La labor de los educadores ha cambiado en los últimos años, han pasado de ser la figura de autoridad incuestionable a convertirse en guías en el aprendizaje de los estudiantes, pero para lograr esto es necesario, en primer lugar, motivarlos y mantenerlos interesados en los conocimientos que se construyen en las aulas. Para lograr esto, los docentes deben enfocar sus esfuerzos en tres aspectos, el reconocimiento, la apreciación y el sentimiento de progreso en sus alumnos.
La motivación se traduce como esa fuerza interna que impulsa una acción. En el caso de la educación es el motor que alienta al aprendizaje. Los estudiantes abordan sentimientos y emociones, así como frustraciones académicas y necesidades humanas a lo largo de su formación educativa. En ese contexto, la motivación puede marcar la diferencia para aprobar o reprobar el curso, ser los mejores o quedarse en el camino.
“Cuando estamos intentando motivar a un estudiante, lo que estamos intentando en realidad es buscar que a él le gusten cosas que no le importan o que a nosotros nos parecen importantes, estamos intentando inculcar al estudiante cosas que no le corresponden. Al estudiante le gusta aprender, pero no le gusta estudiar y nosotros sabemos que es importante que estudie”, expresa José Antonio Marina, filósofo y pedagogo español.
De acuerdo con Marina, los estudiantes tienen tres deseos: ser reconocidos, ser apreciados y sentir que progresan, pero para lograr esto, los docentes deben saber cómo entrelazar estos deseos con los objetivos educativos.
“No se pueden crear deseos nuevos. Para intentar motivar al estudiante tenemos que, siempre arrancar de los deseos que tiene”, indica.
El primer deseo que tiene el estudiante es pasarlo bien y ser apreciado por sus compañeros, padres y docentes, por lo que los educadores deben enlazar el conocimiento que se busca construir con elementos que el estudiante disfrute previamente, para que este se sienta a gusto con el contenido de la materia.
En segundo lugar, el estudiante también tiene el deseo de ser reconocido socialmente. Uno de los grandes motores del aprendizaje es que el estudiante mediante el aprendizaje obtenga este reconocimiento de los demás, por que ese es un gran premio para él.
El tercer deseo que tiene el estudiante es sentir que progresa, lo que podemos hacer los educadores es organizar las cosas para que el estudiante sienta que progresa, sienta que es capaz de hacerlo, sienta que está progresando y quiere que se lo reconozcan.
“Esas son las tres grandes motivaciones del estudiante y cuando queremos que haga algo, tenemos que enlazar con alguna de esas tres motivaciones o con las tres”, acota el experto español.
Estos deseos de reconocimiento, apreciación y progreso están interconectados y son fundamentales para el desarrollo saludable de los estudiantes, al satisfacer estos deseos, los educadores pueden ayudar a los estudiantes a construir una base sólida para su autoestima, motivación y éxito futuro.
Motor del aprendizaje
De acuerdo con James Robles, especialista en neurociencia y director de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz, la motivación desempeña un papel “fundamental” en el proceso de aprendizaje porque activa neurotransmisores en el estudiante.
“Estos le harán buscar, de forma activa, conocimiento y persistencia a la hora de enfrentarse a los desafíos académicos para tener un mejor rendimiento. “La teoría de la motivación en el aprendizaje destaca la importancia de la motivación intrínseca, que promueve el aprendizaje por interés y satisfacción personal, en contraposición a la motivación extrínseca, que puede ser menos efectiva a largo plazo”, expresa.
El experto indica además que que diferenciar entre dos tipos de motivación: la interna y la externa.
La primera tiene que ver con las decisiones propias del estudiante que ha decidido por su cuenta estudiar una carrera, ser el mejor y no aplazarse en ninguna materia.
La externa está relacionada con los estímulos externos como la posibilidad de recibir una recompensa o un castigo si no logra los objetivos propuestos.
En este caso el docente juega un rol muy importante, ya que son estos los que deben mantener un rol activo centrado en el estudiante, para que sea proactivo, que no sólo cumpla por cumplir.
Asimismo, cuando los estudiantes están haciendo un buen trabajo, el refuerzo del docente tiene que ser constante para que continúe en este rol activo. Plantear pequeños objetivos para llegar a la meta grande, reforzar y retroalimentarlos es esencial para lograr motivarlos.
Lea también
Educación y sociedad
Renacer de la cultura vintage: el encanto por lo clásico
Este resurgimiento de lo vintage (prendas de ropa, accesorios y mobiliario que, a pesar de no ser nuevo, siguen estando a la moda) responde a un deseo de reconectar con algo tangible y duradero en un mundo cada vez más digitalizado.