En medio del nerviosismo por el rumbo del tipo de cambio, me gustaría compartir algunas reflexiones sobre la crisis desnudando hechos y mitos.

Mito: el análisis de la crisis cambiaria pasa por una definición ideológica. Hecho: dado el avance de la ciencia económica, esta crisis va más allá de las ideologías. Sus causas, naturaleza y eventuales efectos están por demás estudiadas por diversos economistas profesionales. Es más, el economista progresista Paul Krugman, Premio Nobel de Economía 2008, es el artífice del modelo más usado para el análisis de crisis y que sorprendentemente se aplica muy bien a la coyuntura boliviana.

Mito: la actual crisis cambiaria es un fallo de mercado. Hecho: siguiendo el análisis de Krugman sobre crisis cambiarias, su origen se encuentra en que un tipo de cambio fijo se torna insostenible cuando existe un alza de los egresos públicos que agotan las reservas de divisas y provoca el fin del sistema. Es un fallo del Estado.

Mito: el tipo de cambio paralelo es el problema. Hecho: la brecha resultante entre el tipo de cambio oficial y paralelo es un indicador de un mercado negro que surge cuando las políticas oficiales no logran equilibrar la oferta y demanda de divisas. Este fenómeno, común en economías con controles cambiarios estrictos, genera inflación al aumentar los costos de importación y distorsiona los incentivos económicos, afectando la competitividad del país.

Mito: existe un fallo del mercado por la alta concentración de las exportaciones en pocos productos y limitado número de empresas. Hecho: en realidad, la falta de diversificación de la base productiva y la dependencia excesiva de las exportaciones de recursos naturales crearon esta concentración.

La forma correcta de ampliar el número de empresas que provean divisas se llama diversificación. Existen múltiples estudios serios que muestran que la diversificación económica se consigue aumentando las capacidades productivas en un proceso de constante prueba y error que es llevado por el sector privado a su propio riesgo.

Es más, la falla de mercado que existe en este caso, siguiendo a los profesores Ricardo Hausmann y Dani Rodrik de la Universidad de Harvard y Andrés Velasco de la Escuela de Economía de Londres, se conoce como “externalidad de auto descubrimiento”. Es una situación en la cual “innovar o ser pionero es muy costoso”. Las barreras al emprendimiento impiden que las empresas puedan incursionar en nuevas actividades. Su solución requiere de menos Estado en las regulaciones y de más Estado en el apoyo a la innovación y a la incursión en nuevos mercados.

Mito: la orientación de la política pública no es causante de la crisis. Hecho: en estos años se ha optado por un enfoque que enfatiza la demanda interna en desmedro del sector externo, que es vital para la provisión de divisas para las importaciones, esenciales para la producción; y, se enfatizó la participación estatal directa en la producción sin la construcción de capacidades e instituciones que preserven su sostenibilidad, provocando la drástica caída de las exportaciones públicas en más de 60% entre 2014 y 2023.

Mito: la crisis cambiaria surge por asimetría de información, cuando algunos agentes económicos se benefician de tener más información respecto a otros. Hecho: la afirmación es correcta. De hecho, la asimetría más clara se origina en el Estado que no ha sido transparente para mostrar oportunamente la información. Es más, la crisis empezó en febrero de 2023 cuando se dejó de publicar las estadísticas oficiales semanales.

En conclusión, la crisis de balanza de pagos en Bolivia es el resultado de una combinación de fallas de mercado, políticas públicas ineficaces y una gestión estatal subóptima. Para superarla, se requiere un enfoque basado en la evidencia y el uso de la ciencia económica recogida en análisis formales y en la recapitulación de experiencias históricas, no sólo para diseñar, sino para ejecutar políticas serias y contundentes contra la crisis.