El Rally Codasur que convocó en Santa Cruz de la Sierra a un centenar de experimentados pilotos, -incluido un buen número de extranjeros-, inopinadamente me deparó una experiencia extraordinaria: Ocupar la butaca de copiloto en el Skoda Fabia R5 de Bruno Bulacia, una de las más jóvenes y talentosas figuras que se ha codeado con grandes competidores hasta en los más exigentes circuitos europeos.

El automovilismo me seduce. Tuve la oportunidad de conocer y ver correr a los grandes del automovilismo nacional como Willy Bendeck, el ‘chato’ René Rocha, el chuquisaqueño Óscar Crespo, los hermanos Chino y Chichi Méndez, Armin Franulic, Armando Paravicini y muchos otros.

En la década de los ’90 del siglo pasado cubrí para El Deber, ininterrumpidamente, nueve versiones del Gran Premio Integración del Oriente, recorriendo casi todo el departamento de Santa Cruz. También disfruto con  la Fórmula Uno y los rallies de la WCR. En suma, alborota mis emociones el también identificado en la jerga popular como deporte ‘tuerca’, con sus carreras, ‘fierros’ y esos grandes protagonistas que son los pilotos.

Promediando la tarde del viernes 23, se realizó uno de los primeros ensayos oficiales o 'shakedown’ del Codasur que, dicho sea de paso, ha vuelto a someter a una prueba de fuego, la capacidad organizativa de los dirigentes de Adecruz.

Mi ‘bautizo’ en la categoría se produjo en uno de los exigentes circuitos de tierra en Ciudad Nueva Santa Cruz. Y no pudo ser mejor. Nada menos que al lado de una ya consagrada figura y ganador, por si fuera poco, del Rally 2023.

Bruno me dejó impresionado con sus  aptitudes y destrezas al tomar cada curva del trazado o acelerando a fondo en una de las rectas principales sobre la que el Skoda Fabia alcanzaba fácilmente los 180 kms/hora. A pesar del vértigo, me sentí muy seguro y tranquilo acompañando a un ‘pilotazo’ al que le debo un momento inolvidable sintiendo la adrenalina a tope.

Lea también

Lea también

​