Julio Silva

Hace un poco más de dos décadas, Santa Cruz fue el escenario de un hito en el impulso al emprendimiento en Bolivia. Desde CAINCO, y en colaboración con casi una docena de instituciones, organizamos el primer concurso de ideas emprendedoras en la ciudad. Entre las propuestas ganadoras, destacó el proyecto de un comercio que traía productos típicos de los valles cruceños y otras provincias a la urbe cruceña, reflejando el carácter tradicional de la mayoría de los emprendimientos de la época.

Por aquellos años, Bolivia fue reconocida en un estudio del Global Entrepreneurship Monitor (GEM) como uno de los países con mayor tasa de emprendimiento. Sin embargo, la mayoría de estos emprendimientos eran por necesidad y seguían modelos tradicionales. Desde entonces, el panorama ha cambiado radicalmente. El ecosistema emprendedor en Bolivia ha evolucionado significativamente, impulsando a una nueva generación de emprendimientos con gran potencial de crecimiento y que, aprovechando la tecnología, buscan resolver problemas reales de la sociedad y de las empresas. Estos emprendimientos son las famosas Startups, emprendimientos de base tecnológica con alto potencial de crecimiento y escalabilidad, manejado por equipos que reaccionan rápidamente a los cambios y que operan con un modelo de negocio innovador o disruptivo.

Los emprendedores que lideran startups en Bolivia se distinguen por su agilidad, que les permite adaptarse rápidamente a los cambios del mercado y, en muchos casos, pivotar su modelo de negocio para alinearse mejor con las nuevas realidades. Esta capacidad de adaptación no es solo una característica, sino una necesidad en el entorno dinámico y a menudo volátil en el que operan.

Además, estos emprendedores tienen una visión global desde el principio. Aunque muchos comienzan resolviendo problemas locales, siempre tienen en mente la posibilidad de escalar sus soluciones a nivel internacional. Esta ambición no solo refleja su deseo de crecimiento, sino también su entendimiento de que la tecnología les permite romper las barreras geográficas.

Es fundamental entender que una startup no es solo una app o un software; es una nueva forma de abordar y resolver problemas. Las startups están en el corazón de la transformación digital, ofreciendo soluciones innovadoras que mejoran la vida de las personas. Desde aplicaciones fintech que facilitan el acceso a servicios financieros, hasta plataformas que promueven la economía colaborativa al conectar a usuarios y proveedores de servicios, en el campo de la logística, la educación, el comercio, entre otros, las startups están transformando la forma en que interactuamos y hacemos negocios.

Muchas de las startups están profundamente comprometidas con la innovación social y poco a poco también con resolver los problemas climáticos. No solo buscan el éxito económico, sino que también tienen un fuerte enfoque en resolver problemas sociales, tales como la inclusión y la generación de empleos o temas ambientales como la mejora de la productividad agrícola, utilizando la tecnología para generar un impacto positivo y duradero en sus comunidades.

Las startups necesitan un entorno regulatorio que favorezca su desarrollo. Esto incluye desde la simplificación de trámites burocráticos hasta la creación de políticas que incentiven la innovación y la inversión en tecnología. Un marco normativo adecuado puede ser el catalizador que permita a las startups prosperar y contribuir de manera significativa a la economía nacional.

Hablar de startups no es solo relevante; es crucial para el futuro de la economía de Bolivia. Las startups son mucho más que nuevas empresas; son motores de innovación y crecimiento económico por su importancia de la economía digital como una nueva fuente de exportaciones y divisas para el país. Es por esto que, es esencial que todos los actores del ecosistema trabajen juntos, desde el sector público, las entidades de soporte hasta los inversionistas. Es responsabilidad de todos crear las condiciones necesarias para que puedan innovar, crecer y tener un impacto positivo contribuyendo a la internacionalización de la economía boliviana.

Bajo esta premisa, y entendiendo que uno de los aspectos críticos para el desarrollo de las startups en Bolivia es el acceso al financiamiento, la realización del Venture Capital & Impact Investment Latam Summit (VCILAT) se vuelve crucial. Este evento, organizado por CAINCO del 21 al 23 de agosto, reúne a fondos de inversión, inversionistas ángeles y emprendedores de todo el continente, convirtiéndose una plataforma esencial para conectar a las startups bolivianas con el capital y el conocimiento que necesitan para crecer. Este evento no solo busca superar la barrera del financiamiento, sino también impulsar el ecosistema de emprendimiento innovador de Bolivia, creando un entorno más favorable para el surgimiento y desarrollo de nuevos emprendimientos apoyados en el conocimiento y la tecnología.