El mundo ha evolucionado a pasos agigantados en los últimos 50 años, barreras físicas, culturales, sociales y mentales han sido derribadas; sin embargo, aún quedan algunos resabios del viejo orden de las cosas, reductos donde los nuevos aires todavía no pueden entrar.

El estudio de las carreras de ciencias, tecnología, ingeniería y matemática (STEM, por sus siglas en inglés) por parte de mujeres, adolescentes y niñas, parece ser uno de esos reductos que falta derribar para alcanzar un mayor desarrollo como sociedad. Con el tiempo, el concepto evolucionó para incorporar a las artes en este enfoque, convirtiéndose en STEAM (ciencias, tecnología, ingeniería, matemática y arte).

“El informe (2019, con datos de 2017) de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) sobre la educación de las niñas y las mujeres en las áreas STEM, menciona que la educación en estas asignaturas puede proporcionar a quienes las estudian, los conocimientos, habilidades, actitudes y conductas necesarias para crear sociedades inclusivas y sostenibles. Especialmente, cuando muchos de los empleos proyectados para el futuro derivarán de estas disciplinas”, expresa Lucia Alvarado, coordinadora nacional de Investigación de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, y miembro de la Organización para las Mujeres en Ciencia para el Mundo en Desarrollo (OWSD).

De acuerdo a datos de la Unesco, hoy en día, a nivel mundial, las mujeres sólo representan el 33% de los investigadores en las ciencias, a pesar de que constituyen el 45% y el 55% de los estudiantes de grado y de maestrías y el 44% de los matriculados en programas de doctorado.

Además, numerosos datos indican que existe una baja representación de mujeres en áreas STEM, en diferentes niveles de formación desde pregrado hasta posgrado y posterior seguimiento de una carrera en estas áreas. 

Según Alvarado, de acuerdo con el reporte de la Unesco (que se basa en una revisión de datos nacionales de más de 120 países, resultados de encuestas transnacionales y otras fuentes), si bien el acceso a la educación para niñas y jóvenes ha mejorado a nivel mundial, aún persisten importantes inequidades a nivel local, nacional y regional. 

Incentivar el aprendizaje STEM en niñas y adolescentes

La investigadora María del Pilar Carreón Castro, de la Universidad Nacional Autónoma de México, destaca en un artículo de ONU Mujeres América Latina y Caribe la necesidad de “romper con las tradiciones que impiden que las niñas estudien lo que deseen”.

En este contexto, es crucial enseñarles desde pequeñas que tienen un lugar en estas disciplinas.

Cómo animar a que una niña se interese por las áreas STEM

“Es imprescindible que se motive desde los colegios a las niñas y en las etapas universitarias  a las jóvenes, a desenvolverse en la ciencia y la tecnología, darles la confianza de que pueden ser excelentes ingenieras de sistemas, investigadoras científicas y mostrar ejemplos de mujeres en la ciencia que van desde  Marie Curie a Carla Giacomelli para incentivar a nuestras mujeres y niñas a seguir ese camino”, expresa Zulma Aliaga, responsable de la Jefatura de Enseñanza y Aprendizaje (JEA) de Unifranz.

A pesar de estos obstáculos, las mujeres y las niñas siguen siendo líderes en innovaciones en materia de investigación. Ellas han diseñado medicamentos que salvan vidas y han atravesado la barrera del sonido, han explorado el universo y han sentado las bases para comprender la estructura del ADN. Son modelos a seguir para las generaciones futuras.

Esto no quiere decir que no haya habido avances. En los últimos 20 años se han visto cambios sorprendentes en la ciencia, la tecnología y la innovación a nivel mundial, incluso en América Latina y el Caribe, las mujeres científicas han buscado formas de aumentar la presencia y la visibilidad en las nuevas agendas nacionales e internacionales. Sin embargo, si bien las mujeres han sido protagonistas de grandes cambios en estas últimas décadas, aún queda un largo camino por recorrer.

Es decir, si bien la participación femenina creció en los últimos años, aún esta evolución sigue siendo muy lenta. Esta realidad se refleja de manera contundente en las mujeres distinguidas con el Premio Nobel en áreas científicas: representan sólo el 6%.

Los nuevos referentes femeninos en STEM

“La historia está repleta de científicas e investigadoras que han sido clave en el desarrollo de la ciencia y, sin embargo, su reconocimiento ha estado a la sombra durante siglos. Este y otros factores han provocado una falta de referentes para las jóvenes que rehúyen estudiar carreras STEM”, señala un reporte de BBVA sobre la brecha de género en estas áreas.

María del Rosario Concha, rectora del Instituto Santa Francisca Romana en Colombia, destaca que esta narrativa ha cambiado: ahora las niñas ya no buscan referentes distantes, sino que se sienten inspiradas por sus compañeras de equipo y sus líderes cercanas. “Los referentes empiezan a cambiar. No existe el “quiero ser Steve Jobs” sino un pensamiento de que “estoy desarrollando mi propio potencial.”

“Las estudiantes no se comparan con un modelo masculino que determina hasta dónde llegan, sino que se guían de su propio interés”, menciona.

La ONU indica que, para cumplir con los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible serán necesarios todos los talentos, por lo que los aportes de las mujeres en todos los ámbitos del conocimiento también son fundamentales.

“Abordar algunos de los mayores retos de la Agenda para el Desarrollo Sostenible —desde la mejora de la salud hasta la lucha contra el cambio climático — pasa por sacar partido de todos los talentos disponibles. Esto significa que necesitamos que más mujeres trabajen en estos ámbitos. La diversidad en la investigación amplía la reserva de investigadores con talento, aportando nuevas perspectivas, talento y creatividad. Este Día es un recordatorio de que las mujeres y las niñas desempeñan un papel decisivo en las comunidades científicas y tecnológicas y de que debe reforzarse su participación”, reflexiona en una declaración el organismo multinacional.

Los proyectos integradores como metodología educativa, por ejemplo, permiten a las estudiantes aplicar la investigación dentro de la universidad para aplicar lo aprendido a problemas en el mundo real, dándoles un impulso para seguir investigando.

Lea también

Educación y sociedad

Finanzas sostenibles, una oportunidad para el desarrollo

La verdadera riqueza de los países se construye en base a su diversidad, resiliencia y trabajo