Barrios completos que cambian de imagen, mejora de los servicios, edificios remodelados, restaurados y devueltos a su antigua gloria, recuperación de espacios públicos y áreas verdes, la regeneración urbana gana fuerza en todo el mundo, convirtiendo zonas marginales en espacios habitables para la población.

La regeneración urbana se puede entender como iniciativas que buscan promover la inclusión social y la eficiencia energética en las ciudades. Estas iniciativas se traducen en proyectos e inversiones diseñados para recuperar bienes infrautilizados y redistribuir oportunidades, aumentando la prosperidad urbana y la calidad de vida, generando importantes beneficios, económicos, ambientales y sociales.

"La regeneración urbana puede generar distintos beneficios. El ámbito social ayuda a mejorar la calidad de vida de las personas que habitan cierto territorio, por ejemplo, cuando se interviene en áreas vulnerables puede proporcionar mejores condiciones de habitabilidad, tanto en las viviendas como en espacios públicos asequibles”, explica Mariana Daga Mérida, docente de la carrera de Arquitectura de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.

La arquitecta agrega que, en lo económico, la regeneración urbana brinda oportunidades para atraer las inversiones y aumentar la plusvalía del suelo de ese sector y también puede llegar a generar fuentes de empleo. Por otra parte, ambientalmente, puede fomentar prácticas sostenibles, reducir la contaminación y contribuir a la adaptación del cambio climático.

“Y sobre todo, viéndolo desde un enfoque transversal, puede trabajar en desafíos como la reducción de las desigualdades promoviendo la sostenibilidad ambiental y el crecimiento económico del territorio”, explica la experta.

Esta regeneración urbana se puede beneficiar con las nuevas tecnologías para el diseño eficiente de los espacios y sistemas de monitoreo ambiental.

“Las innovaciones en regeneración urbana pueden incluir tecnologías ‘Smart’ para el diseño eficiente de espacios urbanos, sistemas de monitoreo ambiental para mejorar la sostenibilidad, y plataformas digitales para facilitar la democratización de la información y el empoderamiento de las personas que habitan la ciudad. La integración de tecnologías emergentes, métodos participativos innovadores y respeto a la diversidad cultural puede mejorar significativamente la efectividad y sostenibilidad de los esfuerzos de regeneración urbana”, manifiesta Daga Mérida.

Dentro de los grandes proyectos de regeneración urbana realizados en América Latina, una de las más representativas es Puerto Madero, en la ciudad de Buenos Aires. Se trata de una operación urbanística de reconversión de gran escala, con un propósito no sólo físico-espacial sino también económico y social (generar una nueva centralidad aliando actividades económicas terciarias y vivienda de alto estándar), impulsada por las autoridades, en asociación con el sector privado, y operada por una corporación de desarrollo mixta creada para el propósito.

“Otras experiencias exitosas de regeneración urbana son la Comuna 13 en Medellín, transformándose de un barrio marginal e inseguro a un gran ejemplo de regeneración urbana sin haber caído en la gentrificación (proceso de rehabilitación urbanística y social) y Ciudad Bolívar en Bogotá, un gran éxito de una regeneración urbana bajo la construcción colectiva de las personas que lo habitan, ellos lo cuidan y lo defienden. La Secretaría del Hábitat de la Alcaldía de Bogotá ha jugado un gran papel en el desarrollo de esta intervención creando fuentes de financiación para el desarrollo y mejora de sus viviendas”, explica Daga Mérida.

La arquitecta agrega que estas experiencias incluyen la participación comunitaria, enfoque integral en desarrollo social y económico, colaboración público-privada, y adaptabilidad a las necesidades locales.

“La flexibilidad en la implementación y la atención a la equidad son fundamentales para replicar o adaptar estas experiencias en distintos contextos urbanos”, acota.

En Bolivia, se ha avanzado en proyectos de regeneración en ciudades como Cochabamba y en el centro de Santa Cruz, sin embargo, no se han producido avances significativos hasta el momento, por diversos motivos.

Los arquitectos del futuro pueden contribuir en la regeneración urbana de las ciudades de Bolivia, incorporando sus conocimientos y habilidades a los proyectos que están en curso y a nuevas iniciativas.

Desafíos y oportunidades

De acuerdo con la experta, las principales trabas para el desarrollo de estos proyectos son la falta de financiamiento, pero que, además, existen otras.

“Uno de los mayores obstáculos en los proyectos de regeneración urbana en América Latina es la falta de financiamiento, la resistencia de la población hacia un cambio, (divergencias de objetivos) vacíos legales y, sobre todo, la falta de coordinación de los diferentes actores institucionales (problemas o caprichos políticos que prevalecen ante el bienestar comunitario)”, explica.

La arquitecta indica que, para superar estas limitaciones, se han implementado estrategias como la creación de asociaciones público-privadas para financiar proyectos, la promoción activa de la participación ciudadana para construir consenso y la simplificación de procesos legales y burocráticos para agilizar su ejecución. La transparencia y la comunicación efectiva también se han utilizado para abordar preocupaciones comunitarias y construir apoyo a largo plazo.

Una de las mejores herramientas para lograr los objetivos es la articulación público-privada, ya que ésta permite dotar de sostenibilidad a los proyectos.

“En proyectos de regeneración urbana, los actores públicos, privados y sociales desempeñan roles complementarios. La administración pública suele liderar la planificación y es parte de su competencia establecer las políticas que garanticen el interés público y la equidad. Los actores privados, como desarrolladores inmobiliarios, aportan recursos financieros y los expertos la técnica en la implementación. Los actores sociales, incluyendo a la sociedad civil, aportan perspectivas valiosas y deben participar en el diseño y la evaluación. Son actores clave en el monitoreo de la implementación del proyecto”, puntualiza.

La articulación de intereses se logra mediante la negociación y la participación inclusiva, considerando las necesidades y visiones de todas las personas involucradas. La transparencia en la toma de decisiones y la creación de alianzas estratégicas entre estos actores son esenciales para garantizar el éxito y la sostenibilidad de los proyectos, explica la experta.

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