Jorge Lizarraga

Sin el ánimo de pretender emitir un criterio u opinión especializada, o menos dar la razón a nadie y además viniendo de quien su percepción puede quedar en la nada, es importante rescatar el discurso de posicionamiento institucional como Estado ante las Naciones Unidas, del primer mandatario de un País que vive una izquierda-socialista diferente, pero quien en la oportunidad que le dieron, manifestó ante la comunidad internacional, aspectos tan relevantes y verdades o realidades dispersas, como apreciable es también reconocer que a nivel interno, su suerte es un tanto diferente.

El presidente chileno Boric, en un discurso sin parangón, hizo relucir el pensamiento de quizá dos terceras partes del mundo, o al menos con sentido común superficial y siempre en pro de reconocer a las Naciones Unidades sus errores, y vanagloriar sus aciertos, pero ante todo ver una necesidad como comunidad internacional de hacer cambios y actuar en consecuencia.

El multilateralismo y la defensa y protección de los derechos y soberanía de los pueblos del mundo no pueden quedar abandonadas por proteger ciertos intereses de pocos frente a la necesidad de muchos, como tampoco se puede desconocer que el cambio climático es una realidad que los Estados y gobernantes deben comenzar a verlo y tratar de resolverlo según los compromisos con sus pueblos como así con los tratados y acuerdos internacionales y agenda del futuro.

La labor del Consejo de seguridad de las NNUU, en estas últimas décadas no ha aportado según el propósito inicial de su constitución, ni tampoco ha respondido al interés mayor cual es el pueblo del mundo, y por el contrario se han acomodado sus componentes a la voluntad internacional ligado a intereses económicos-políticos, por lo que se hace necesario reformar su estructura y lineamientos de acción, incorporando a potencias emergentes como Brasil, India, Nigeria, Sudáfrica entre otros.

Es importante rescatar la alusión activa al enriquecimiento ilícito a nivel internacional a través de negocios transnacionales y acuerdos de protección al ilícito, por lo que proponer la creación de Impuestos internacionales y se rinda cuentas sobre transferencias y origen de recursos como también se considere el aporte obligatorio de quienes se aprovecharon o aprovechan sin aporte significativo para el país donde habrían obtenido sus riquezas en los mismos, es una iniciativa que debiera ponderarse a pesar de los intereses de multimillonarios o multinacionales en contrario.

La perspectiva de la imagen y representatividad de la mujer en el contexto mundial, es importante destacar y reconocer, como la violación de los DDHH en el mundo y contra las mujeres debe parar a pesar de perpetrarse con la complicidad entre Estados según sus intereses, y eso debe cambiar.

Cambiar también la concepción de que el mundo debe elegir entre barbaries, es un hecho, no es posible que en la propia casa del mundo, las NNUU, los Estados deban elegir entre la acción genocida de Israel o los actos terroristas de Hamas; o deban quedar en silencio frente la invasión rusa contra el pueblo ucraniano; o desconocer las atrocidades que viven países incluso limítrofes con relación a sus gobernantes y acciones contra sus pueblos; o el bloqueo económico contra Venezuela que no hace sino perpetuar al dictador y arremeter contra el pueblo oprimido y acrecentar la migración.

Una ponderación especial a la justicia y el estado derecho que debe funcionar, como debe respetarse según los lineamientos institucionales y de protección y defensa de los Estados, la democracia hay que ponderarla como hay que reprochar el autoritarismo venga de donde venga, y la labor de la comunidad internacional no es sino unirse y luchar contra las atrocidades del mundo, las acciones biocidas que matan nuestro planeta deben ser sancionados y el compromiso por la lucha contra el cambio climático debe ser de todos a favor de todos.

Estos y algunos otros aspectos, con cierta cosecha personal, fueron esgrimidos por un presidente cuyo discurso de izquierda latinoamericana, condice con quizá otros líderes latinoamericanos, pero discrepa aunque en cierta medida se complementa, aunque usted no lo crea, con aquel del llamado libertario del mundo, no obstante lo importante, es escuchar en el contexto internacional a líderes mundiales cuyas percepciones son ciertamente cercanas al imaginario ideal.