Educación y sociedad
La publicidad intrusiva en internet: ¿inofensiva o peligrosa?
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Cuando Juan Diego Pelaez y sus compañeros de equipo iniciaron clases en la materia de Evaluación de Proyectos y el docente les dijo que tenían que elaborar un trabajo final, no la pensaron dos veces, su proyecto tenía que ser ambicioso: diseñar un chatbot que no solo respondiera preguntas, sino que también entendiera, aprendiera y acompañara al usuario en cada interacción.
El objetivo de estos estudiantes de la carrera de Ingeniería de Sistemas en la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, era crear una herramienta que pudiera hacer más accesibles servicios esenciales como la educación, la salud y la atención al cliente, reduciendo la brecha tecnológica y promoviendo la inclusión digital.
Así nació Franzsis, un chatbot muy parecido al chat GPT o Gemini, que ayuda a los estudiantes, o incluso a los colaboradores de la universidad, a optimizar los tiempos y los recursos con simples preguntas que la IA pueda responder.
Al principio, Franzsis era solo una idea en una pizarra, un boceto técnico lleno de diagramas y líneas de código a medio definir. “Queríamos que fuera más que un simple asistente automatizado”, recuerda Pelaez. “Nuestro reto era darle la capacidad de adaptarse a cada usuario, aprender de cada conversación y evolucionar con cada interacción”.
“Franzsis: Chatbot Inteligente con Aprendizaje Adaptativo” se enfoca en componer capacidades de aprendizaje automático para mejorar la interacción usuario-máquina.
Pelaez define un chatbot como un programa de software diseñado para simular conversaciones con usuarios humanos, principalmente a través de interfaces de mensajería. Utiliza procesamiento de lenguaje natural (NLP) para interpretar las preguntas o solicitudes del usuario y generar respuestas automáticas o realizar tareas en función de esas interacciones.
De un sueño a la realidad tecnológica
Con el respaldo de su docente y experto en inteligencia artificial (IA), el equipo se sumergió en el mundo del aprendizaje automático y el procesamiento de lenguaje natural (NLP).
Usaron TensorFlow y PyTorch para entrenar los modelos de IA y herramientas avanzadas como GPT y BERT para que Franzsis pudiera comprender y responder de manera precisa. “La IA no solo es un complemento tecnológico, es la clave para que el chatbot sea capaz de entender a las personas y responder a sus necesidades en tiempo real”, señala Jesús Bautista, docente y guía de este grupo de estudiantes.
El desarrollo fue intenso: jornadas maratónicas de programación, pruebas interminables y desafíos técnicos. Pero todo valió la pena la primera vez que Franzsis logró mantener una conversación fluida. No fue solo un intercambio de preguntas y respuestas; Franzsis entendía el contexto, hacía recomendaciones personalizadas y ajustaba sus respuestas según las preferencias del usuario.
“Esta IA tiene la capacidad de otorgar información relacionada específicamente con todo lo que conlleva ser de Unifranz, desde preguntas básicas como las carreras que tiene hasta algunas preguntas más específicas que cualquier persona interesada o involucrada en la universidad pueda tener”, explica Juan Diego.
Un chatbot que escucha y aprende
Franzsis no es como los típicos chatbots con respuestas predefinidas. Tiene la capacidad de aprender y mejorar con cada interacción, gracias a su diseño basado en aprendizaje adaptativo. Esto le permite resolver problemas de forma más rápida y eficaz, beneficiando tanto a empresas como a la comunidad.
“Una empresa que utilice Franzsis verá una reducción significativa en sus costos operativos, mejorará la satisfacción del cliente y resolverá problemas con mayor rapidez”, explica Pelaez.
Pero el impacto de Franzsis va más allá del ámbito empresarial. Según Bautista, este chatbot también representa una herramienta poderosa para la sociedad porque contribuye a reducir la brecha tecnológica y promover la inclusión digital.
“A nivel social, un chatbot inteligente puede facilitar el acceso a información y servicios en áreas como la educación, la salud y el gobierno. Al hacer que las interacciones con servicios públicos o privados sean más accesibles, el proyecto puede reducir la brecha tecnológica y mejorar la inclusión digital en la sociedad”, asegura el académico.
Inteligencia artificial al servicio de la sociedad
La IA puede ser entrenada para interpretar datos y actuar en base a ellos sin intervención humana constante. Es por ello que Bautista decidió implementarla en un proyecto integrador que genere aportes significativos al aprendizaje de los estudiantes y a la sociedad en general.
“El objetivo principal fue proporcionar a los estudiantes una experiencia práctica en el desarrollo de soluciones de inteligencia artificial aplicadas. Queríamos que aprendieran no solo los conceptos teóricos, sino también cómo llevar un proyecto de IA desde la idea hasta la implementación real, resolviendo problemas del mundo real en el camino”, enfatiza el docente.
Los proyectos integradores son multidisciplinarios, detectan diferentes problemáticas que afectan a la sociedad, proponen creaciones disruptivas y desafían a los estudiantes a encontrar soluciones a problemas reales. El objetivo es que los futuros profesionales empiecen a trabajar con un enfoque que aporte a la sociedad.
“Es importante resaltar que proyectos como este no solo preparan a los estudiantes para el futuro laboral, sino que también los empodera para ser innovadores agentes de cambio en sus comunidades”, especifica el docente universitario.
El futuro ya está aquí
Para el equipo detrás del chatbot, este proyecto no es el final, sino el comienzo de un sueño más grande: integrar la IA en todos los aspectos de la vida cotidiana. “Queremos que Franzsis sea más que un chatbot”, confiesa Pelaez. “Queremos que sea un puente entre las personas y la tecnología, un aliado que ayude a transformar vidas”.
Hoy, esta inteligencia artificial no solo es un logro académico, sino una muestra de cómo la tecnología puede ser utilizada para el bien común. En cada conversación, en cada respuesta y en cada recomendación, Franzsis refleja el compromiso de un grupo de jóvenes universitarios con la innovación y la inclusión.
Con este proyecto, estos estudiantes demuestran que la tecnología no tiene que ser fría ni distante. Puede ser cercana, inclusiva y humana.