Después de 11 años, el ‘Cacique’ Leopoldo Fernández Ferreira retorna a la tierra que lo vio nacer hace 67 años. Mañana, a las 9:00, el que fuera primer prefecto electo por voto popular en Pando, pisará Cobija, junto a su esposa e hijas para festejar por partida doble. Recibirán la Navidad en casa y, literalmente, para celebrar el fallo del Tribunal Sexto de Sentencia de La Paz, que el 10 de diciembre concedió libertad pura y simple para Fernández, principal acusado del caso Porvenir, que data de septiembre de 2008.

Por este caso, Fernández, que fungió como senador en el antiguo Congreso, fue acusado por el Ministerio Público por los delitos de asesinato, terrorismo, asociación delictuosa, lesiones graves y leves y homicidio, pero solo logró que lo sentenciaran a 15 años por el último delito.

Es uno de los principales presos políticos del MAS y desde su encierro en el penal de San Pedro, se habilitó como candidato a la vicepresidencia por la alianza Convergencia Nacional en 2009 y desde hace un tiempo decidió no pugnar por ningún cargo electivo, pero se mantiene activo en la actividad política.

“Desde la cárcel o desde la calle, continuaré activo en política brindando mi experiencia para ayudar a encontrar las mejores opciones para el país”, respondió a EL DEBER a través de un cuestionario que fue enviado a inicios de semana, el hombre que se convirtió en el blanco de las acusaciones que hiciera en 2008 el entonces ministro de la Presidencia Juan Ramón Quintana y que en medio de un discurso encendido frente a las bases del MAS, pidió enterrar políticamente a Fernández y colocar un epitafio “Prefecto que en paz descanse y conviva con los gusanos”.

 Recientemente la justicia dictó libertad pura y simple en el caso Porvenir, ¿cómo recibió esta noticia?
Con serenidad, sin falso triunfalismo, pero con satisfacción y optimismo por ver que los administradores de justicia se sienten libres de actuar según su conciencia y apegados a la ley. 

La ominosa presencia del MAS en los estrados judiciales, su presión extorsiva sobre jueces y fiscales, estranguló la justicia boliviana y, hoy, sentimos una bocanada de aire fresco que debe permanecer en el sistema judicial.

 Tras la caída del gobierno de Evo Morales, el reto ahora es terminar de consolidar la democracia, ¿Leopoldo Fernández volverá a la política partidaria o se mantendrá alejado de esta actividad o de qué manera aportará para lograr la consolidación de este objetivo?
Nunca estuve alejado de la política y no será ahora que la vaya a dejar. Desde la cárcel o desde la calle, continuaré activo en política brindando mi experiencia para ayudar a encontrar las mejores opciones para el país en las diferentes situaciones que se presentan. 

Son muchos años que hago esto y mientras tenga la fuerza y la lucidez para ponerle el hombro a la Patria, lo haré sin retaceos y de buena fe. Lo que no haré es optar por cargo público alguno.

 Muchos actores políticos y líderes de sectores sociales coinciden en que, tras la caída del poder de Morales, el MAS quedó dividido en dos bloques, está el ala radical y la conciliadora, ¿Qué lectura hace usted?
Siento que hay una división interna en el MAS, sin embargo, yo no categorizaría al sector que promueve el retorno de Evo Morales y la violencia al país como “radical”. Creo que el término que se ajusta a la conducta de estos individuos es “delincuencial y clientelar”.

Es la gente que medró de este país y que en 14 años destruyó su institucionalidad y sus valores, corrompió lo que tuvo a su alcance y hoy, se resiste a perder los privilegios mal habidos de los que disfrutó a costa de despilfarrar el futuro de varias generaciones.

El otro sector, es el de la gente que creyó de buena fe, quizá con romanticismo en el proyecto de cambio que Evo Morales decía encarnar. Ese sector, hoy desencantado de Morales y su cúpula de privilegiados, sigue creyendo y deseando un cambio según sus ideales, pero se da cuenta que Evo Morales y la violencia no son el camino.

 Hasta ahora hay tres precandidatos presidenciales para los comicios generales de 2020, está Carlos Mesa, el ex cívico de Santa Cruz Luis Fernando Camacho y el cívico potosino, Marco Pumari, ¿cómo ve usted esas precandidaturas?
Comprenderá usted que no cometeré la torpeza de pretender erigirme en juez o en árbitro de las legítimas aspiraciones políticas de nadie. Simplemente considero que los tres personajes que usted nombra, así como otros actores políticos nacionales, deben estar dispuestos a buscar el bien mayor para Bolivia. 

Y esto, porque Bolivia, después de su heroica lucha y sacrificio, exigirá de todos los actores políticos, una actitud de patriotismo genuino -no de discurso- en el que todas, repito, todas las posibilidades tienen que permanecer abiertas y sobre el tapete.

Lo conseguido hasta hoy, impensable hace unos meses, debe conservarse por sobre cualquier interés, personal o partidario.

Fíjese que no solo acecha el oscurantismo del ‘Evaismo’ con su bagaje de delincuencia, corrupción y odio, a la vuelta de la esquina tenemos una crisis económica, aún no dimensionada, producto del despilfarro e ineptitud del masismo. 

Estos retos, con seguridad van a requerir, de un gobierno con claridad de visión y libre de prejuicios, para encararlos con decisión, habilidad y fortaleza.

 ¿Usted es partidario de un solo bloque para enfrentar al MAS en las urnas o cree que para Bolivia es más saludable que haya más de tres binomios?
Conceptualmente y en condiciones normales, soy partidario del pluralismo, del debate de ideas y de la concertación política.

Dicho esto, debo decirle que estas no son “condiciones normales” y bajo esa premisa, al estar nuestra democracia, nuestra libertad y nuestra economía en inminente riesgo, creo que deberían hacerse todos los esfuerzos por lograr un frente de unidad que le dé a Bolivia un gobierno con sólida legitimidad, con mayoría cuantitativa y cualitativa en el congreso y que reúna a los mejores hombres y mujeres para capear el temporal que se avecina y neutralizar los ataques de la narcopolítica.

Ese debe ser el gobierno de la verdadera transición del masismo delincuencial a la Bolivia democrática, plural, libre y progresista que queremos para nuestros hijos.