“Es doloroso ver las noticias, que seres inocentes de nuestra naturaleza están pagando por la ambición, por el poder. Pero yo que amo el Oriente porque me dio la dicha de tener un hijo cruceño, sé que esta tierra resurgirá. Esta tierra fue creada para ser fértil, para ser bendita. Y nadie podrá contra ese deseo divino. Santa Cruz se levantará”, dijo conmovida Gabriela Tolay, una tarijeña enamorada del departamento cruceño.

Quiere que sus palabras se amplifiquen como un regalo por septiembre, mes que debería ser motivo de alegría y fiesta, pero que llegó con crisis, humo, incendios, devastación ambiental, un censo con sabor a poco, división de liderazgos, la falta de un norte para el país, y el deceso de un devoto de Santa Cruz como Aldo Peña.

Sin embargo, esta no es la primera vez que el noveno mes del año llega preñado de incertidumbre y desolación. Desde hace varias gestiones, y cada vez con más fuerza, las malas noticias parecen agobiar el espíritu festivo.

Por eso mismo, varios actores ven necesario recordar a los que se sienten cruceños, que este departamento tiene una serie de virtudes que lo hacen resiliente, que esto es solo un mal momento, y que Santa Cruz es promesa de bienestar para el país.

“A pesar de todos los pesares, Santa Cruz se erige como la esperanza de Bolivia. A pesar del abandono de siglos, los cercenamientos territoriales, las invasiones, las ofensas, la subestimación permanente, el no pocas veces disimulado regionalismo racial, los avasallamientos, la destrucción de su hábitat, el centralismo grosero de siempre, el matonaje judicial, esta es la tierra de promesa de mejores días para los bolivianos de todos los rincones del país”, opinó el constitucionalista Juan Carlos Urenda. 

Para él, el departamento tiene muchas virtudes dignas de ser contagiadas, cree que es la tierra que, sin mezquindad, acoge a todos los bolivianos que llegan en búsqueda de mejores días, “en un país inmerso en un Estado fallido”.

También respondió a las alusiones sobre el ‘modelo cruceño’, un ejemplo de desarrollo. Cree que no es otro que un estado mental singular, basado fundamentalmente en la creencia del trabajo propio como medio de superación y la grandeza para valorar el trabajo de las personas, sin importar su origen, y que desconfía de la militancia política como fuente de crecimiento personal. 

“Es creencia, explícita o no, de que en esta tierra todo tiende a salir bien, a pesar de todo. Eso es Santa Cruz”, se inspiró.

Según el constitucionalista José Luis Santistevan, en 214 años de libertad los cruceños conocen su rol. “Mientras unos sienten la alegría de producir, otros estamos firmes luchando por la libertad y el progreso. Lo importante es complementarnos para seguir avanzando por el camino que nos legaron nuestros antepasados. No hay libertad sin derecho, ni progreso sin estado de derecho”, le recordó al nivel central.

Para él, hay que recuperar el estado de derecho, la planificación, la capacidad de la gestión, el control del territorio, la producción de alimentos en armonía con el medioambiente, la tecnología y el desarrollo humano, salud y educación y seguridad. 

También considera que la seguridad jurídica debe depender del poder judicial y no del poder político, que la autonomía financiera tiene que basarse en las competencias, y que es necesario otro censo, pero también procesar a los que hicieron el Censo 2024.

Ataques
 Para la diputada de Comunidad Ciudadana (CC, María José Salazar, en pleno aniversario Santa Cruz atraviesa una guerra no convencional de intereses políticos y económicos, cuya avanzada son grupos paraestatales afines al Gobierno central, y en medio van algunos empresarios y nuevos ricos, bolivianos y extranjeros, en algunos casos vinculados al crimen organizado, que son artífices de la catástrofe actual que causa zozobra en la población.

Y por encima de esto, cree que la fe es grande, y la esperanza de días mejores no se pierde mientras se ponga la esperanza en el creador. “La muerte de ecosistemas, de millones de animales y el desplazamiento de comunidades, no quedarán impunes. La súplica, además, es que las autoridades cruceñas, que en algunos casos ambicionaban tanto el poder, sepan hacer algo con él, porque tendrán que rendir cuentas”, advirtió.

Parafraseando a Raúl Otero Reiche, remarcó “¡cuánto sentimiento de amor despilfarra!”. Para ella, en septiembre Santa Cruz florece como un corazón, porque la generosidad de esta tierra y su gente es tan grande que olvida que, como dijo también Otero Reiche, en su relato La Guerra no perdona: “la suerte es como la perra, hasta el cuero se lo lleva”.

El historiador Alcides Parejas Moreno considera que a pesar de los pesares, septiembre tiene que hacer sentir dueños de su futuro a los cruceños. 

“¡Que el humo, el fuego y los resultados del censo no lo opaquen! Que sepamos siempre que somos bolivianos porque nos da la gana y que queramos cruceñizar Bolivia, repitiendo efusivamente: ¡Primero Santa Cruz!”, dijo efusivo.

Para la concejala Lola Terrazas, quizás septiembre es el mes cuando se recibe el golpe más duro con los incendios, pero también es el desafío de seguir luchando y defendiendo esta región, su libertad, democracia, su desarrollo.

Emprendedurismo
Ximena Jiménez es una digna exponente del espíritu emprendedor del cruceño, desde el ámbito de la organización de eventos.

Entre las muchas explicaciones para la resiliencia de Santa Cruz, enumeró el emprendimiento y el liderazgo, que da un rol clave en la economía nacional. También mencionó cultura y tradición, unidad y solidaridad, con un gran sentido de comunidad.

Cree en la hospitalidad de esta tierra, “lo que fortalece su carácter cosmopolita”, y que otro atributo es la visión de futuro, con iniciativas que promueven el desarrollo sostenible y la participación activa de nuevas generaciones. “Todo eso es loable, gracias a lo más importante que tiene Santa Cruz, su gente”, finalizó.

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