Con lágrimas en los ojos, viendo cómo su capital se iba al tacho, Don Sixto, un productor bananero, tuvo que botar miles y miles de cajas de plátano que iban a ser exportadas a la Argentina, no pudiendo hacerlo debido a los bloqueos. “Me duele, la verdad, tengo rabia, no estoy en contra de nadie, tengo derecho de trabajar, todos tenemos derecho a trabajar”, declaró compungido ante un canal de televisión, descorazonado al ver cómo se perdía el fruto de su esfuerzo productivo en el Chapare, Cochabamba (“Productores lloran y pierden toneladas de banana destinada a la exportación”, Red Uno de Bolivia, 31.10.2024).

Don Sixto explicó que los bananeros hacen parte de Federaciones sindicales, aportando recursos, pero a la hora nona, las organizaciones que deciden bloquear no toman en cuenta al productor: “Nosotros somos el motor del Trópico de Cochabamba, con la banana de exportación que trabajamos, creamos empleos directos e indirectos”, reclamó, sollozando.

Este es apenas uno de los incontables casos de pérdidas económicas que una vez más se dan en Bolivia, donde bloqueadores hostiles -incluso armados- aprovechando su ventaja numérica y la belicosidad derivada de la ingesta de alcohol, se dan a la tarea de obstruir el libre tránsito de las carreteras impidiendo utilizar caminos alternativos y desvíos, provocando graves perjuicios a comerciantes, prestadores de servicios y productores de todo porte -como el de las bananas- que, al estar en los medios de transporte detenidos por muchos días a la intemperie se malogran por el calor, sin poder cumplir los estándares de calidad exigidos en el mercado argentino que compra a Bolivia más de 40 millones de dólares anuales de dicho producto.

Don Sixto implora al gobierno y a las autoridades, dar una solución al conflicto: “De una vez, queremos que se sienten a dialogar, porque ¿quién sufre aquí?  El pueblo está sufriendo, no ellos, tal vez ellos tienen el sueldo, el salario, y tranquilos están -reciben- no tienen qué perder”, lamentó al ser entrevistado.

Pero el negativo impacto no afecta solo a los plátanos, también a los pollos y cerdos que mueren por la alta temperatura, así como a las hortalizas, huevos y otros alimentos perecederos que no llegan a su destino porque a unos cuantos se les ocurre hacerse dueños de los caminos e interrumpirlos a punta de palo, dinamita y hasta fusiles, como fue evidenciado por la prensa nacional.

¡Ya no es noticia el irrespeto de los bloqueadores a la autoridad!

Ante cada intento de los policías por imponer el orden, reciben andanadas de piedras y dinamitazos ocasionándoles contusiones y terribles heridas, llegando incluso a hechos tan graves como tomarlos de rehenes (“Tensión y violencia en Bolivia: policías y bloqueadores intercambiaron rehenes tras una jornada de disturbios”, Infobae, 30.10.2024) o, peor aún, atreverse a llegar al asalto de tres cuarteles, con la toma de efectivos del Ejército Nacional (“FFAA informan que en el Chapare hay militares rehenes y que esos actos son traición a la Patria”, Urgente.bo, 1.11.2024).

Y, si de crímenes que podrían considerarse calamitosos, se trata, ahí está la denuncia de la Ministra de Salud, dando cuenta que los bloqueadores atentaron contra personal médico de urgencia, al tener que parar en diferentes puntos para la reparación de las ambulancias y hacer el cambio de las llantas (“Bloqueos: Ministerio de Salud dice que hallaron clavos en carreteras para evitar que circulen ambulancias”, UNITEL, 24/10/2024). Sin embargo, eso no es todo.

¿Sabía Ud. que por causa de los bloqueos se registran muertes de seres humanos? Lamentablemente, así es. Por lo menos, en octubre de 2024 se han dado tres casos registrados por los medios de comunicación, a saber: En Santa Cruz, la pasajera de un bus obligadamente varado en una carretera, perdió la vida (“Una mujer que llevaba cápsulas de droga en su estómago muere en punto de bloqueo”, Opinión, 31.10.2024); de otra parte, YPFB informó que tres cisternas con combustibles líquidos se accidentaron en La Paz y Potosí, al querer sortear puntos de bloqueo para llegar a su destino, mientras que en Tarija explotó un cisterna, lamentándose la muerte del chófer en el primer caso (“YPFB denuncia que tres cisternas sufrieron accidentes en medio de los bloqueos; hay un fallecido”, Visión 360, 25.10.2024). A las pérdidas económicas se suman las humanas.

Los bloqueos no hacen, sino, agudizar la crisis económica en curso en Bolivia, con la posibilidad de una masiva quiebra de negocios; más desempleo; profundización del aprieto energético; paralización de actividades; mayor escasez de divisas; falta de alimentos; descapitalización de empresas; más pobreza por la inflación; salida de capitales y, lo peor, un posible estallido social.

¡Qué lástima que la “cultura del bloqueo” se imponga en el país, pues con ello perdemos todos! ¿Quién pagará los más de 1.500 millones de pérdidas cuantificadas?

¿Y si hacemos una campaña anti-bloqueos en Bolivia? ¿Apoyaría Ud. esta iniciativa? Hágamelo saber…