Si se tuviera que mencionar un grupo artístico de Bolivia cuya impronta pueda rastrearse en otros creadores -de distintas disciplinas- del país, sin duda que la compañía Teatro de los Andes tendría que estar bien arriba de la lista. 


El elenco chuquisaqueño estuvo esta semana en Santa Cruz, donde presentó tres obras de distintas épocas como parte de la celebración de sus 25 años de vida, cada una de ellas dirigida por un director diferente, ya que En un sol amarillo (2004) le pertenece a su fundador, el argentino César Brie; las otras dos que el público cruceño vio fueron Hamlet de los Andes (2012), dirigida por el cochabambino Diego Aramburo; y MAR (2015) por el colombiano Arístides Vargas. Estas dos últimas surgieron después de la traumática salida  de Brie, en  2010, entonces. El elenco que quedó, integrado por los actores Gonzalo Callejas, Luis Achirico, Alice Guimaraes y el coordinador general, Gianpaolo Nalli, invitaron a Aramburo y a Vargas.
Tres obras, tres épocas y estilos diferentes. 

En las tablas de nuevo
“Sí, cada obra es una situación particular, por suerte ya han sido montadas muchas veces. Es nomás cambiar el chip, por así decirlo. Ya tienen vida propia”, comenta Callejas, que junto a Nalli acudió a la cita para esta entrevista. “Una obra termina cuando ya no tienes ganas de hacerla”, remarca el actor, que está en el grupo desde sus inicios a principio de los años 90.


Las tres obras tuvieron lleno completo, y algunas personas repitieron la experiencia de volver a ver En un sol amarillo, que habla sobre la corrupción con los fondos de ayuda durante el gobierno de Banzer, para el terremoto que destruyó los pueblos de Aiquile y Totora en 1998. Para el texto de esta obra, los integrantes de Teatro de los Andes se trasladaron a la zona del desastre y recogieron los testimonios de los afectados. Después de la presentación en la Aecid, Alice Guimaraes recordó cómo el público de los distintos países donde la llevaron se sentía identificado con lo que contaban. 


“Lamentablemente, En un sol amarillo siempre es actual”, comenta Callejas. “Obviamente, las cosas no han cambiado. Ahora esos personajes se han transformado. Simplemente son otros nombres, y cada uno se puede dar cuenta a quiénes nos referimos. El gobierno actual puede ser más de izquierda, pero la corrupción es impresionante. Por eso es actual, o sea, puede ser un terremoto, pero también pueden ser otras hechos”, apunta Callejas.

Permanencia en escena
Teatro de los Andes ya había estado un par de meses antes en Santa Cruz, para el Festival Internacional de Teatro, en aquella ocasión presentaron dos monólogos, a cargo de Callejas y Guimaraes. El público seguidor del elenco quedó desconcertado con esta presentación, ya que siempre esperan la última producción del elenco, y no se dejaron esperar los rumores acerca de las posibles dificultades para avanzar y continuar sin un director propio, pero Paolo Nalli se ríe de esos rumores. 


“La gente siempre habla. Nosotros en el festival de Santa Cruz hemos presentado todas nuestras obras. Este año querían hacernos un homenaje por los 25 años y las únicas dos obras que no habíamos traído a este encuentro eran esos dos viejos monólogos, que, al menos para mí, son una lección de teatro, y el público que los vio lo ha apreciado muchísimo”, refuta Nalli. “No es que cada año tengamos que hacer una obra nueva. Una obra nueva surge cuando se tiene la necesidad de hablar de algo nuevo y no siempre es así”, explica Nalli.

Apoyo
Nalli no titubea cuando dice que en los casi 26 años de la compañía nunca recibieron apoyo económico de nadie, ni de instituciones públicas ni privadas. Aun así, siempre han representado a Bolivia con orgullo. “No entiendo cómo se acepta que una película pueda tener plata para la producción antes y una obra de teatro, no. Yo personalmente he ido al Ministerio de Culturas a presentar proyectos de producción y como si nada me preguntaron si el director no podía pagarse los pasajes ¡Si estoy parado un año para producir una obra! Esto creo que es culpa de los propios artistas: nunca han logrado que se entienda que este es un trabajo que necesita inversión de tiempo y de dinero, y que no se puede aceptar siempre todo lo que hay”, apunta Nalli. 
Callejas recuerda que en lo que va del año han recibido tres reconocimientos, los que agradece mucho, así como agradece los tantos otros que recibieron antes, pero se extraña de que nunca se hubiera traducido en otra clase de apoyo.

Consolidar una institución
Callejas, por otro parte, habla de un nueva dirección a la que están apuntando, una nueva fase en la que quieren consolidarse como institución. “Estamos en un momento en que estructuralmente necesitamos afirmarnos, porque no es fácil llevar adelante este proyecto”, indica el actor, y enfatiza en que más que un grupo, Teatro de los Andes es un proyecto de vida para sus integrantes “y dependemos mucho de ser conscientes de que tenemos ciertas limitaciones”, agrega.


 Callejas recuerda que se viven otros tiempos. Actualmente hay menos dinero para gastar en el arte en todo el mundo y eso también les afecta a ellos, ya que eso significa salir menos fuera de Bolivia, que es de donde sale más recursos para su subsistencia, lo que les permite seguir aquí haciendo teatro.
 “Entonces, tenemos que crear nuevos mecanismos, queremos estar más tiempo aquí, queremos hacer una especie de escuela y organizar talleres más intensivos. Pero eso necesita una estructura mínima, un apoyo mínimo de las instituciones que siempre es complicado”, menciona Callejas.


 “Más allá de las obras, que lo vamos a seguir haciendo, nosotros necesitamos dejar algo pedagógico y artístico, para que los jóvenes que vienen que les gusta hacer teatro puedan continuar”, agrega el actor.
Teatro de los Andes quiere seguir sembrando todo lo que ha aprendido en este cuarto de siglo, y Nalli recuerda que han creado un virus teatral en toda Bolivia, con actores y directores que han pasado por sus filas y siguieron su propio camino. “Creo que lo más importante fue que les enseñanos una ética de trabajo”, concluye Nalli.