro de los aspectos más significativos es la creación de empleo. Las empresas privadas de todo tamaño y condición son una de las principales fuentes de empleo en Bolivia, proporcionando oportunidades laborales a más de seis millones de ciudadanos. De hecho, 9 de cada 10 empleos fue creado por el sector privado en el último trimestre de 2023.
Sin embargo, uno de los problemas es que la inadecuada y añeja regulación laboral hace que sólo 550 mil empleos sean generados en empresas privadas formales, 990 mil en empresas familiares y el resto, más de 5 millones, sean emprendedores y trabajadores por cuenta propia. El desafío es tener una legislación que, a la vez de promover el empleo formal, pueda proteger al trabajador con mecanismos adecuados.
En términos de recursos externos, que tanto necesita el país en esta crisis de balanza de pagos, el sector privado aportó en 2023 con USD8.300 millones por envío de bienes, muy por encima de los USD2.600 millones del sector público.
Cabe destacar que las divisas provistas por el sector privado podrían aumentar incluso hasta USD5 mil millones más en términos netos por año promoviendo lo sectores con reacción más rápida como agroindustria, forestal, cárnico, turismo y servicios digitales, tal como lo expuso la propuesta de CAINCO en el Foro Económico 2023 “La Bolivia que queremos”.
Para un mayor aporte del sector privado al PIB, al empleo y a las exportaciones se requiere un mejor clima de negocios, lo cual se consigue con medidas pragmáticas que, por encima de la ideología, otorguen un ambiente adecuado a la inversión.
Un estudio propiciado por la Fundación alemana Friedrich Ebert en 2018 al respecto con la participación de 18 expertos concluyó que la inversión privada podía aumentar si se mejoraba la institucionalidad estatal, se hacía una reforma laboral y se reducían los desequilibrios externos. Éste último factor ha mostrado ser determinante en la actual situación.
Pese al mal entorno, se debe destacar la efectividad de la inversión privada. Entre 2000 y 2023 el sector privado invirtió USD42 mil millones, por debajo de los USD66 mil millones del sector público. No obstante, la producción pública neta de inversión fue apenas de USD142 mil millones frente a los USD348 mil millones del sector privado. En términos sencillos, por cada dólar de inversión privada se generan 8 dólares adicionales de actividad económica, mientras que en caso del sector público es de 2 dólares adicionales por dólar invertido.
La baja efectividad se relaciona con la incapacidad estatal de gestión de las empresas públicas. Entre 2012 y el tercer trimestre de 2023 las empresas públicas acumularon pérdidas de casi USD6 mil millones. Estudios del economista Julio Linares documentan con detalle la mala situación de las empresas públicas.
Por el contrario, la empresa privada en Bolivia desempeña un papel fundamental en el desarrollo económico y social del país, sin arriesgar el patrimonio de todos, sino a cuenta y riesgo de cada emprendedor. ¿No son estos argumentos suficientes para promover, hoy más que nunca, la iniciativa privada?

*Pablo Mendieta es Director de Asuntos Económicos de CAINCO